Los docentes se fueron a las calles de San Cristóbal por segundo día consecutivo para exigir un sueldo con el que vivir, así como la discusión del tabulador salarial. En Rubio, San Antonio del Táchira, Cabudare, San Casimiro, San Juan de los Morros, Altagracia de Orituco y Cariaco también hubo manifestaciones.
De acuerdo con las cifras suministradas por Gerardo Ramírez, coordinador de la coalición sindical de los maestros dependientes del Ministerio de Educación, son 200.000 alumnos los que están afectados por la paralización de actividades.
“Tenemos que decirle a esos padres y representantes que nos perdonen. Pero tiene que ser un perdón compartido, porque maestro que lucha por su reivindicación es un maestro que lucha por la calidad de la educación de sus hijos”, indicó.
Agregó que de 50.000 docentes, 25.000 no asistieron a las aulas por el conflicto salarial.
Los maestros se ubicaron en la quinta avenida Francisco García de Hevia del centro de San Cristóbal, frente a la Zona Educativa y bloquearon el paso de vehículos.
“Somos docentes, no somos delincuentes”, fue la primera consigna que corearon los manifestantes al hacer presencia un piquete antimotines de la Policía del Táchira, distante a media cuadra del sitio de concentración.
“Policías formados por docentes ahora son indolentes”, fue otra de las consignas.
Los profesores sacaron pitos, pancartas y banderas mientras repetían frases para exigir el pago de un sueldo acorde con la realidad del país.
“Estamos dando la clase en la calle por la negativa del gobierno de no honrar los compromisos del magisterio venezolano. Se niegan a discutir el tabulador salarial y contratos colectivos. Seguiremos en la calle con una actitud irreverente”, señaló el vocero de la coalición, que indicó que estarán en protesta “hasta que sea necesario”.
Regreso a casa. Clara Amaya, madre de dos niños que estudian en una institución pública, dijo que entiende las necesidades de los maestros ante las serias dificultades para adquirir alimentos, medicinas, pagar servicios y transporte, pero también le angustia el retraso programático de las actividades de enseñanza.
“Mientras esto se resuelve, intentaré repetirles clases y hacer lo que pueda en la casa para que no pierdan tanto tiempo”, dijo la mujer.