Una temperatura de al menos 28 grados centígrados y el silencio que revela fallas en el sistema eléctrico son lo primero que se siente al entrar a Machiques, estado Zulia. Todo esto va acompañado de una imagen gigante de una mujer que dice: “Gracias por la confianza, Machiques”. Se trata de Betty Zuleta, alcaldesa del municipio, la segunda dirigente del partido de gobierno en ocupar el cargo en un territorio históricamente opositor.
El contraste en la pequeña ciudad es evidente. Mientras el transporte interurbano recorre cada calle se ven quintas lujosas que parecen indicar que la crisis de Venezuela no ha tocado esta localidad, pero inmediatamente esa percepción cambia al ver hogares que reflejan la situación económica que vive el país. Sin embargo, al llegar a lo que popularmente se conoce como la plaza de Machiques, las disparidades desaparecen y se muestra una realidad común: colas en las bombas de gasolina, vendedores informales en la calle, personas en largas filas para entrar a los bancos y ciudadanos que buscan alimentos en la basura.
Foto: Ivan Montoya/ El Nacional Web
Aunque pareciera que todos los ciudadanos padecen una situación económica compleja, en las inmediaciones de la Alcaldía es otro el escenario: afuera están estacionadas dos camionetas Explorer, año 2012, negras y acompañadas de varios hombres que portan credenciales de la institución que se encuentra cerrada. El organismo no presta servicio al público debido a que no se encuentra la alcaldesa. Los ciudadanos aseguran que hace más de dos meses que no reciben la visita de la mandataria local, electa en diciembre.
Los habitantes comentan que Zuleta dejó a un encargado en el municipio, pero que de igual forma existen irregularidades para realizar trámites legales y denunciar los hechos que se registran en el lugar. Explican que cuando se acercan para realizar cualquier diligencia, la respuesta que reciben es que “la alcaldesa no está”.
“Aquí no tenemos alcaldesa. Para hacer un trámite es un problema: nunca hay quien te atienda. Dejó a un director encargado pero no te resuelven nada”, dijo Cheyenne Álvarez, habitante de la zona, para El Nacional Web.
Infografía: Williams Perdomo
De acuerdo con la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, las ausencias temporales de los alcaldes por más de 15 días deben ser autorizadas por el Concejo Municipal. En el caso de Betty Zuleta, no existe información sobre su condición. La Cámara municipal es de mayoría opositora, pero no existe una confirmación sobre si se le otorgó el permiso a Zuleta para salir de Machiques.
“Si la ausencia fuese por un período mayor de quince días continuos, deberá solicitar autorización al Concejo Municipal”, reza el articulo 87 de la ley.
El transporte, al igual que el servicio de agua y luz, presenta dificultades. Carros Malibú de los años ochenta, que en medio del inclemente calor no tienen aire acondicionado, son el medio de transporte de los habitantes. Al tomar el “Por puesto” se escucha el reclamo de un hombre: “Anoche no hubo luz. Ya es costumbre. Mientras tanto la alcaldesa se toma fotos en Europa”.
“Aquí se puede ir la luz en cualquier momento. Los servicios se encuentran muy mal. Las empresas también abusan de esta situación y tratan mal a los ciudadanos”, explicó Álvarez.
Los cortes del servicio eléctrico son constantes. En un día se registran al menos dos: uno al mediodía y el otro aproximadamente a las 9:00 pm. Sin embargo, las fallas en los servicios básicos no son la única preocupación en el municipio zuliano. La economía de Machiques, que prometía ser una de las más prósperas del estado Zulia, está afectada por la inseguridad y la falta de confianza de los inversores.
En febrero un grupo de ganaderos denunció el robo de más de 230 reses por parte de grupos armados en una finca. Hechos similares se repiten sin que las autoridades tomen acciones o presenten un plan para resolver este tipo de irregularidades. La amenaza de grupos armados reduce la confianza de los empresarios para producir.
Infografía: Williams Perdomo
Al viajar hacia el interior de Machiques, las calles muestran un abandono por parte de los organismos gubernamentales. En la entrada de la Sierra de Perijá, a pesar de que es un parque nacional, se observan montones de basura que no han sido recolectados desde hace mucho tiempo.
Un olor a monte quemado indica que los indígenas han buscado otros métodos para eliminar los desechos. Al parecer, la Sierra de Perijá —que limita con Colombia— también padece los abandonos de la Alcaldía. Sin embargo, los ciudadanos aseguran que esperan mejoras en sus condiciones de vida.
La tarde transcurre con normalidad. Los habitantes de la población zuliana retornan a sus hogares bajo el calor incipiente que dejó un día soleado, mientras se preparan para continuar su lucha diaria con los servicios, la economía inestable y un vacío en la Alcaldía de su municipio que solo recrudece su suplicio en lo que muchos llaman «un lugar olvidado».
Foto: Ivan Montoya
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