El lunes a las 2:00 pm, cuando Luisa Blanco, encargada de una panadería ubicada en la avenida Presidente Medina, se disponía a vender el pan, comenzó la represión policial contra estudiantes de la UCV que protestaban en la vía. “Fue terrible, tuvimos que cerrar porque nos lanzaron las bombas lacrimógenas aquí en la esquina. Eso fue un desastre”, expresó la mujer, exaltada aún, al narrar uno de los más fuertes enfrentamientos entre funcionarios con equipos antimotines y manifestantes ocurridos en la representativa vía del sur de Caracas.
En segundos, la avenida llena de antiguas edificaciones de no más de siete pisos, un colegio, comercios pequeños de comida, de telas, de ropa, talleres y tres estaciones de servicio se cubrieron con el gas lacrimógeno. Los vecinos sufrieron los estragos sin poder evadirlos.
“Anteriormente en esta avenida éramos muy pacíficos, pero ahora ya estamos molestos, ya estamos lanzándoles piedras, palos, lo que consigas, a los policías; botellas, de todo”, confió con gesto de indignación ante la actitud represiva de los policías. “Fíjate lo que pasó: mi hija tiene 17 años y estaba conmigo mirando en la ventana, pasaron los policías y apuntaban con sus armas a los edificios. Yo jamás había visto una tanqueta y ahora la veo con frecuencia a las 3:00 am con el ruido”, señaló.
Los vecinos aseguran que el Sebin hizo rondas diurnas y nocturnas al terminar el conflicto. “Era un toque de queda, después de lo que pasó. El Sebin rondaba las calles para ver a quién agarraba. Desde las 8:00 pm estaban haciendo rondas”, señaló Henry Azuaje, empleado de una estación de servicios PDV que hacía la jornada nocturna.
Nelvinson García, empleado de otra bomba de gasolina, al final de la avenida, vivió, en contraste, la peor parte de la jornada represiva. “Solo media hora duró la manifestación, pero aquí cayeron dos o tres bombas lacrimógenas y no quedó más que salir corriendo”, indicó, aún alarmado ante la irracional actuación policial al ignorar el riesgo que implicó lanzar los artefactos al lado de una gasolinera. “Cuando se dispersó la manifestación, volvimos a abrir, pero no les importó lanzar su bomba lacrimógena a los negocios y a las estaciones”.
Comerciantes y vecinos del sector expresaron su apoyo a los jóvenes estudiantes.
Vecinos advirtieron que se están organizando para próximas protestas que culminan con violencia. “Ya hay muchachos vigilando los edificios desde nuestros balcones y apartamentos, estamos pendientes; tenemos señales de alarma para proteger la avenida, especialmente los negocios”, señaló el comerciante Alexander Pérez.
“La policía está reprimiendo mucho; ya están haciendo lo que les da la gana, sin respeto al ciudadano”, dijo Jorge Nassour, encargado de un autolavado muy concurrido en la avenida.
“Aquí cayeron dos o tres bombas lacrimógenas y no quedó más que salir corriendo… No les importó lanzar su bomba lacrimógena a los negocios y a las estaciones”.
Nelvinson García
Empleado de la estación de servicios PDV