Llenemos las ollas es el nombre de la campaña que se adelanta en Italia para concienciar a la comunidad de ese país sobre la grave crisis humanitaria que se vive en Venezuela. Con la iniciativa se pretende recoger fondos para multiplicar las ollas comunitarias de Cáritas Venezuela y atender a la población más vulnerable.
Las organizaciones Venezuela: la piccola Venezia y el Centro Ítalo Venezolano de Corato impulsan la cruzada que se ha fijado la meta de financiar 300 ollas, aproximadamente 30.000 platos de comida.
Marinellys Tremamunno, periodista italovenezolana que vive en Roma desde 2009, es la presidente de Venezuela: la piccola Venezia. Explicó que gracias a los fondos de la cooperación italiana se obtuvieron los primeros recursos para financiar 150 ollas comunitarias: “No fue hasta febrero que pudimos distribuir el dinero para las primeras ollas”.
Dijo que estaba garantizada la continuidad del proyecto hasta septiembre y que por eso ahora se había activado esa campaña. “Cada olla da de comer a aproximadamente 100 personas, pero hay casos en los que la comida ha alcanzado para más de 200 personas. Las ollas pueden ser un sancocho con verduras, carne, o un arroz con pollo, una olla de caraotas, dependiendo de lo que esté disponible en el momento, porque además sabemos que es difícil conseguir los alimentos incluso teniendo el dinero”, indicó.
Tremamunno es consciente de la dramática situación: “Lo que hacemos es poco. Hay gente que solo come el día que se acerca a las ollas, y no vuelve a hacerlo en toda la semana. Por eso nuestra intención es lograr que este proyecto crezca y se multiplique”.
La campaña fue lanzada en Roma el 31 de mayo. Con la donación de un euro se garantizan 2 platos de comida. Con 15 euros se calcula poder dar de comer a un niño por un mes. El aporte de 50 euros sirve para preparar una olla comunitaria.
Las voces. Jesús González de Zárate, arzobispo de Cumaná, destaca que la acción es muy importante porque ayuda a sensibilizar al mundo sobre la problemática del país. “Agradecemos la solidaridad de tantas personas buenas que traen esperanza a los venezolanos, primordialmente a los ancianos y niños, que son los más favorecidos con esta campaña. Exhortamos a la generosidad y le damos la bendición”, expresó.
Similar es la posición de José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo: “Venezuela está muy necesitada y es necesaria la ayuda de todos los que deseen colaborar, sobre todo en el área de alimentación con este proyecto, que específicamente ayuda a la nutrición de tantos niños y niñas”.
Coromoto Padrón come en las ollas comunitarias desde hace cinco meses. Tiene familia, pero no se preocupan por ella. “Cuento conmigo misma, con Dios y la Virgen, más nadie. Y con la gente que hace la comida”, señaló.
Y agregó: “A los ancianos nos desechan, casi nadie los quiere. La pensión no alcanza, ni para medicinas ni nada. Nunca me imaginé lo que venía”.
Nareydis Antequera es la coordinadora de la Casa de la Misericordia que funciona en la sede de la Conferencia Episcopal Venezolana, donde se reparte comida cada miércoles. Es un centro de atención para personas en situación de calle. “La realidad nos está llevando a ver que no solo es de calle sino que están en la calle; tienen su casa, pero tienen hambre”, precisó.
Explicó que acuden niños, jóvenes, abuelos y personas adultas que tienen necesidades no solo de hambre sino también de ayuda espiritual, que necesitan de alguna forma ser reconocidos: “Han sentido aquí un cobijo. Entonces, cuando uno los ve llegar tan desasistidos y los atiende, se van felices. Eso no tiene precio. Uno es ese instrumento y eso vale demasiado”.
Alfredo Bustamante es el párroco de la iglesia Sagrado Corazón de Jesús de Catia La Mar, estado Vargas. Llegó a la comunidad en septiembre de 2017 y una de las primeras cosas que hizo fue abrir un comedor en el que se brinda un plato de comida el primer viernes de cada mes.
“Me encontré con la gran necesidad de un pueblo que está sediento y hambriento, que pasa momentos muy difíciles. Años atrás éramos envidiados por nuestra naturaleza, por las obras de la mano de Dios, y hoy pedimos la ayuda de todos para llenar las ollas”, manifestó.
Francesca Mannina es italovenezolana. Su padre emigró de Sicilia en 1968 y su madre llegó en 1984. Ella y su familia hacen una olla comunitaria cada 15 días. “Con la situación del país, nos hemos unido con varias familias para esta actividad, tratando de llevar un poco de alegría a cada hogar venezolano, que tanto lo necesita en este momento”.
Promover la solidaridad internacional
Venezuela: la piccola Venezia es una organización sin fines de lucro que realiza actividades de cooperación a favor de Venezuela. En ella participan venezolanos en Italia e italianos en Venezuela. Fue fundada en Roma en 2017. El Centro Ítalo Venezolano de Corato es una asociación cultural creada en 1968 por ciudadanos de esa localidad de la región de Puglia, en el sur de Italia, que emigraron a Venezuela y que luego regresaron a su país. Ambas organizaciones se juntaron para promover la solidaridad internacional. “Entendimos que los venezolanos no pueden solos”, dijo Marinellys Tremamunno.
Para mayor información o colaborar se puede visitar la web:www.llenemoslasollas.org.