Restos de vísceras llamaron la atención de los visitantes del parque. Un macho joven de una manada de cinco tapires había sido descuartizado la noche anterior en el zoológico de Zulia, en el noroeste de Venezuela.
Una suerte similar corrieron dos de los cuatro búfalos de agua del lugar. «Los mataron para comérselos», revelaron a la AFP empleados del zoológico, que pidieron la reserva de su nombre.
La danta, como también se conoce al tapir, un mamífero en peligro de extinción, puede llegar a pesar 200 kilos y su carne se asemeja a la bovina. «Sólo dejaron el hígado en la cerca del exhibidor y en su laguna las vísceras», aseguró uno de los empleados.
Gansos del Nilo, cerdos vietnamitas, conejos, pavos reales, loros, guacamayas, gallinas de Guinea y cabras también están en una lista de más de 40 animales robados o destazados entre enero y julio, según fuentes vinculadas al zoológico.
Pero Elio Ríos, presidente del zoo, descartó que los robos hayan sido por hambre y los achacó al tráfico de especies. «Es un delito mundial», declaró a la AFP.
Supervivencia o delito
En el parque de 84 hectáreas habitan unos 500 ejemplares de 76 especies. Ubicado en un terreno semiárido a las afueras de Maracaibo -capital de Zulia-, está rodeado de barrios, la mayoría habitados por población de escasos recursos.
La presidenta de la Asociación de Parques Zoológicos y Acuarios, Esmeralda Mujica, opinó que los robos obedecen a la «supervivencia de un grupo social que ve en los zoológicos la opción de adquirir proteína animal».
Un trabajador con el ingreso mínimo de 250.000 bolívares -unos 75 dólares a tasa oficial- debe destinar el 10% para comprar un kilo de carne. Con una inflación que podría cerrar en 720% este año según el FMI, no hay salario que alcance.
El expresidente del zoológico Leonardo Núñez, destituido luego de que el diario local Panorama difundiera los robos, afirmó que «hay una matriz» creada «para desprestigiar al gobierno».
El exfuncionario chavista dijo a la AFP que «una banda de drogadictos cambia los animales por drogas. Es falso que comunidades hambrientas estén robando para comer».
Ríos, por su parte, aseguró que varios animales fueron rescatados con vida. «Los tenían como mascotas en casas y allí los recuperamos gracias a la ayuda de las comunidades».
Hasta las tacitas del café
El zoológico, cuyo principal atractivo son los felinos, dos manatíes y dos hipopótamos, estaba bajo resguardo de los milicianos, un cuerpo integrado por civiles que portan uniformes militares.
«Lo raro es que nadie escuchaba nada», comentaron trabajadores. «Los milicianos no están autorizados para portar armas. Eso lo saben los delincuentes», advirtieron a la AFP fuentes cercanas al zoológico.
Luego de los hurtos de animales y de equipos, la seguridad fue reforzada en agosto por la policía y la gobernación de Zulia, responsable de la administración del zoológico, prometió mayor vigilancia.
Venezuela, con unos 21.000 homicidios en 2016 según la Fiscalía, es uno de los países más violentos e inseguros del mundo. La delincuencia también ha afectado a las reservas naturales y lugares públicos de esparcimiento.
Del zoológico de Caricuao, en Caracas, se llevaron hace dos años un cunaguaro (también llamado ocelote) para ritos de santería y en julio de 2016 mataron un caballo para obtener su carne, sobre lo cual fiscalía abrió una investigación.
En el acuario de Valencia, en el centro norte del país, se han robado animales e invadido terrenos, y el Jardín Botánico de Caracas, incluido en la lista de patrimonios culturales de la Humanidad (Unesco) en 2000, ha sufrido el «saqueo» de los delincuentes.
«Tenemos miedo que sea destruido por completo. Hemos hecho llamados y no llega ayuda», declaró a un canal local Yaroslavy Espinoza, bióloga e investigadora del santuario verde. «Se robaron hasta las tacitas para tomar café», lamentó.