La música seguía sonando, como cada viernes en la noche, para dar la bienvenida al fin de semana, pero de repente el silencio se apoderó de la señal y la extrañeza invadió a los radioescuchas; mientras que, en la estación, la incertidumbre protagoniza una escena sorpresiva.
Minutos antes, una llamada telefónica acabó de un solo golpe con la tranquilidad de Amalia Heller, presidenta de la emisora Mágica 99.1 FM, que enseguida entró en alerta. “Hay gente de Conatel pidiendo que venga la directiva”, le avisó un empleado.
Por su cabeza solo pasaban las posibilidades de recibir alguna advertencia o, en el peor de los casos, recibir y tener que pagar una multa.
Ante el llamado, enseguida acudió Salomón Ron, hijo de Heller. Lo recibió una fiscal, que acompañada de otros 10 funcionarios, fue tajante. “Firme aquí y apague todos los equipos de la radio”, ordenó, superando cualquier escenario planteado por los dueños de la emisora.
Pero el problema no quedó allí: inmediatamente les exigió trasladarse hacia El Ávila, específicamente adonde se encuentran los transmisores, para sacarlos definitivamente del aire. “Quedan totalmente cerrados porque se les venció la concesión”, agregó la fiscal, valiéndose el mismo argumento que hizo bastó para clausurar más de 45 estaciones en 2017.
Para la audiencia, sin embargo, el silencio no sería eterno: Vinotinto FM, de origen desconocido para sus predecesores, pasó a ocupar la posición en el dial, que Mágica tenía desde su fundación en 1989.
Los agarraron fuera de base
El cierre de Mágica 99.1 fue inesperado por la directiva. Ocasionó que el futuro de la empresa quedara plagado de incertidumbre.
“Sentí a mi proyecto de vida caerse. No hemos podido reaccionar todavía”, confesó Heller en una entrevista con El Nacional Web.
Acotó que no existió una advertencia o denuncia previa, por lo que ni siquiera han decidido cuál será el futuro de Mágica, a pesar de la existencia de plataformas digitales.
“Lo más triste es ver cómo 300 personas se quedaron sin sustento. Algunas familias están esperando el nacimiento de sus hijos”, confesó, al tiempo que recordaba lo “felices” que eran en cabinas y pasillos haciendo “lo que más les gustaba hacer en el mundo”.
Heller recalcó que, a pesar de lo injusto que le pareció el procedimiento, no debe guardar resentimiento en contra de Conatel ni sus funcionarios: “No siento odio hacia nadie. Eso solo hace daño”.
En contra de la censura
La parrilla de Mágica 99.1 tenía programas dedicados al acontecer noticioso nacional e internacional, como Puntos de Vista y Hoy por Hoy, pero también daba cabida al entretenimiento y la salud.
Más allá de su programación, Heller reconoce que sus periodistas tenían sus puntos de vista acerca de la crisis que afecta a Venezuela, pero que ello no puede ser motivo para justificar el cierre de la estación.
“Es lógico que la gente hable de cómo está el país: no hay comida ni medicinas y a los locutores no se les puede tapar la boca”, aseguró.
Por ello lamentó que el gobierno, con sus dictámenes, vaya silenciando voces críticas y medios independientes.
“Da tristeza que tengamos que callarnos, sin opinar, decir ni denunciar. A mí me gustaba lo que decía al aire y no merecía una sanción”, aseguró.
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