La Universidad Central de Venezuela (UCV), la más grande y antigua del país, sufre los embates del gobierno que comenzó el siglo en Venezuela. Así lo reseñó un trabajo de Reuters.
Entre pasillos silenciosos y vacíos es lo que queda después de que sus 32.000 estudiantes fueran evacuados por la pandemia del coronavirus.
Pero los padecimientos preexistentes a la enfermedad del covid-19 de esta institución ya eran severos y crónicos.
La crisis económica que afecta al país y que lo ha dejado con un exiguo presupuesto y al menos 30% de sus graduados emigrando, con lo cual arriesga la formación de profesionales tan necesarios en la nación OPEP, desde médicos hasta obreros calificados, aseguró Reuters.
Uno de los episodios críticos fue en junio pasado. Colapsó un tramo del techo de una caminería al aire libre, parte de la icónica arquitectura del complejo, que en el año 2000 por la Unesco reconoció como patrimonio de la humanidad.
El decano de la Facultad de Arquitectura, Gustavo Izaguirre, dijo que la universidad necesitaría unos 15 millones de dólares anuales a lo largo de más de una década para mantenimiento como impermeabilizar los edificios y evitar la filtración de agua, uno de sus grandes enemigos, agregó Izaguirre.
En el 2008, el presupuesto de la universidad para gastos de funcionamiento era de unos 500 millones de dólares. “Hoy en día todo el presupuesto de la Universidad Central de Venezuela no llega a 2 millones de dólares, entonces, por supuesto, ¿cómo podemos hacer el mantenimiento sino tenemos el recurso?”, dijo.
Agregó que más de la mitad de sus estudiantes de arquitectura ha manifestado que al graduarse quiere irse del país. «Eso sí es triste».
Venezuela corre el riesgo de perder mayor número de profesionales. Dicha situación podría dejar al país sin los recursos humanos que necesitará para reconstruir una nación donde un colapso hiperinflacionario de seis años empujó a la mayoría de ellos fuera del país y formar parte de una diáspora de más de 5 millones de personas.
Algunos alumnos apenas reciben su título profesional, se van de Venezuela, dijo Cecilia García Arocha, rectora de la UCV.
A la vez que se reduce el número de estudiantes, algunos de los profesores apenas ganan 1,50 dólares al mes. Esto a pesar de tener estudios de postgrado, dijo García.
La federación de estudiantes hace jornadas voluntarias de limpieza porque no hay personal debido a la cuarentena, pero también por la escasez de transporte y combustible.
“El deterioro es general”, dijo David Sosa, presidente de la federación estudiantil de la UCV, en medio de pasillos con algunos segmentos de adoquines rotos y techos con filtraciones.
“Es decepcionante que nosotros tenemos que sentarnos a esperar que otros países puedan desarrollar, soluciones, vacunas (para el coronavirus) cuando nosotros en Venezuela tenemos universidades que históricamente han sido de primera”, agregó Sosa.
El médico y científico venezolano fallecido en 2014, Jacinto Convit, varias veces nominado al premio Nóbel de Medicina por haber ideado una vacuna contra la lepra, era un egresado de la UCV, recordó Víctor Márquez, presidente de la Asociación de Profesores de la UCV.
Agregó que “un gobierno que destruye lo que es el elemento fundamental del desarrollo social, como es la educación, (…) le esta generando un futuro terrible a la nación”.
“No es una tragedia que vamos a resolver de manera inmediata”, agregó.
Y coincidió con Sosa en que como la UCV no se plegó al gobierno, el Ejecutivo la sometió a un “cerco” y “asfixia” presupuestaria.
El presupuesto universitario lo asigna el gobierno nacional, agregó. El Ministerio de Información no respondió un solicitud de comentarios.