Aumentar y sostener la matrícula es el principal reto que enfrenta el recién iniciado año escolar. El número de inscritos en escuelas y liceos de todo el país se mantiene en un grave estancamiento debido, entre otros factores, a la falta de infraestructura física, reveló Luis Bravo Jáuregui, investigador de Memoria Educativa Venezolana, organismo dependiente del Centro de Investigaciones de la Escuela de Educación de la Universidad Central de Venezuela.
“Desde 2012 no se construye el número de escuelas que se requiere proporcionalmente, de acuerdo con el crecimiento de la población estudiantil. Según nuestras estimaciones, habría que construir 5.000 nuevas escuelas y liceos. Pero en lugar de acelerarse, la construcción se ha estancado, lo que ha cuadruplicado el número de niños en edad escolar sin cupo”, denunció.
De acuerdo con el último informe publicado por la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas, correspondiente a la rendición de cuentas de 2015, desde 2004 se han construido 202 planteles, 16 al año en promedio, para todos los niveles de la educación: básica, media y diversificada, que abarca unidades educativas, escuelas técnicas, centros de educación inicial, escuelas y liceos bolivarianos.
No obstante, estas cifras distan mucho de las ofrecidas por Elías Jaua, actual ministro de Educación, durante el acto realizado para celebrar el comienzo del año escolar 2017-2018, donde aseveró que se habían construido 15.000 nuevos planteles desde 1999.
Juan Maragall, titular de la Dirección de Educación del estado Miranda desestimó la información, de la que dijo que no existe ningún soporte: “Si se revisan las memorias y cuentas del Ministerio de Educación de los últimos 16 años se podrá constatar que nunca se han construido más de 30 escuelas al año. No existe tal registro”.
Maragall fue enfático al señalar que a ese ritmo resulta casi imposible detener el déficit actual. “Venezuela necesita construir mínimo 500 escuelas anuales durante 6 años consecutivos para frenar el déficit”, precisó.
Bravo señaló que a esta realidad se suma el proceso de recentralización que ha impedido que el problema se aborde desde otras instancias para una solución eficaz.
“Hay un crecimiento de la exclusión educativa; están sofocando a los actores que intervienen en el hecho educativo, a saber, las gobernaciones, alcaldías y hasta a la iniciativa privada. El Estado ha demostrado que no puede hacerse cargo de todo. El desarrollo nacional está seriamente comprometido”, recalcó.
Opacidad y deserción. Las cifras oficiales no se publican desde 2015, por lo que no se tiene información verificable de nuevas edificaciones, denunció Alexis Ramírez, presidente de Fenasopadres.
“Las escuelas que el presidente dice que ha inaugurado son remodelaciones. Se habla de la construcción de nuevas escuelas, pero cuando se piden los códigos asignados no hay respuesta. No existe forma de hacer auditoría”, indicó.
Para Ramírez la escasez de espacios educativos debe abordarse con urgencia, pues ahora se han sumado otros fenómenos que comprometen aún más al sistema educativo nacional, como la migración de estudiantes del sector privado al público.
“Todo esto incide de forma directa en la deserción. Un muchacho que no tiene qué comer o que no tiene garantizado el pupitre en su escuela más cercana termina por desertar. La necesidad de más escuelas es urgente”, indicó.
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