El periodo escolar 2017-2018 es el de resultados más negativos en los últimos 60 años. Los indicadores del informe de la Memoria Educativa Venezolana, correspondiente al año pasado, revelan que en áreas como la inclusión escolar se llegó a cifras inferiores a las de 1958, año caracterizado por una fuerte convulsión política que mantuvo en rezago la educación, según el texto publicado esta semana por este grupo de estudiosos perteneciente al Centro de Investigaciones Educativas de la Escuela de Educación de la UCV.
“Ha sido el periodo de mayor exclusión desde 1958, los años de la democracia. Todos los indicadores lo reflejan. El propio Estado no está haciendo nada, ni se entera, pues toda la estructura oficial se basa en una propaganda que no da resultados”, dijo Luis Bravo Jáuregui, investigador activo y profesor de la Escuela de Educación de esa universidad.
En el informe se da cuenta de una contracción de la inclusión de -1% que abarca el periodo escolar 2016-2017. Esta cifra se ha mantenido en descenso desde 2007. Lo que indica que la deserción escolar es ya un asunto estructural en el sistema educativo nacional, pues, además de que no se han creado nuevas opciones para el desarrollo educativo, el entorno, estructura y políticas de la educación no permiten la consecución académica, alertan en el documento.
La merma de la matrícula escolar se evidencia en los más de 1.500.000 estudiantes que han desertado entre los años escolares 2004-2005 y 2016-2017, solo en el sistema público. Es decir, en promedio, más de 140.000 alumnos inscritos no terminaron el periodo escolar en los últimos 12 años. El alza que se había notado en el sector privado empezó a contraerse desde el lapso académico anterior.
Factores como la pérdida de la calidad docente y la paralización de la construcción de nuevas instituciones educativas también inciden en la disminución de los nuevos inscritos en todos los niveles educativos, con más énfasis en la educación básica, por las constates fallas en los programas de alimentación escolar.
La situación es alarmante, pues al estancamiento y depresión de todo el sistema, tanto público como privado, hay que sumarle la falta de planes y estrategias gubernamentales para atenuar la crisis, advirtió Bravo Jáuregui. “Notamos con preocupación la ausencia de formulación de políticas educativas que permitan paliar y resolver esta situación en el mediano y largo plazo”, sostiene
No obstante, insiste en que no todo está perdido, pues aún persisten aspectos como la infraestructura construida y la fortaleza de la administración privada de centros educativos. “No estamos en colapso, como sí ocurre en el sector económico. Pero es urgente la resolución del grave estancamiento que ahoga nuestra educación, propicia la ignorancia inducida y nos aleja de la competitividad nacional en el mundo actual”, advirtió con base en la medición que elabora la Escuela de Educación desde 1993 sobre la base de reportesoficiales en medios radioeléctricos.
LA CIFRA
1.693.823 ha disminuido la matrícula escolar en los últimos 12 años, de acuerdo con datos de Memoria Educativa Venezolana
EL DATO
La falta de acceso a información oficial desde 2015 sobre el estado del sistema educativo en el país se presta para inconsistencias e impide una correcta revisión y planificación del sector. Por ejemplo, para el inicio del año escolar 2017-2018, el actual ministro de Educación, Elías Jaua, aseguró a varios medios de comunicación estatales que las clases habían empezado con más de 25.000 planteles; para el periodo 2014-2015 la Memoria Educativa Venezolana contabilizaba 27.626 edificaciones en todo el país. Desde 2015 el Ministerio de Educación no publica balances de su gestión.