El Plan de Emergencia Académica y Operativa que la Universidad del Zulia aprobó la semana pasada se ha cumplido en la mayoría de las dependencias administrativas de la sede principal de la institución, pero no en las facultades y núcleos.
La medida fue diseñada para frenar la deserción que padece la universidad desde hace dos años en todas sus facultades, debido a la crisis económica por lo que se calcula que más de 400 estudiantes, en promedio, han abandonado sus estudios mensualmente. Hoy el documento será sometido a revisión del Consejo Universitario para afinar detalles de su aplicabilidad, informó Judith Aular, vicerrectora académica de LUZ.
“Cuando empezó la crisis a finales de 2015 la matricula de la Universidad del Zulia era de 60.000 estudiantes, a finales de 2016 descendió a 54.000 y hoy ya está en 45.000 estudiantes, lo que queremos evitar es una deserción mayor”, detalló.
Entre el conjunto de estrategias aplicadas está la ampliación del servicio de comedor para todo el personal, en todos los horarios, la disposición de las rutas estudiantiles en puntos clave, sobre todo troncales, para incluir la mayor cantidad de personas. “Estamos en emergencia, por eso decidimos tomar acciones para garantizar la atención de nuestros estudiantes, por eso reestructuramos los horarios con el fin de que se aproveche al máximo el tiempo y así mantener la asistencia de los profesores y del personal administrativo y obrero”, expresó.
La vicerrectora académica hizo énfasis en que el marcado índice de deserción estudiantil es solo una arista de la compleja crisis que enfrenta la universidad; el éxodo de profesores y de personal obrero y administrativo también amenaza su funcionamiento. “En 2015 empezaron las renuncias masivas de profesores de Ingeniería, luego los de Medicina, ahora de todas las facultades y hasta los obreros se quieren ir del país, debido a los bajos sueldos”.
Las autoridades esperan a que el plan tenga un efecto positivo en el corto y mediano plazo, e insistieron en que aún no ha sido declarado el paro técnico, a pesar de la reducción de las actividades a solo tres días a la semana. “La universidad seguirá abierta todos los días de la semana, con todos los servicios operativos y los fines de semana continuarán los programas de posgrado. La investigación también se seguirá desarrollando. Lo que se ha disminuido son las horas que alumnos, profesores y personal pasen en la institución”, concluyó.