—¿Qué anuncios presidenciales teme para el Primero de Mayo?
—Somos el único país del mundo con el récord Guinness, donde a los trabajadores les produce pánico el aumento de salario.
—¿La ganancia del sindicalismo con la revolución?
—Ninguna, a los sindicatos en general se les prohíbe el derecho a huelga, de negociar libremente contratos colectivos, bajo la consigna “con hambre y desempleo con Maduro me resteo”.
— ¿El sindicalismo dentro de la oposición?
—Lamentablemente no lo han entendido y le restan importancia a la fuerza y presencia de los trabajadores en la lucha por la defensa de la democracia.
— ¿Serían los trabajadores la faltante cuarta pata de la Mesa de la Unidad?
—Por supuesto. Lo que pasa es que esa mesa se sostiene de una sola pata: los partidos políticos.
—¿Han tratado de sentarse a esa mesa?
—Antes nos recibían por la puerta trasera, aunque recientemente por primera vez nombraron una comisión social que se relacione con sindicatos y gremios.
— ¿La imagen de los sindicatos ayer?
—Tuvo otra imagen y fuerte presencia. A tal nivel, que formó parte del acuerdo político más importante de nuestra historia republicana.
— ¿Existe un sindicalismo aferrado a una dictadura?
—Sí. Se dio el caso con Mussolini, Franco, la Cuba castrista e incluso Pérez Jiménez, quienes impusieron sindicatos verticales, apéndices del caudillo de turno.
— ¿Qué es este régimen?
—Las ironías de nuestra historia. De una Constitución que establece la democracia protagónica y participativa, se engendró la dictadura sin pelos en la lengua que tenemos hoy.
—¿Es o fue un obrero el presidente obrero?
—Nada, porque ahora es oligarca.
— ¿Y sindicalista?
—Mucho menos, porque ahora persiguen y despiden con su aprobación a sus ex compañeros de trabajo del Metro por sacar una plancha independiente en las recientes elecciones sindicales.
—¿Coincidió con el Nicolás Maduro trabajador?
—Realmente, ¿fue trabajador alguna vez?
—Usted lo conoció. ¿Cree que ha experimentado algunos cambios en su personalidad?
—Es el caso típico de cuando el poder enferma a los gobernantes de mentes débiles y pobre formación ideológica.
—¿Un modelo de sindicalismo mundial?
—El uruguayo, el del PIT-CNT por su autonomía frente al Estado, empresarios y partidos políticos.
— ¿Le meterá mano el Estado-gobierno a más empresas?
—Sin ninguna duda. Estamos ante un régimen que practica el saqueo como política de Estado.
—¿El sindicalismo trapero?
—Ese existe en todos lados. Aquellos que se arriman al sindicalismo para gozar la buena vida en nombre de los trabajadores.
— ¿Tendrán los pranes su sindicato?
—Tienen injerencia sobre todo en la construcción y en algunos sindicatos de las zonas industriales del centro del país.
— ¿Y los colectivos?
—No. Al lumpen proletariado le son asignadas otras tareas ingratas en estos regímenes, que ya todos conocemos.
—¿El efecto de los CLAP en los trabajadores?
—Pretender convertirlos en mendigos del Estado. Lo que pasa es que no hay limosnas pa’ tanta gente.
—¿Sindicaliza el carnet de la patria?
—Para nada. Solo el efecto Orwelliano de la presencia vigilante del Estado y de los ojitos del extinto comandante.
— ¿Un sector por sindicalizar?
—A la mayoría de los trabajadores que están en las Pymes, donde se agrupa 70% de la población formal, a quienes están en misiones, milicias obreras, falsas cooperativas, afectados por la estafa laboral del gobierno.
— ¿Una nostalgia sindical?
—La CTV de Juan José Delpino capaz de realizarle un paro nacional a un presidente de su propio partido en 1990.
—¿Qué es de la vida de la CTV?
—Esperando algún día la resurrección.
—¿Y de los 2 millones de afiliados que constituían la otrora máxima central obrera durante los setenta y ochenta?
—Sufriendo la diáspora laboral y esperando la luz del túnel para la reconstrucción del movimiento sindical.
—Como secretario ejecutivo de la CTV, ¿en qué fallaron?
—En haber confundido el rol de los sindicatos con el de los partidos políticos.
—Hoy, ¿qué hace su Movimiento Laborista?
—Subsistir y prepararnos para presentar mejor nuestra propuesta: La Sociedad del Trabajo.
—¿Por qué los trabajadores han digerido tranquilamente las colas y la escasez?
—Por no percibir un liderazgo capaz de superar las angustias y carencias que los abruman.
—Cuando la democracia había más arrojo…
—Efectivamente. La existencia de libertades permite la protesta, sin temor a perder la vida.
— ¿Cesaron los asesinatos de sindicalistas?
—El peligro continúa cuando se disputan los bandos los puestos de trabajo en las obras públicas. También es persistente la amenaza de prisión para sindicalistas que dirijan huelgas en empresas del Estado y entes públicos.
—¿Desde cuándo no se reúne con Wills Rangel, presidente de la central socialista?
—Lo conocí cuando le cargaba el maletín a Carlos Ortega, cuando este era presidente de Fedepetrol. Ahora me lo encuentro, a veces, en foros sindicales.
—¿Lo insólito del sindicalismo venezolano?
—Que haya 7 centrales sindicales minoritarias y ninguna tenga la fuerza necesaria para enfrentar a la dictadura.
—¿El sindicalismo acomodaticio?
—El que se mete incondicionalmente a un partido político sin conocer su ideología, ignorar su praxis, para alcanzar un carguito y sentirse representado.
— ¿Ha variado la forma tradicional de engañar a los obreros?
—Se ha multiplicado y este régimen dicta cátedra en la materia.
— ¿El poder real del sindicalismo?
—Inconmensurable. Para muestra Lech Walesa al ser capaz de derrumbar a un sistema universal de opresión como lo fue el soviético.
—¿Posibilidades de unión entre el sindicalismo independiente y el oficialista?
—El sindicalismo de dictaduras desaparece cuando éstas se acaban. ¿Quién se acuerda hoy de la CNT y el Mosin perezjimenista? …Nadie.
— ¿Guerra económica avisada mata a soldado obrero?
—Lo que se promueve en realidad desde el Estado es una economía de guerra, donde éste saquea las divisas a cambio de la ruina del salario, la permanencia del empleo y la vida digna.
—De seguir la debacle, ¿qué será de la clase obrera?
—La miseria absoluta y la precarización total, como se observa en el drama del pueblo cubano luego de casi 60 años de “revolución”.
— ¿Una salida sindical?
—La hay. Un gran acuerdo nacional entre trabajadores, empresarios y Estado. Pero con otro Estado, no con la corte gubernamental malandra que actualmente saquea al país.
— ¿Qué pasaría en Venezuela si los trabajadores paralizasen el país?
—Cuando eso suceda, y ojala sea pronto, presenciaremos una verdadera revolución en Venezuela.
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