Con su uniforme siempre puesto y la mayor disposición, el capitán Luis Contreras cumple con una labor que él mismo se pautó desde hace 18 años, cuando en la Tragedia de Vargas (1999) asistió a los ciudadanos mordidos por serpientes, que recuperaban terreno tras el deslave.
Con el tiempo, el bombero del Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos (INEA) aumentó su rango de acción. Ya no solo atendía en un estado o en dos, ahora se dirigía a donde lo necesitaran.
“No dejo de llevar los sueros porque los pacientes pueden morir. En esto he salvado a muchas personas. Sin embargo, no tengo recursos para movilizarme ahora. Pido cola para llevarlos en todo el país y a veces voy hasta Colombia: cuando toca llevarlos a Barranquilla, Santa Marta o Cúcuta”, explicó Contreras en una entrevista a El Nacional Web desde Maracaibo, donde está radicado.
El funcionario de 60 años usa sus conocimientos y contactos para hallar los sueros que necesitan las personas que -por alguna eventualidad- fueron mordidas por los reptiles. También ha atendido casos de emponzoñamientos causados por escorpiones y arañas.
Cada vez que contactan al capitán, sabe que debe acudir lo más rápido posible. Si están en localidades o en un estado cercano las personas van a Maracaibo; pero si no, debe ir al sitio donde estén. Es usual que los allegados o él tengan que recorrer hasta tres entidades para socorrer al afectado.
“Una vez fui a Ciudad Bolívar a llevar el suero. Esta situación es grave, porque los pacientes sufren por la mordedura. Si no se les coloca la dosis en las primeras seis horas, las personas quedan con consecuencias: sea insuficiencia renal, problemas en el sistema nerviosos o deben hacerles injertos de piel por daños en los tejidos”, agregó.
Contreras explicó que en Venezuela se registran 8.000 mordeduras anuales. Los estados en los que más se presentan son Barinas, con un promedio de 1.250; Zulia, con 950 casos, y Miranda, con 780 aproximadamente.
“Se llaman accidentes ofídicos, porque la serpiente no ataca al humano, ellas no quieren confrontarlos. Más bien estas avisan, como la cascabel con la maraca, para que no haya ningún conflicto. El veneno -que es una proteína- lo usan es para su alimentación, su función no es hacer daño a las personas”, detalló.
La mortalidad por casos de mordeduras se ha reducido mucho desde las décadas de los 60 y 70, cuando era más difícil atenderlos. Ahora, personas como el capitán Luis Contreras cuentan con kits de sueros importados que son donados por programas de ayudas humanitarias o provenientes del Programa de Inmunización del Ministerio de Salud. Con los aportes, la cifra de fallecidos al año ha disminuido a 60 casos aproximadamente.
“La escases de sueros es en todo el planeta. La industria farmacéutica no los hace porque no es rentable, es muy costoso producir por la cantidad de reactivos y químicos que se necesitan. Además, deben mantener caballos pura sangre para producirlo. Por eso prefieren usar el veneno para hacer medicamentos y cosméticos”, aclaró.
Proyectos inconclusos
De acuerdo con Contreras, una dosis de suero antiofídico en Colombia puede costar 4,5 millones de pesos (1.620 dólares). Detalló que para evitar la importación a tan alto costo, hay tres proyectos en Venezuela que permitirían producirlo y que se sumarían al laboratorio Biotecfar, de la Universidad Central de Venezuela (UCV), dedicado a la fabricación de los antídotos desde 1982.
– Bioreptilia: Iniciativa del instituto de medicina tropical de la UCV. El objetivo es hacer sueros de tipo de serpientes coral; además de ciempiés, abejas, avispas y gusanos.
– Parque Tecnológico de la Universidad del Zulia: Este proyecto ya ha fabricado suero experimental, pero Contreras explicó que hacen falta recursos y los permisos de las autoridades sanitarias para iniciar la producción formal. “La situación ha afectado la alimentación de los caballos, que deben ser regalados para evitar que mueran”, precisó.
– Proyecto de inmunización en humanos de la Universidad de los Andes: Este también consiste en producir sueros en caballos, pero faltan recursos para que funcione.
Pero, ¿por qué es tan costoso producir los sueros?
Para elaborar los antídotos es necesario contar con un serpentario -lugar en el que están en cautiverio las serpientes-, una caballeriza con caballos pura sangre, equipos para atención de sustancias químicas y biológicas; y el personal necesario.
Tanto los caballos como los reptiles deben ser cuidados de enfermedades. Su alimentación también es una prioridad. Las serpientes son de especial atención, debido a que las ratas que se les dan de comer también deben estar sanas.
“A los caballos se les inyecta el veneno para que estos desarrollen las proteínas que lo neutralizan. Aquí hay un lugar con caballos para eso, en Paracotos, pero hay problemas porque es muy difícil mantenerlos. Es muy costoso alimentarlos”, detalló.
Una tarea cada vez más dura
Debido a la crisis que afecta al país, al capitán Luis Contreras se le hace cada vez más difícil trasladarse y costear su alimentación. A pesar de los obstáculos, él continúa, responde a cada llamado y persiste hasta salvarles la vida a los venezolanos que lo necesiten.
“Necesito que me apoye el gobierno, que me respalden las empresas privadas. La situación es muy crítica y quienes atiendo tampoco pueden hacer algo, porque son muy humildes. Comer es tan costoso ahora, a veces paso hambre en esa carretera”, concluyó.
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