Cuando de manera escalonada comenzó a restablecerse el servicio eléctrico en marzo de 2019, luego del apagón nacional, en casa de Miguel Acosta llegó la electricidad, pero no Internet.
Acosta tiene 21 años de edad y vive en Barcelona, estado Anzoátegui. Tenía wifi de Aba de Cantv, la compañía de telecomunicaciones propiedad del Estado desde 2007, y principal proveedor de Internet residencial en el país.
Para finales de 2018, Cantv manejaba casi 63% de las suscripciones fijas, según Conatel, un servicio regular, dice Miguel.
La velocidad promedio de Internet residencial en Venezuela es aproximadamente 2,83 megabits por segundo (Mbdps), según el Speedtest Global Index. «Esto representa la mitad de la velocidad que marca la UTI -Unión Internacional de Telecomunicaciones- como referencia para que algo pueda llamarse banda ancha, que es 4 Mgbps. Es decir, tenemos la mitad de la velocidad promedio», explica Andrés Azpúrua, vicepresidente de Internet Society Capítulo Venezuela (ISOC).
Agrega: «La velocidad promedio no es representativa de la mayoría de Internet de los venezolanos. Si realizas una gráfica entre 1 y 10 mgbps y sabes que el promedio es 2 mgps, pero ¿cuánta gente está debajo de ese promedio? No tienen velocidad para el uso básico del Internet, ver contenidos en tiempo real, imágenes de alta calidad, mucho menos para generar contenido».
Para finales del año pasado, la velocidad era menor. Se encontraba entre 0.7 y 1,0 mgbps, según Measurement Lab, que visualiza y analiza datos de 200 millones de test de velocidad de Internet en todo el mundo.
«Si soy un profesor y voy a dar una clase por Internet con una conexión básica de Cantv, es una tarea titánica y si la clase es en vivo, es casi imposible; el audio se va a entrecortar, probablemente la imagen sea muy mala. La calidad de esa comunicación estará en el piso», continúa Azpúrua.
Las videollamadas o cualquier comunicación en tiempo real tienen complejidades adicionales como la latencia -tiempo de transmisión de datos en la red- y la pérdida de paquetes de datos. Es decir: «La productividad de una reunión virtual puede ser paupérrima si cuando estás hablando en vivo la otra persona te escucha uno o más segundos después. Seguirás intentando comunicarte y la persona también. Eso será un desastre», destaca Azpúrua. «También sucede que se envían pedazos de información: llega una parte del audio y la siguiente no. Si un profesor está dando una clase y se corta constantemente, no se entenderá nada».
Al menos 62,9% de la población tiene acceso a Internet residencial, de acuerdo con el Observatorio de Servicios Públicos (OSVP), y la mitad presenta fallas en el servicio todos los días. Suelen presentarse más en ciudades como Barquisimeto, Barinas, Maracaibo, San Cristóbal y Barcelona.
Incluso, el proveedor estatal recomendó «un uso responsable de la red», en el que indicaba que era preferible conectarse «antes de las 8:00 am y después de las 10:00 pm», un horario cuestionable cuando el Ejecutivo anunció la culminación del año escolar en modalidad online y algunas universidades del país tienen previsto impartir clases desde Internet.
«Suspendemos las clases presenciales y hacemos uso de las estrategias pedagógicas de aprendizaje a distancia», dijo Aristóbulo Istúriz, ministro de Educación del régimen.
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«Conseguir acceso de calidad es una tarea titánica. Cantv es el principal proveedor de Internet residencial fijo en el país. Pero cada vez más comunidades, apartamentos, casas, urbanizaciones están completamente desconectadas sin telefonía ni Internet», afirma Azpúrua.
Rosimer Arcia, al igual que Miguel Acosta, vive en Anzoátegui, pero en Puerto La Cruz. Desde hace dos años no tiene servicio de Cantv. «Se robaron los cables y no ha habido forma de que restablezcan el servicio», relata.
Lo mismo le sucedió a Ángela Pihuave, de 41 años de edad, que vive en la parroquia La Vega, en Caracas. «Tuvimos wifi hace cuatro años. Nos duró apenas dos meses. Al principio era muy bueno, pero poco a poco dejó de funcionar y lo quitamos. Perdimos el dinero en ese servicio. Escuché que se robaron los cables», indica.
Le pasó también a Marylee Blackman, de 48 años de edad, en Maracaibo, quien no tiene servicio desde hace tres años porque, otra vez, se robaron los cables del sector. «Nunca nos dieron respuesta sobre eso», dice.
En San Cristóbal, estado Táchira, Adriángela Álvarez vive una situación similar: «Se robaron los cables hace tres años y no hay servicio. La única manera de beneficiarse es adquirir Internet colombiano a través de antena internacional».
Miguel y Adriangela son estudiantes universitarios; Rosimer y Marylee son periodistas y Ángela es madre de dos varones. Desde entonces, y cada uno según su tiempo, depende de datos móviles para acceder a Internet, una tendencia que crece debido a los problemas de Cantv, y que es costosa.
«Estamos experimentando incrementos exponenciales del tráfico en nuestra red. En la primera semana de contingencia el aumento del consumo de datos casi alcanzó al incremento registrado en todo 2019, el tráfico de protocolos de entretenimientos se multiplicó por 2,5 veces; todo esto sobre una red que ya operaba a máxima capacidad», dijo José Luis Rodríguez Zarco, presidente de Movistar en Venezuela en un comunicado.
El Observatorio de Servicios Públicos indica que la penetración de teléfonos inteligentes en el país es de 63,3%, y que el servicio es percibido de forma negativa al menos en la mitad de las personas que participaron en el estudio de 2019.
En Venezuela hay tres empresas que ofrecen Internet móvil: Movistar (50,2%), Movilnet (33,8%) y Digitel (15,9%). Movistar y Digitel son las únicas que ofrecen LTE (4G), que permite una transmisión de datos de alta velocidad. Del total de suscripciones de teléfonos inteligentes, solo 10% tiene servicios LTE, pues este se reserva para dispositivos que admitan esa tecnología.
«Tenía un bam de Movistar (banda ancha móvil con un dispositivo inalámbrico), pero la señal no era muy buena. Me decidí por los datos móviles, que también son Movistar, y son muchísimo más rápidos», cuenta Rosimer. Suele tener señal LTE; tiene un plan de 350 MB, que no le dura mucho y suele recargar 100.000 bolívares, cuya duración depende de la conectividad. «Hay días que tengo conexión todo el día y otros en momentos muy concretos. Después de las 12:00 de la noche la señal es mucho más estable. Puedo ver historias en Instagram, subir contenido multimedia y he ajustado un poco mi rutina porque puedo trabajar mejor de noche».
También gestiona datos. «Los activo cuando estoy revisando algún tipo de información, para subir contenido o cuando necesito comunicarme por Whatsapp. Inmediatamente dejo de usarlos y los desactivo».
Marylee, en Maracaibo, al igual que Rosimer, adaptó su rutina dependiendo de la señal de datos, pero también del servicio eléctrico, pues el estado Zulia es uno de los más afectados por la crisis eléctrica. El Observatorio de Servicios Públicos registra a San Cristóbal, Maracaibo y Barquisimeto como las ciudades con más apagones diarios.
«En la mañana suelo tener 4G, uso un bam de Movistar y mis datos móviles. Suelo recargar interdiario entre 50.000 y 80.000 bolívares. Tengo 4G, usualmente desde la mañana hasta las 2:00 de la tarde. A partir de allí fluctúa con 3G. Entonces, aprovecho al máximo la mañana; también está el tema de la electricidad. La luz se va todos los días entre 3 y 5 horas, a veces en la mañana, a veces en la tarde. Los datos del bam los estiro lo más que puedo: no descargo audio ni fotos. Con buen uso me duran una semana, quizás semana y media. Los datos del teléfono los apago en la noche antes de dormir. En función de eso trabajo”.
Ángela, en la parroquia La Vega, en Caracas, tiene 1 GB de Digitel, que le duran casi 10 días. El resto del mes se va en recargas entre 20.000 y 40.000 bolívares: «La cobertura no es muy buena, tengo 2 meses con señal intermitente. Uso los datos más que todo para Whatsapp, así me comunico con mi familia que está en Ecuador. Leo noticias y con eso ayudo a uno de mis hijos, que está en primer año, a hacer las tareas que se las mandan también por Whatsapp».
Y Miguel en Barcelona se acostumbró a los datos móviles recientemente. Luego de que su servicio de Cantv desapareció por el apagón nacional, un vecino le ofreció ayuda. “Cuando necesito Internet, voy un momento, me conecto y hago lo que necesite. Él es de los pocos a los que no se les fue Internet. Casi toda esta zona está sin servicio», cuenta. Y ahora, en confinamiento generalizado por la pandemia, usa Internet móvil de Movistar. Finalizó hace poco el semestre. Suele utilizar sus datos solo para comunicarse, sobre todo con sus familiares en el exterior. «Funciona mejor en horas determinadas; al mediodía, por ejemplo, es más rápido». También gestiona los datos: «No tengo una renta básica. Solo saldo. Enciendo los datos un momento, escribo o llamo, hago una transferencia y los apago».
Adriángela en San Cristóbal tiene datos móviles de Movistar con señal 3G. «Es lento el servicio y con los problemas de la luz se cae mucho. Tengo una renta de 1 GB que me dura 4 días. Luego voy recargando». Sin embargo, el servicio eléctrico es más inestable y representa el mayor de sus problemas: «Tengo solo 6 horas de electricidad, sin contar los cortes escalonados de 10 a 15 minutos. Y cuando no hay luz, la señal es intermitente; a veces es buena o a veces no hay».
Andrés Azpúrua, quien también lleva el proyecto Venezuela Inteligente, enfatiza: «Incluso cuando la gente trata de resolver con telefonía móvil, esta no siempre llega a todos lados, no es tan accesible para todo el mundo. Están gastando dinero continuamente para tener megas y eso limita el Internet de la gente. No están realmente incluidos en el Internet moderno».
También hay personas como Dolariza Quiroz, en Yaracuy; Grace Morales, en Barquisimeto; Fabio Prado, en Guanta, y Yoselin Carrasquilla, en Maracaibo, que solo tienen acceso a datos móviles y, aunque lo intentaron, no tuvieron acceso a Internet residencial.
Doraliza tiene Internet móvil por Digitel, con señal LTE. Recarga 50.000 bolívares cada dos o tres días y cuando se va la luz, cuyo servicio es inestable, se queda sin señal.
Grace tiene acceso por Movistar, con señal 3G y a veces E (2G), una tecnología cada vez más en desuso en el mundo. Gasta entre 40.000 y 60.000 bolívares interdiarios y el uso de los datos depende de la hora: «En las noches suele ser más rápido y también temprano en la mañana. El resto del día suele ser lento y, si se va la luz, es prácticamente inservible».
Los padres de Fabio, en Guanta, intentaron gestionar una línea de Cantv. «Eso fue hace como 15 años y siempre que vamos me dicen que no hay línea para estos lados. Un vecino nos daba señal de wifi, pero eso no podía seguir por siempre. Yo sobrevivo con mis datos de Movilnet, que es lo que llega; no es muy rápido, no es muy bueno. Es bastante inestable. Solo lo uso para Whatsapp, a veces para Facebook», relata Fabio.
Yoselin tiene 28 años. Vive en Maracaibo. Usa sus datos de Movistar para comunicarse por Whatsapp y para la tarea de su hija, de 9 años. «Está en segundo grado, a distancia. A veces envían videos, unas fotos, audios. Yo no tengo una renta, suelo ponerle 40.000 bolívares cada tres días, y cuando se va la luz, que no es tan fuerte en mi zona como en otras de Maracaibo, se va la señal y no puedo hacer nada».
Los problemas de Internet en Venezuela, incluso, van más allá de la velocidad y la mala calidad. «No se invirtió a tiempo en telecomunicaciones y en darle a todos Internet de calidad. Ahora que necesitamos usos básicos, no tenemos capacidad para mantenernos productivos desde casa. La red no está en buen estado, especialmente con el incremento de consumo del último mes», explica Azpúrua.
El director de la Escuela de Computación de la Universidad Central de Venezuela, Robinson Rivas, coincide con Azpúrua: «Parte del problema en Venezuela también es la distorsión del mercado. Las operadoras telefónicas tienen un servicio de Internet a precio subsidiado y eso también ha generado la debacle de las infraestructuras nacionales: no pueden hacer reinversión porque no pueden aumentar las tarifas. Todo es un círculo en el que las operadoras se ven afectadas. En otros países Internet sigue creciendo, se pagan precios mucho más altos que en Venezuela, el servicio es mejor y tienen un incentivo para hacer inversiones».
Una de las inversiones que podría mejorar el tráfico local de Internet es la instalación de un IXP en Venezuela. Un proyecto que se ha intentado en varias oportunidades desde 1997 y que este año Conatel volvió a considerar el 2 de marzo cuando convocó a las operadoras para conversar.
«El IXP (Punto de intercambio de tráfico) es una infraestructura técnica que permite que el tráfico de Internet de diferentes proveedores de servicio se comparta a través de un solo punto para disminuir los costos. Incluso, es un poco más rápido porque el tiempo de transmisión disminuye para los sitios nacionales o compartidos con infraestructura nacional y mejora la calidad del servicio», explica Rivas, también miembro de Internet Society.
Esta infraestructura tiene un componente neutral: no le pertenece a ninguna de las operadoras, es un recurso compartido. «A escala internacional, también implica que no solo participan los financistas, el ente regulador y las operadoras, sino también la sociedad civil, integrada por grupos como la Internet Society, que vela por el derecho de los usuarios».
Continua: «El problema es que el ente regulador bloquea páginas y contenidos, tiene mecanismos de censura por razones políticas y se teme que si es Conatel el que está promoviendo un IXP, que además no tiene un comportamiento transparente y abierto, que no ha convocado a la sociedad civil, a las universidades, para conocer sobre las implicaciones del proyecto, se teme que el Estado tenga un rol preponderante en ese IXP. Esto puede significar que los bloqueos que están afectando ahora a unos proveedores de servicio afectan a todos».
«Entonces, si pasa todo por un solo punto y ese punto tiene la administración de Conatel, entonces se multiplican los temores de implementar controles y censura en medios… No es que tenga que ser así, simplemente aumentan los temores de que eso suceda, tomando en consideración que la operadora estatal ya lo hace. Todos los países latinoamericanos del Caribe, incluso Haití, tienen el IXP operativo. Técnicamente no es nuevo, ni es una cosa tan grande. Nosotros somos prácticamente los últimos de la cola», indica Rivas.
El 13 de marzo la Internet Society Capítulo Venezuela y la organización VE Sin Filtro organizaron una conferencia en la UCV para alertar sobre este proyecto de IXP y la opacidad con la que se maneja. Desde ese momento, hasta ahora, no han tenido conocimiento sobre su avance.
Incluso, más allá de la infraestructura de telecomunicaciones y la baja calidad del servicio de Internet, aun cuando se puede navegar por la web, no se hace de forma libre. El monitoreo de IPYS-Venezuela constata que Cantv, que cubre la mayor parte del mercado de Internet, bloquea contenidos, pero también lo hacen en menor medida Movistar y Digitel.
Esto sucede, sobre todo, en Delta Amacuro, Nueva Esparta, Trujillo y Falcón. Se suele bloquear con más frecuencia medios digitales como VivoPlay, VPItv, El Pitazo, Armando.info y Efecto Cocuyo, según el informe de 2019. Desde 2018 y durante 2019, El Nacional también estuvo bloqueado para los usuarios.
La mayoría de estos son bloqueos por DNS (Sistema de nombres de dominio). El DNS se encarga de traducir el nombre de las páginas web en una dirección IP para que el ordenador sepa a qué servidor tiene que conectarse para acceder a los contenidos. Este tipo de bloqueo evita que se pueda traducir la dirección de una página.
Desde 2016 la organización Freedom House ha calificado la libertad en Internet en Venezuela como «no libre».
Ahora, cuando la mayor parte del planeta, y la mayoría del país se encuentra en sus casas confinada por la pandemia, también se han incrementado la censura y los bloqueos a páginas relacionadas con información sobre el covid-19 en el país. La organización VE Sin Filtro, que dirige Andrés Azpúrua, advirtió al respecto.
«Puedes tener un Internet nivel Corea del Sur o Singapur, buenísimo, rapidísimo, pero si hay censura y hay limitaciones en ejercer tus derechos humanos en Internet, entonces no estás teniendo realmente la experiencia que se promete cuando te dan el acceso. Al final Internet es un espacio más para los derechos. Y en esta situación en la que esos derechos se ven limitados por problemas técnicos (falta de inversión, problemas de infraestructura, demanda), también lo son por decisiones explícitas que atentan contra esos derechos”.
Recomendaciones durante el confinamiento
El colapso de la infraestructura se ve a diario, explica Azpúrua. «¿Qué está pasando? Las conexiones ya eran lentas, ahora los son muchísimo más. Incluso, a veces es tan lento que no es funcional. Es como volver a una época de Internet que ya no existe. Las páginas web no están hechas para esa velocidad de conexión».
Agrega: «Por tanto, la calidad se viene abajo porque hay muchísimas más demandas sin haber aumentado las capacidades de las plataformas y de la infraestructura. Cantv es uno de los casos más dramáticos, pero en todos los proveedores de servicio se está viendo que hay más demanda sin haber aumentado la capacidad de la infraestructura».
Azpúrua da una serie de recomendaciones para que navegar durante el confinamiento, tomando en consideración la alta demanda de Internet. Algunas de las limitaciones de la red requieren intervención de proveedores y de infraestructura; sin embargo, estas son algunas de sus indicaciones para mejorar la experiencia, si es posible, por estos días:
- Verificar las conexiones del equipo, es decir, que realmente la conexión sea óptima. Por ejemplo: si el usuario se conecta a una videoconferencia por teléfono, no es lo mismo usar tres barras de LTE a dos barras de 3G. Esa diferencia se va a sentir.
- Organizar reuniones en horas que no son picos de consumo.
- En caso de videollamadas por trabajo o estudio se pueden iniciar con la cámara activada para saludarse y luego apagarla para evitar cortes de video y audio.
- Si se debe discutir un documento y hay muchas personas conectadas en una llamada, considere compartir el link de Google Docs, en vez de compartir el documento con la función «pantalla compartida». De esa forma, se aprovecha mejor el audio y la comunicación será más efectiva.
- La velocidad de Internet en una casa es compartida, no significa que cada usuario tiene esa velocidad. Si muchas personas están utilizando el Internet, sean conscientes en el uso del otro. Por ejemplo, si se escucha música de Youtube, es decir, bajando el video para solo escuchar el audio, considerar bajar la calidad al mínimo. Son solo consideraciones. Es un recurso compartido.
- Se pueden evadir los bloqueos y la censura usando VPN. Se recomienda principalmente psiphon.ca, que es gratis y fácil de usar. Otra opción es TorBrowser: un navegador que protege tu privacidad y evade bloqueos https://torproject.org/download/
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