El período escolar 2018-2019 comenzará el lunes con 7.644.869 estudiantes: 6.442.269 en planteles de educación oficial y 1.202.600 alumnos en colegios privado, en todo el ámbito nacional, informó el Ministerio de Educación.
La matrícula registró un incremento de 16,37% con respecto al período 2017-2018, según información oficial. El porcentaje no solo contradice el número que suministró el ex ministro Elías Jaua, el 11 de julio pasado –7.644.000 alumnos– y que indica 869 cursantes menos, sino que también es refutado por investigadores del área. La cifra actual del ministerio es poco creíble y absolutamente irresponsable, porque no se ha realizado el operativo de apertura del año escolar, que debió iniciarse en junio, como cada año, mediante el cual permite conocer las condiciones de las escuelas, el número de educadores y de la matrícula”, señaló el coordinador de la ONG Memoria Educativa, Luis Bravo Jáuregui.
La cantidad real de alumnos que volverá a clases no es la única variable incierta para especialistas en el tema. “Ya no se sabe si el colegio abrirá o, en el caso de la oficial, si la escuela estará en buen estado o si habrá el PAE, porque ya este programa es insostenible, o si habrá docentes suficientes, o agua o electricidad, entre otros servicios. La educación en Venezuela se está haciendo inviable y ya no es motivo de alegría, sino más bien de preocupación para las familias”, afirmó el profesor Tulio Ramírez.
El costo de la mensualidad en planteles privados es uno de los aspectos que más inquieta. Fausto Romeo, director de la Asociación Nacional de Instituciones de Educación Privada, expresó que hay incertidumbre sobre el monto de la cuota de escolaridad, debido a que aún evalúan el impacto del aumento de los salarios por decreto presidencial en las escuelas, en medio de la acelerada hiperinflación. El profesor, que ha calculado que están en riesgo de cierre 400 colegios de poco más de 4.500 que funcionaban en el país, según cifras de 2015 –se desconocen las actuales– hasta el viernes no había revelado el plan que seguirán. “Lo que se calcula es que este año escolar la mensualidad será revisada cada 30 días y no cada 6 meses como en 2017, porque el ritmo inflacionario ya se come el aumento”, indicó un docente que asistió a las reuniones realizadas en los últimos días para analizar la crisis que comenzó hace 3 años.
Para los investigadores la oleada migratoria de docentes de colegios y escuelas se perfila como la característica más negativa del inicio del año escolar y que compromete la calidad de la enseñanza.
Ningún organismo conoce con exactitud el número de educadores de los sectores público y privado que han dejado sus cargos por mejores condiciones dentro o fuera del país, pero todos los planteles se preparan para llenar las ausencias.
“¿Quién va a cubrir la educación inicial y la primaria?, no lo sabemos; eso se decidirá sobre la marcha buscando la mejor opción”, dice Romeo, quien aseguró que en secundaria recurrirán a estudiantes de Educación y profesionales no docentes para asumir la formación del estudiante.
No es similar la solución adoptada en la educación oficial, opina Bravo Jáuregui. “El gobierno está desarrollando la micro misión Simón Rodríguez que es la confirmación de la misión posgrado que otorga títulos masivamente y ha incorporado a jubilados y otras personas que constituyen su ejército de reserva en términos marxistas, y además ha activado la chamba juvenil, especie de ‘chambismo pedagógico’, para incorporarlos en las escuelas”.
“Esa es una confesión de la diáspora y es que la educación como ideal de todos quienes impartían la docencia, se acabó. En el país no vale la pena graduarse porque los méritos no se respetan. Habrá menos calidad porque las variables alimentación, salud y educación están asociadas y ninguna es posible sin las otras dos”, expresó Ramírez.
“La educación como ideal de todos quienes impartían la docencia, se acabó. En el país no vale la pena graduarse porque los méritos no se respetan”
Tulio Ramírez
Profesor e investigador
Regreso con más fe que alegría
Esta vez la vuelta a clases en los 176 planteles de Fe y Alegría, repartidas en todo el ámbito nacional, será atípica, afirma la directora nacional de escuelas, Noelbys Aguilar. Aunque no exigen a los alumnos vestir el uniforme ni comprar útiles escolares, presume que la inasistencia será más alta este año escolar. De 90.900 alumnos que culminaron el año pasado, hasta el 31 de julio se habían inscrito poco más de la mitad. El jueves pasado reanudaron el proceso de inscripción y esperan que se incremente el número de escolares.
“El tema de la alimentación, la falta de efectivo y de unidades de transporte, y la falta de personal afectarán la actividad, porque estas variables son más fuertes que lo que podamos hacer”, afirma.
Hasta el 31 de julio las autoridades de esta institución procesaron 146 renuncias de personal, de las cuales 86 son de maestros. “Suponemos que a partir del lunes habrá más cantidad”, aseguró; no obstante, prevé que harán aulas multigrados para superar las dificultades.
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