El gobierno de Nicolás Maduro está tratando de evitar a toda costa que el mensaje de la oposición llegue a la gente a través de los medios de comunicación audiovisuales. Por eso, la aplicación de la censura es mucho más agresiva y sin disimulo que cualquier otra que se haya llevado a cabo en los últimos años, de acuerdo con expertos en comunicación.

La Comisión Nacional de Telecomunicaciones se ha comunicado con emisoras de radio y televisión para exigir expresamente que se evite en los programas mencionar a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela o informar sobre las protestas y la represión.

“La censura en Venezuela no es algo nuevo. Lo hemos visto todos estos años, pero ahora somos testigos de un capítulo más directo, con menos pudor, en el que el gobierno teme menos que lo llamen dictadura y simplemente actúa como tal. El chavismo ha aprendido todo este tiempo a censurar, y ahora estamos en el momento culminante de ese proceso”, analiza Andrés Cañizález, investigador y experto en comunicación.

Añade que la referencia a la dictadura tiene que ver con el quebrantamiento del derecho a la libertad de expresión y de información, que es violado con estas medidas y que solo ocurre en regímenes totalitarios. Afirma que el hecho de que se prohíba hablar de Juan Guaidó no es más que una vuelta de tuerca significativa en las actuales circunstancias.

Carlos Correa, de Espacio Público, está claro de que la censura siempre ha sido una política del gobierno que ha aplicado en diversos grados, pero que sobre todo se hace más severa cuando el momento político se vuelve realmente álgido. Recuerda la medida de sacar del aire el canal de noticias NTN24 en 2017, y por supuesto 10 años antes el cierre de RCTV. “Cada vez se guardan menos las formas, no se abren procedimientos ni se envían oficios. Esta vez, como sienten que hay una pérdida de poder, lo están haciendo con mayor arrogancia”, señala.

Para el profesor Marcelino Bisbal tampoco es una novedad el hecho de que se esté restringiendo lo que emiten los medios audiovisuales, pues considera que ya son muchos años de censura y autocensura. “A partir del 23 de enero las piezas ya están sobre el tablero y necesitan que el mensaje de la oposición no llegue a la gente. Si se lee la Ley de Responsabilidad Social no se encuentra por ninguna parte que pueda prohibirse a ninguna emisora que hable de alguien en específico, pero se arriesgan a hacerlo porque saben que ya no las tienen todas consigo, que el poder se les está yendo de las manos y no saben cómo contener el proceso”.

Bisbal indica, además, que las redes sociales se han convertido en una válvula de escape, a pesar de que a veces se cuestiona su credibilidad. En este punto Correa advierte que estas herramientas pueden estar contaminadas, en parte porque el mismo gobierno se ocupa de lanzar basura por esa vía como una manera de protegerse, por lo que hay que verlas con cuidado.

Cañizález considera que la diferencia está en el poder de penetración de las redes sociales, que no se puede comparar con el de medios audiovisuales, con muchísimo más alcance. “Los medios siguen teniendo un poder importante y como el régimen entendió eso, pues trata de limitarlos lo más que puede. Si el gobierno de Nicolás Maduro opta por inmolarse, es previsible que la censura aumentará y allí podríamos estar ante la posibilidad cierta de que cercenen las redes sociales también”, argumentó.


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