Dos recién nacidos fueron abandonados en varias zonas de Caracas, con pocos días de diferencia. Otro bebé fue encontrado muerto en un basurero de La Guaira. La situación es un reflejo de lo profundo de la crisis que vive Venezuela, pero también es señal de que el Estado es incapaz de brindar auxilio a un grupo de la población que necesita ayuda, tanto en prevención de embarazos no deseados como en atención de la madre y el niño recién nacido.
Esta es la opinión de Fernando Pereira, fundador del Centro Comunitario de Aprendizaje, al analizar los casos. El educador va mucho más allá, porque afirma que los bebés de la última semana se han hecho notorios porque fueron dejados en lugares del área metropolitana de Caracas y en municipios que de una u otra forma tienen más visibilidad en los medios de comunicación.
“Lo lamentable es que nosotros en Cecodap sabemos que es una cuestión que sucede con cierta frecuencia en otras partes del país. No hay cifras; hay un apagón informativo con casos como estos y en general con las cosas que afectan a los niños y a sus madres”. Asegura que los números que manejan en el centro son de hace dos años.
Hace dos años se registraron 130.000 madres adolescentes. Es muy factible, de acuerdo con Pereira, que estos niños abandonados sean producto de estas gestaciones no deseadas o de mujeres con otros factores de riesgo, o que tienen varios hijos y se convierte en una tarea titánica poder alimentarlos. Pereira considera que esta situación deriva de la actual crisis económica: “Es un fenómeno perfectamente explicable porque las familias actualmente no pueden atender a los niños”.
Sin embargo, se trata de un círculo vicioso con un denominador común: la incapacidad del Estado, la falta de respuesta institucional articulada para atender este problema desde el inicio, como una educación sexual adecuada o un control prenatal oportuno. “Nosotros en Cecodap hemos tratado de llamar la atención para que no se criminalice a las madres que se ven en esta triste circunstancia de abandonar a sus hijos. Las llaman desnaturalizadas, sin sentimientos, peor que los animales. Eso es muy fácil si no se conocen las historias, los casos, el drama. Más bien es la ausencia de políticas adecuadas, de programas específicos para apoyarlas lo que realmente hace falta y es en eso en lo que hay que insistir”.
El especialista recalca que no se conocen las cifras de la mortalidad materna ni infantil. Ya Venezuela registraba los más altos números en estas mediciones en 2015 y es probable que hayan ido en aumento hasta hoy.
“Justamente el día en que apareció uno de los bebés, el 1° de abril, se cumplieron 19 años de la promulgación de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y el Adolescente, y nos encontramos con que todo lo que establece y propone la norma no se está haciendo. Lo que se construyó desde el año 2000 hasta ahora está deteriorado y no hay organismo que esté en capacidad de dar asistencia a los niños”.
Lo ideal sería que los bebés encontrados fueran acogidos por instituciones como lo establece la ley. Los casos demandan personal especializado que investigue sobre su entorno familiar, si tienen parientes cercanos que puedan encargarse de ellos. Si no se encuentran disponibles, incluso tener identificados algunos hogares sustitutos que puedan darle cobijo temporal. “Pero todo eso requiere organización, personal especializado, instituciones que funcionen. Eso no se puede improvisar, es muy delicado. Pero esa red institucional es inexistente”, afirma Pereira.