Una semana antes de fallecer, seguía de cerca el acontecer venezolano. Para Germán Carías Sisco, el periodismo no fue un trabajo sino una pasión, al punto de que llegó a mimetizarse a fin de indagar y obtener el dato certero que alimentaba sus crónicas. En El Nacional cubrió la fuente de Sucesos.
Omaira Labrador, directora del diario La Nación, recordó que Carías Sisco en cierta oportunidad se vistió de mendigo para conocer cómo vivía un indigente. Eso fue en Barquisimeto, señala el periodista Tiberio Martínez, y a partir de esa investigación en la que descubrió cómo pensaban pordioseros, funcionarios policiales y gente común, publicó trabajos periodísticos de gran impacto.
“Vino a trabajar en La Nación con más de 70 años de edad. Por eso lo admiré, porque hay gente joven que está cansada y él todos los días, sin importar si era primero de enero, se quedaba hasta la madrugada. Él vibraba con la noticia y exigía que su equipo también lo hiciera”, expresó Labrador.
“Carías Sisco estuvo en El Dorado, una de las prisiones más temibles de Venezuela. Consiguió que lo llevarán hasta allí y así recogió la experiencia del trato de los guardias y lo que pensaban los reos”, refirió Martínez, quien lo definió como un investigador nato.
“Su muerte representa la desaparición de una generación que estaba entregada por entero a su trabajo, al periodismo que había que vivir”, agregó.
Al respecto, la directora de La Nación advirtió algo que bien pueden aprender todas las generaciones de comunicadores: cuando un periodista no siente la noticia debe retirarse. “Es para nosotros un orgullo que haya sido el director de La Nación. Nos sentimos honrados de haber trabajado junto a él”, manifestó.
Una afección pulmonar lo llevó al Hospital Central de San Cristóbal, donde murió una semana después, a los 92 años de edad.