Solo dos funcionarios, con uniformes desteñidos y contextura extremadamente delgada, se encontraban ayer en la estación de bomberos de Carayaca en el estado Vargas. Algunos equipos con el que acuden de inmediato a atender cualquier emergencia estaban en el lugar. Prestos y con la moral en alto salen a su trabajo, pero de no ser por la cola que piden les sería imposible llegar al sitio.
Desde hace más de un año están sin vehículos para movilizarse. El último de los jeep que tenían se lo llevaron sin saber a qué destino. Fue la orden del comandante del cuerpo.
Carecen de ambulancias, cisternas o motos para cumplir alguna solicitud de la comunidad en esta parroquia tan extensa. Es imposible atender caminando o esperando a que algún vecino solidario los traslade al lugar de la emergencia.
“Hay fallas de repuestos y cauchos”, se limitó a decir uno de los funcionarios de guardia, resignado ante la falta de respuesta de sus superiores.
Se conoció que el único cuerpo que dispone de una ambulancia es el integrado por bomberos marinos. “Hay que esperar a que lleguen desde Catia La Mar, con más de 30 Km de distancia, para salvar una vida”, dijo Angel Blanco, vecino de Tirima.