Desde noviembre de 2016 se están registrando casos de bocio en el estado Portuguesa, mal que se manifiesta con un aumento del volumen del cuello. El 23 de noviembre de ese año, la directora regional de Salud, Maribel Cárdenas, informó que cerca de 200 personas presentaban los síntomas y la población más afectada se ubicaba entre los 5 y 17 años de edad. En diciembre se notificó que los casos se acercaban a 1.000 en 7 parroquias de la zona montañosa de los municipios Guanare, Sucre y José Vicente de Unda. Desde entonces solo hubo silencio.
Nuevamente está apareciendo la enfermedad tiroidea en niños en de edad preescolar y escolar en el municipio Ospino del estado Portuguesa. La causa de esta enfermedad, que ocasiona un abultamiento debajo de la laringe y produce problemas metabólicos, físicos e intelectuales, es la falta de yodo o su exceso. La Red Defendamos la Epidemiología alerta que la aparición del bocio podría estar asociada con la desnutrición. “Se sabe que el problema se acentúa cuando hay desnutrición, consumo de aguas pobres en yodo o que tiene agentes inhibidores del yodo”, precisa el ex ministro de Salud, José Félix Oletta.
Otra enfermedad que estaba controlada
En 1999 se declaró a Venezuela como país “virtualmente libre de desórdenes de deficiencia de yodo”, en la evaluación externa de la Organización Panamericana de la Salud.
La Red Defendamos la Epidemiología indica que en 1983 se determinó que los desórdenes por deficiencia de yodo se originan porque ese es un componente esencial de las hormonas tiroideas que regulan el metabolismo.
Los primeros casos en Venezuela datan de 1937 y fue en la década de los cincuenta cuando comenzaron las políticas públicas para abordar la enfermedad.
En 1966 se dictó el decreto presidencial 657 para implementar el sistema de yodación de la sal destinada al consumo humano y veterinario a fin de eliminar la deficiencia del oligoelemento. En 1982, el Instituto Nacional de Nutrición comenzó el registro del control de la yodación de la sal en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica y Nutricional; en 1991 creó el Programa Nacional para la Erradicación de las Deficiencias de Yodo. En febrero de 1995 se fundó la Comisión Nacional de Yodación y Fluoración de la Sal que se destina al consumo humano y veterinario.
Oletta denuncia que a partir de 2001 empezó un deterioro en los niveles de yodación de la sal para el consumo humano en el ámbito de los expendios. El año pasado la Red Defendamos la Epidemiología informó que en 2001 presentaba 43,5% de cumplimiento; disminuyó a 34% en 2002 y en el primer semestre de 2003 fue de 13,4%.
“Es posible que esta situación esté ocurriendo en otras partes del país, especialmente en los estados andinos y del pie de monte andino, y en el centro del país. No obstante, el Sistema de Vigilancia de Consumo de Nutrientes y Micronutrientes no ha publicado información en los últimos 10 años”, advierte la Red de expertos.