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Analistas vislumbran un desolador escenario de apagones indefinidos

"Lo que ocurre es la suma del abandono de la actividad, la corruptela y la incompetencia, la ecuación de la destrucción", afirmó Luis Salamanca. El presidente de la Aviem, Winton Cabas, cree que, aun con un cambio de gobierno, la reconstrucción del sistema eléctrico tomaría entre siete u ocho años 

Por AFP
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La falta de infraestructura, de inversión y mantenimiento amenazan con prolongar indefinidamente los apagones masivos en el país, que se recrudecieron a comienzos de marzo, sin que pueda verse una luz al final del túnel en el que están sumidos los venezolanos.

Afectados por la crisis económica, los habitantes de Venezuela también sufren la falta de agua, problemas en las comunicaciones y merma del transporte, luego de varios días de apagones masivos que podrían seguir durante meses e incluso años, advirtieron especialistas consultados por AFP.

«Esto va a continuar. La situación es gravísima, vienen más apagones y racionamientos (…). En todo el sistema completo se están generando a duras penas entre 5.500 y 6.000 megavatios de una capacidad instalada de 34.000 megavatios», dijo Winton Cabas, presidente de la Asociación Venezolana de Ingeniería Eléctrica y Mecánica.

Cabas afirmó que el chavismo se quedó «sin mano de obra calificada», por el éxodo de 25.000 trabajadores del sector eléctrico, en medio de una diáspora de 2,7 millones de venezolanos que ha emigrado desde 2015.

Nicolás Maduro, bajo cuya gestión el país con las mayores reservas de crudo del mundo redujo su economía a la mitad y, además, está sofocado por una inflación que treparía a 10.000.000% en 2019, de acuerdo con el FMI, y por una escasez de bienes básicos, achaca las fallas eléctricas a sabotajes.

Pero el colapso eléctrico ya dio sus primeros coletazos en 2010, cuando el fallecido Hugo Chávez anunció racionamientos en los estados del interior de Venezuela con el argumento de que una fuerte sequía había llevado a niveles críticos la represa de Guri, fuente de 80% de la electricidad del país. La hidroeléctrica Guri es la segunda más grande de Latinoamérica después de Itaipú (Brasil-Paraguay).

Originalmente, el diseño del sistema preveía que 60% se generara por hidroeléctricas y 40% por termoeléctricas, lo que explica la vulnerabilidad, dijo José Aguilar, consultor venezolano radicado en Estados Unidos. «En los últimos 20 años ha habido un abuso de la infraestructura, por falta de mantenimiento y postergación de planes de desarrollo», señaló.

Se suma, agregó Aguilar, una desprofesionalización marcada por la partidización política del sector eléctrico, que se agudizó con la nacionalización ordenada por Chávez en 2007.

Luego de años consecutivos de apagones, mayormente en el estado Zulia, el 7 de marzo de 2019 se registró el más largo en el país hasta entonces. Caracas y 22 estados quedaron a oscuras durante 5 días. Pocos días después, el 25 de marzo, ocurrió otro apagón masivo que dejó sin luz de forma intermitente a toda Venezuela.

Impacto de los apagones 

El gobierno aduce que la falla del 7 de marzo fue causada por un «ataque cibernético» contra el cerebro de Guri y por un «ataque electromagnético» a las líneas de transmisión encabezados por Estados Unidos con el apoyo de la oposición, liderada por el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por más de 50 países.

Pero Guaidó, quien ha llamado a los opositores a salir a protestar cada vez que se vaya la luz, ha desmentido estas versiones una y otra vez.

El impacto de los apagones en la producción de petróleo, fuente de 96% de los ingresos, añade dramatismo a la situación. Trabajadores han expresado bajo anonimato que durante las fallas eléctricas la producción en zonas como el lago de Maracaibo se paraliza.

«Años para recuperar el sistema»

La agresividad de los apagones tiene efectos tanto para la oposición como para el oficialismo, en opinión del analista Félix Seijas.

Del lado del chavismo, «¿hasta dónde logrará el gobierno sembrar la duda sobre alguna participación opositora en esta crisis?. Y ¿hasta dónde puede sembrar la percepción de que son suficientemente fuertes como para salir en el corto plazo?», preguntó.

Añadió que resta ver hasta qué punto Guaidó «puede inyectar suficiente combustible para mantener la energía popular activa y seguir transmitiendo la percepción de tener control».

Con amplio rechazo popular, Maduro anunció el 31 de marzo racionamientos que denominó «administración de carga», pero no ha precisado si los cortes, que suman una década en el interior de Venezuela, se extenderán a Caracas. Para los especialistas la solución está atada a un cambio de modelo político.

«Los apagones son consecuencia de un modelo político, institucional y económico», indicó el analista Luis Salamanca. Lo que ocurre es la suma del «abandono de la actividad, corruptela, incompetencia. Esta es la ecuación de la destrucción», afirmó.

Aun con un cambio de gobierno, aseguró Cabas, reconstruir el sistema eléctrico tomará entre siete y ocho años. «Tardó muchos años en construirse y ellos lo destruyeron», remató el experto. Y más difícil será reconstruirlo con la brutal crisis económica, que se agravará aún más cuando entren en vigencia las sanciones económicas de Estados Unidos el próximo 28 de abril.

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