Las consecuencias generadas por los conflictos bélicos son, con frecuencia, difíciles de calcular. Familias destruidas y regiones devastadas son solo una parte del remanente que las guerras dejan atrás. La Segunda Guerra Mundial no fue la excepción, luego que cientos de miles de personas murieran en lo que muchos consideran el enfrentamiento más sangriento de la humanidad.
Siete jóvenes de Europa señalaron a la falta de entendimiento entre culturas como uno de los factores que generó el conflicto, por lo que en 1948 decidieron crear Aiesec: una organización sin fines de lucro que fomenta la paz y el desarrollo del potencial humano.
10 años después de su fundación llegó a Venezuela, convirtiéndolo en el primer país de Latinoamérica en ser parte de la organización. Luego de 60 años de gestión, Aiesec se mantiene en pie para impulsar el liderazgo de jóvenes venezolanos entre 18 y 30 años.
Con actividades como voluntariado o pasantías en uno de los 126 países pertenecientes a Aiesec, la organización busca brindar una oportunidad a los participantes para que desarrollen su formación académica y profesional, y así crear un impacto positivo en la sociedad.
“El impacto que buscamos generar en los jóvenes es que ellos desarrollen su potencial. Nuestro modelo de liderazgo está desarrollado con cuatro cualidades: ciudadano del mundo, ser consciente de sí mismo, empoderar a otros y estar orientado a soluciones”, explicó Dania de Jesús, presidenta de Aiesec Venezuela.
La participación activa de los jóvenes dentro de la organización también es parte de la propuesta organizacional. A través del trabajo en áreas como mercadeo, finanzas o recursos humanos, las personas pueden ampliar sus capacidades laborales.
Fadia Frangie, directora del desarrollo de alianzas de Aiesec Venezuela, señala que los participantes pueden desarrollarse en gran variedad de cargos. “Funciona como una pequeña empresa. Están las universidades, que son los comités locales; luego viene la dirección nacional y luego Aiesec Internacional. En cada uno puedes desempeñar cargos en distintas áreas”, detalló.
Una oportunidad para crecer
El voluntariado global no es una actividad exclusiva de Venezuela. Cientos de jóvenes provenientes de países como Portugal, México y Bélgica han llegado al país para dejar una huella en la sociedad.
Los prejuicios por la crisis social, política y económica que atraviesa el país actualmente han sido un obstáculo para que Aiesec mantenga la misma capacidad para recibir voluntarios del exterior con la misma frecuencia que los años anteriores.
A pesar de ello, Frangie asegura que quienes aún llegan a Venezuela se llevan consigo una grata experiencia, que pasa a formar una parte importante de sus vidas.
“Cuando llegan a Venezuela todo cambia para ellos. La percepción que tienen de nuestro país es distinta, se dan cuenta de lo cercanos que somos los venezolanos y para muchos este sigue siendo el mejor destino que han visitado. Aunque han tenido la oportunidad de ver muchos países en el mundo, este es un recuerdo maravilloso para ellos por el crecimiento personal, profesional y académico que han logrado acá”, explicó.
Tanto Frangie como de Jesús concuerdan en la importancia de la organización para formar jóvenes líderes, que contribuyan con la construcción del país. Ambas llegaron a Aiesec en 2014 sin imaginar las oportunidades que les aguardaban: Frangie aumentó su conexión con Venezuela; mientras que para de Jesús, fue una revelación de sus capacidades.
El liderazgo es una herramienta fundamental para generar un cambio positivo en la sociedad; tomar conciencia sobre la capacidad propia y comprender lo que ocurre en el entorno es el primer paso a tomar para construir un mejor lugar. Tal y como reza la organización, se trata de darle una oportunidad a las personas de ver el mundo: si lo ven, pueden comenzar a entenderlo; y si lo entienden, pueden empezar a cambiarlo.
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