Cumpleaños, recreos y hasta el postre de la noche fueron ocasión para que esta pregunta se le planteara a Cecilia Baston, médica pediatra y neonatóloga del Sanatorio Otamendi. Sin embargo, la descarta de plano. Para la especialista, es un mito: «Lo que se creía era que la glucosa elevada podía generar más hiperactividad o trastornos conductuales en los niños, pero en realidad eso no se demostró, hay estudios y evidencias científicas de que no los altera».
Sin embargo, Baston subraya que en los últimos años se elevó la tasa de menores que consumen demasiada de azúcar: »Hay una epidemia mundial que tiene que ver con la mala alimentación y la obesidad, que se ve en etapas cada vez más tempranas. Lo que estamos notando, sobre todo en los Estados unidos y México, es un aumento de hiperglucemia e insulinorresistencia por la mala alimentación y malos hábitos en chicos cada vez más pequeños».
Ya en 1995 se publicó en el Journal of the American Medical Association un metaanálisis en el que se revisaron varios estudios sobre el tema.
Había dos tipos principales de investigación: algunos estudios les daban a los niños sacarosa o un endulzante artificial, como aspartamo, y luego los estudiaban sin que ni ellos ni los padres supieran si habían ingerido azúcar o no. Los otros se enfocaban en niños diagnosticados con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) u otra condición para ver si el azúcar los afectaba particularmente.
Las investigaciones cubrían las edades desde dos hasta los 30 años, pero se habían realizado en grupos no muy numerosos. No obstante, no se pudo mostrar que el azúcar afectara la conducta o el desempeño cognitivo. Tanto la ingestión de azúcar como el diagnóstico de déficit de atención por hiperactividad crecieron en los últimos años, pero los investigadores subrayan que esto solo se trata de una correlación y no se encontraron vínculos causales entre ambos.
Hay, por supuesto, muchas otras razones por las que es mejor que los chicos no consuman mucha azúcar, sobre todo la salud odontológica y el aumento de peso, pero la hiperactividad no estaría incluida».
«Hay que tener en cuenta que la glucosa es el principal combustible de las células, y que el cerebro es el primer órgano por su consumo de glucosa -enfatiza Bastón-; lo que es perjudicial es la ingesta excesiva de azúcar refinado. Esto puede favorecer la hiperglucemia o malos hábitos que a largo plazo son perjudiciales».