Yulibeth Rincón, habitante de San Cristóbal, acudió al Hospital Central de la ciudad, a unas cuatros cuadras de su casa, debido a que su hijo menor, de dos años de edad, presentaba fiebre muy alta. La sorpresa fue mayúscula cuando encontró el área de emergencia pediátrica a oscuras.
“Tenía miedo que convulsionara mi hijo. Por lo general la atención era excelente: exámenes, médico en cubículos, enfermeras. En esta oportunidad, cuando llegué la luz estaba apagada, no había ni enfermera ni médicos. Pensé que era porque no había aclarado el día. Me fui al área donde pasan a la gente a hospitalización y unas enfermeras me informaron que debía esperar que fueran las 8:00 am para ser atendida. Me senté a esperar y comenzaron a llegar más pacientes. Pregunté de nuevo y me dijeron que debía seguir esperando porque no había médico pediatra. No me aguanté porque el niño estaba con fiebre, y me fui”, contó la mujer.
En el Hospital Central de San Cristóbal han renunciado 114 médicos, entre residentes e internos, y 210 enfermeras en lo que va de año, por lo que está en riesgo la atención debida a los pacientes, informó el presidente de la Corporaciónde Salud del Táchira, Luis Ramírez. A esta situación se suma el déficit de 480 profesionales de la enfermería, cuyos cargos vacantes no han podido ser ocupados para que opere con normalidad ese centro de salud, uno de los más importantes del país.
“Con esa falta de recurso humano, la operatividad del Hospital Central se ve cada día reducida. A pesar de la situación, nosotros intentamos continuar funcionando con la mayor disposición posible”, dijo.
Áreas como la emergencia pediátrica se han visto afectadas por la ausencia del personal, que decidió irse para dedicarse a otras actividades que le generen mayores ingresos, o migrar a otros países.
El presidente de Corposalud-Táchira afirmó que de no sincerarse los salarios, la situación empeorará. “Esto va a ir evolucionando hacia un inminente colapso”
Rincón fue a un centro de salud privado en el que tuvo que invertir una fuerte suma de dinero en exámenes y atención médica para su hijo.
Un día después debió acudir a otro centro privado de salud porque su hijo no mostró mejoría. Le recetaron otros medicamentos que pudo comprar con el apoyo de su grupo familiar.