A veces se expresa con un dolor en la boca del estómago. Otras, con una sensación de remolino que no augura una buena digestión. La gastritis es un cuadro inflamatorio en los tejidos que revisten internamente el estómago. Esa irritación hace que algunas personas manifiesten distensión y dolor abdominal, náuseas, vómitos, sensación de pesadez e indigestión, acidez, cólicos, falta de apetito y evacuaciones con sangre. Según sus características y duración, se divide en gastritis aguda y gastritis crónica.
¿Qué la causa? Los orígenes son variados. La conjunción de saltarse comidas o hacer ayunos prolongados con un reflujo de la bilis, por ejemplo, es un motivo frecuente de molestias. La anemia perniciosa y virus o bacterias como la Helicobacter pylori son otras causas de gastritis. Ciertos elementos, como el gluten y la lactosa, causan estragos estomacales en personas intolerantes, así como el cigarrillo y el alcohol. En otros casos, algunos medicamentos orales —como antibióticos o antinflamatorios no esteroideos— pueden inflamarlo si no se ingieren con la ayuda de medidas preventivas. Una dieta rica en comidas muy condimentadas o picantes puede también provocar malestar. Adicionalmente, el estrés y la ansiedad tienden a aumentar la producción de jugos gástricos, con lo cual este órgano tiende a erosionarse con el tiempo.
¿Cómo se diagnostica? Para poder recetar un tratamiento efectivo, un especialista puede indicar pruebas de sangre, un examen de heces para detectar hemorragias digestivas y una gastroscopia para explorar el aspecto del estómago. Según la causa, puede indicar fármacos para atenuar las molestias y para tratar virus, bacterias o déficit de nutrientes, así como cambiar o ajustar la receta de medicamentos previos, sugerir mejoras en la alimentación y el manejo del estrés.
¿Cómo aliviarla? No solo los cuidados farmacológicos son importantes. En vista de que un estómago resentido necesita tregua para reponerse, moderar los cítricos, el exceso de cafeína, cigarrillo y alcohol y las comidas copiosas o muy cargadas de grasas y especias es un buen comienzo. Algunas personas también deben reducir el consumo de gluten o de lactosa si llegase a detectarse una hipersensibilidad evidente a estos ingredientes. El manejo de técnicas de relajación y una alimentación equilibrada en un horario fijo también son recursos útiles para una recuperación expedita.
Fuentes: WebMD.com / Medlineplus.gov / Mayoclinic.org