El barón Pierre de Coubertin es el padre de los Juegos Olímpicos modernos. Fundó el Comité Olímpico Internacional en 1984 para reinstaurar las Olimpiadas y lo presidió desde 1896 hasta 1925. De Coubertin era un hombre muy elitista, no quería ver a mujeres compitiendo, no le gustaban las aglomeraciones y desconfiaba de los empresarios y de la prensa.
«Este barón francés era al mismo tiempo muy moderno y muy del pasado, más del pasado medieval que del griego, que conocía poco, y su proyecto era crear una nueva élite internacional de clases superiores, fuertes en el deporte y con una actividad intelectual superior para gobernar el mundo», explica Clastres.
Los Juegos Olímpicos que él ideó distan mucho de los actuales. Al principio, los atletas no competían por países, sino que se inscribían de forma individual o a través de su club. Algo que cambió en los Juegos Olímpicos de Londres en 1908. «Los gobiernos se dieron cuenta del interés de usar el deporte como arma diplomática para mostrar potencia», analiza el experto. Algo que supone un problema en estos momentos, según Clastres.
«El nacionalismo deportivo es problemático para la organización, tendríamos que retroceder y recuperar esa transnacionalización, el COI lo puede hacer porque tiene el poder de prohibir, por ejemplo, marcas comerciales en los estadios olímpicos. Es la única solución para hacer que los Juegos Olímpicos sean un lugar de movimiento de paz», explica.
Mitos y realidades de los Juegos Olímpicos
El relevo de la antorcha olímpica no viene de la tradición griega de los Juegos Olímpicos, sino que se introdujo mucho después, con los juegos modernos. Fue el régimen nazi el que ideó esta práctica durante los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.
El fuego era un símbolo de los nazis y con la adopción del relevo de la llama olímpica Hitler esperaba trazar un vínculo directo entre los arios y la civilización antigua. A pesar de ser una tradición puesta en práctica por los nazis, el COI nunca la ha eliminado.
«Durante la Segunda Guerra mundial una parte de los miembros del COI eran nazis, la comunidad internacional intentó excluir a algunos pero no lo lograron y luego vino la guerra fría», afirma Clastres. «La narrativa que tienen es que el relevo de la llama es de tradición griega y no nazi, cambian la historia y eso no es bueno porque los hechos están ahí y la gente lo sabe», añade.
Nuevas disciplinas como motor de integración
El COI tiene reglas para aceptar deportes en las Olimpiadas, sin embargo, esas reglas se las saltan en muchas ocasiones en pro de la diplomacia y también de garantizar la supervivencia de los Juegos Olímpicos. El Judo se incluyó en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964, el Taekwondo en Seúl en 1988. «Una forma de integrar a los países de Asia en el ámbito del deporte mundial olímpico, una mundialización olímpica», asegura el historiador.
Más recientemente, en Tokio 2020 entraron la escalada, el surf y el skateboard y ahora en París se estrena el breaking (break dance).
«La explicación es más bien comercial en el caso de París porque el Comité ha entendido que los jóvenes de 35 años pierden interés por los Juegos Olímpicos, así que es una forma de perpetuar los olímpicos», analiza Patrick Clastres.
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Un programa coordinado por Florencia Valdés y Paola Ariza. Realizado por Souheil Khedir y Stéphane Défossez.
Por:Aída Palau