No tiene programa electoral, pero asegura que construirá la “mayor prisión de Europa” para encerrar al presidente socialista de España, Pedro Sánchez, junto a inmigrantes en situación irregular. También afirma que no cree “en este sistema corrupto que algunos llaman democracia”, y confesó que se presentaba a las elecciones europeas para “blindarse jurídicamente” como eurodiputado ante las denuncias y condenas que acumula por difundir desinformación contra políticos y periodistas. Y a pesar de todo, el agitador ultra Alvise Pérez cosechó el pasado domingo más de 800.000 votos y tres eurodiputados en España, convirtiendo su candidatura, bautizada con el nombre de Se acabó la fiesta, en la gran sorpresa del recuento electoral.
Alvise Pérez es el nombre de guerra de Luis Pérez Hernández, de 34 años, un activista de extrema derecha que adquirió popularidad en las redes sociales tras la pandemia por propagar teorías conspiranoicas y fake news. Por ejemplo, durante los peores días del confinamiento aseguró sin pruebas que la exalcaldesa de Madrid tenía un respirador en su domicilio para prestarle una privilegiada asistencia médica cuando los hospitales estaban saturados. Alvise difundió también una prueba de coronavirus falsa de Salvador Illa, exministro de Sanidad y candidato socialista en Cataluña. Ambos casos han acabado en los tribunales, donde Alvise acude con frecuencia para sentarse en el banquillo de los acusados y recibir sentencias en su contra. Por ejemplo, ha tenido que pagar 60.000 euros a otro exministro socialista, José Luis Ábalos, por publicar en Twitter fotos tomadas en su casa sin su consentimiento. Además, las imágenes iban acompañadas de un mensaje en el que insinuaba que Ábalos padece problemas de salud mental.
«Analfabeto académico»
Para Alvise Pérez, es el precio a pagar por enfrentarse a la “partidocracia criminal”, aunque durante años él también ha vivido de los partidos políticos. Autoproclamado como un “analfabeto académico” porque no terminó sus estudios de Ciencias Políticas en la universidad de educación a distancia, emprendió su trayectoria como afiliado en la desaparecida formación centrista española Unión, Progreso y Democracia. Más tarde, asentado en Reino Unido, fue delegado de Liberal Youth, la organización juvenil de los Liberal Demócratas británicos. De regreso a España, trabajó para Ciudadanos, el partido de centro derecha que pudo gobernar el país junto al socialista Pedro Sánchez, y después tuvo una relación estrecha con Santiago Abascal, el líder de la formación ultraderechista Vox, a la que más ha afectado electoralmente la irrupción de la candidatura de Alvise, que promete donar sueldo como europarlamentario, todos los meses, entre sus seguidores: “No venimos a política a hacernos millonarios, no somos parásitos”.
Alvise dice vivir de los donativos de sus cientos de miles de seguidores, porque atesora una potente comunidad en la red social Telegram, con medio millón de personas suscritas a un canal en el que comparte contenidos a diario y desde el que ha promovido manifestaciones como las que asediaron la sede del Partido Socialista en Madrid el pasado mes de noviembre. Unas protestas que acabaron en disturbios y cargas policiales, aunque cuando se produjeron los incidentes Alvise se había retirado “a cenar” en un lugar seguro, como comunicó aquella noche a sus seguidores en un video. También ha alentado concentraciones, con el apoyo de organizaciones ultracatólicas como Hazte oír, frente a una clínica madrileña donde se practican abortos.
«Los medios ya no influyen»
El canal de Telegram de Alvise se presenta como “un medio de comunicación y plataforma periodística” en la que se propagan noticias falsas y se hostiga incluso a periodistas. Porque los medios de comunicación tradicionales están copados por “mercenarios” —en palabras del agitador— que “censuran” sus supuestas revelaciones periodísticas y, ahora también, su carrera política. “Los medios ya no influyen”, ha proclamado orgulloso de un éxito electoral fraguado sin grandes altavoces mediáticos.
Del mismo modo, Alvise reivindica sus resultados a pesar de las “2.000 incidencias, algunas de ellas graves” que dice haber recopilado durante la jornada electoral del 9 de junio. En los días previos a las elecciones repartió miles de papeletas de su candidatura mientras sembraba todo tipo de sospechas sobre el sistema electoral español y prevenía de un supuesto boicot a su candidatura orquestado desde el Ministerio del Interior. Sin embargo, ha conseguido su objetivo de lograr la “inmunidad diplomática y europarlamentaria” obteniendo tres escaños con un discurso que sintoniza con el argentino Javier Milei o el salvadoreño Nayib Bukele. Referentes de Alvise que le inspiran para su próximo cometido: presentarse a las elecciones españolas y desbancar a Pedro Sánchez para “meterle en prisión”.