La Asamblea Nacional francesa aceptó evaluar la propuesta para destituir al presidente Emmanuel Macron. La examinará la comisión de Leyes. La izquierda lo ha calificado de “evento histórico” pero, según Guillaume Tusseau, profesor de derecho público en el Instituto de Ciencias Políticas y experto en derecho constitucional, la propuesta tiene pocas posibilidades de dar resultado.
—Lo inician los miembros del Parlamento, ya sean diputados o senadores. Es un procedimiento puramente político, en el que no interviene ningún juez, magistrado o tribunal de justicia. Los parlamentarios inician el procedimiento y la Mesa de Asamblea – la máxima autoridad que rige cada Cámara – comprueba su admisibilidad. Debe haber un caso que sugiera que el presidente ha actuado indebidamente. Si se cumple esta condición, la Mesa da luz verde y la propuesta pasa la examina la comisión de Leyes. Después pasa a ser debatida en sesión plenaria, donde se necesitan dos tercios de los miembros de la Cámara para votar a favor de la destitución.
—¿Cuándo tendrá lugar la votación en la comisión de Leyes?
—Según el artículo 68 de la Constitución, el plazo para la votación es de 15 días.
—Pocas porque dos tercios de los 577 miembros de la Asamblea Nacional deben estar a favor. Se trata de la mayoría más amplia exigida por la Constitución. Por tanto, hay muy pocas posibilidades de que dos tercios de los diputados voten a favor de la resolución. Puede que la mayoría de los diputados desaprueben políticamente la disolución del Parlamento, que desaprueben el nombramiento de Michel Barnier y que desaprueben que el presidente haya esperado mucho tiempo antes de nombrar a un primer ministro. ¿Esto corresponde a la definición de incumplir al deber de su cargo? Soy más escéptico en cuanto a que muchos diputados compartan este análisis. Luego están los cálculos políticos. A Agrupación Nacional (RN) le conviene que La Francia Insumisa (LFI) intente una operación que desestabilice al presidente y a las instituciones. Le permite contrastar con esta imagen apareciendo como un grupo pacifista. En esos cálculos políticos, es muy posible que los diferentes grupos no se alíen. Está también el hecho de asociarse a un texto que inicialmente lleva LFI, que es un repelente para varios grupos.
—Si este proceso está condenado a fracasar desde el inicio, ¿qué pudo motivar a LFI?
—Es un acto de politiquería en el sentido más mediocre, porque sólo se trata de crear revuelo. Pero también puede considerarse como un acto político en un sentido más noble y simbólico. En su opinión, LFI considera que el presidente de la República no ha tenido en cuenta los resultados de las elecciones legislativas y que incumple los deberes de un jefe de Estado en un sistema parlamentario. Desde este punto de vista, el partido de izquierda considera que negarse a nombrar primera ministra a su candidata Lucie Castets este verano, dar largas al nombramiento del gobierno y nombrar a un primer ministro del partido que está en caída libre desde hace diez años en términos electorales, está fuera de las atribuciones de un jefe de Estado parlamentario.
—¿Tendrá este proceso algún impacto en la popularidad de Emmanuel Macron?
—No creo. Es un epifenómeno en los manuales de derecho constitucional. Será el primer presidente contra el que se abre un procedimiento de este tipo y de esta forma. No aumentará su popularidad diciendo lo mal que lo tratan partidos como LFI, pero tampoco lo debilitará.
—¿Cuál es la diferencia con el proceso de impeachment en Estados Unidos?
—En Estados Unidos, el procedimiento es diferente porque las tareas de las dos Cámaras no son las mismas. La Cámara de Representantes vota el impeachment y el Senado juzga. Cuando se vota el impeachment, suele haber artículos que acusan al presidente de haber hecho algo censurable. Esto ha ocurrido una vez con Bill Clinton y Andrew Johnson, y dos veces con Donald Trump. El Senado vota entonces los artículos del impeachment, y se necesita una mayoría reforzada para destituir a un presidente. Debido a que esta mayoría reforzada es difícil de conseguir, nunca se ha destituido a ningún presidente.