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Paralímpicos: Zakia Khudadadi, refugiada afgana, se convierte en símbolo de todo lo posible

por Avatar RFI

Zakia Khudadadi, la atleta de 25 años, que superó en el repechaje en la categoría de menos de 47 kg, se convirtió en el ídolo del Grand Palais al ganar la medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos. Una carrera extraordinaria y una deportista que ha tenido gran acogida del público.

Nadie olvidará la actuación de Zakia Khudadadi en el escenario del Grand Palais la noche del 29 de agosto, junto a su entrenador y su público, que desplegó carteles de Zakia en todas las gradas diciendo:  «¡Ganar una medalla de bronce en París. Ese es el sueño!»

Eliminada en cuartos de final, la joven de 25 años se colgó la medalla de bronce al ganar sus dos combates de repechaje, el último de ellos contra la marroquí Naoual Laarif, que no pudo saltar al escenario del Grand Palais por una lesión.

Hace sólo tres años, esta afgana de 25 años de Herat se escondía en Kabul para escapar de los talibanes y Fahimeh Robiolle la ayudó a conseguirlo. Ella cuenta que cuando «llegaron los talibanes, los instructores le dijeron: si estamos con vosotros, vamos a tener problemas, y la dejaron sola». Fue entonces cuando se escondió e hizo un video… “Cuando vi esa cara, me dije que teníamos que salvarla”, cuenta Fahimeh Robiolle a Martin Guez, del Departamento de Deportes.

Zakia Khudadadi, un rostro que se ha convertido en símbolo

Fahimeh Robiolle, profesora franco-iraní especializada en Afganistán, que ayudó a traer a Zakia y a su familia a Francia, está llena de admiración. «Lo que ha hecho Zakia es extraordinario, por las mujeres, por Afganistán ¡Y es muy buena persona! Va a ser un faro de luz, (haciendo saber a la gente) que otra vida es posible, ¡incluso si eres discapacitado!» indicó.

Fahimeh Robiolle, profesora franco-iraní especializada en Afganistán

Zakia Khudadadi, que se entrena en el Instituto Nacional del Deporte (INSEP) de Clichy, en el norte de París, aspira ahora a competir por Francia en los Juegos de Los Ángeles 2028.

Ella es una luz, un símbolo y un icono en la lengua de Molière. «Demostrar que las mujeres afganas somos fuertes y que vamos a ganar, ¡somos fuertes!».

Un grito, una fuerza. Y una nueva reina en el Grand Palais para inaugurar los Juegos Paralímpicos.