Imágenes temblorosas en una cámara de seguridad de un supermercado, un hombre encapuchado de negro emerge, no para agarrar el dinero de la caja, sino para llevarse mantequilla. Para ser exactos, 20 kilos de lo que en los últimos meses se ha convertido en un bien preciado en Rusia.
La escena tuvo lugar en Ekaterimburgo el 5 de noviembre. ¿El valor del botín? 100.000 rublos, o algo menos de 1.000 euros al cambio actual. Una suma que dice mucho de la explosión de los precios de la mantequilla, que han subido más de 25% de media en un año. Esta cifra está muy por encima de la tasa de inflación de los productos alimentarios, estimada en 9%.
La principal cadena de televisión rusa publica ahora reportajes sobre los beneficios de la margarina. Y el Ministerio de Agricultura intensifica sus reuniones y anuncia que los precios se estabilizarán pronto gracias a las importaciones, sobre todo de Turquía.
Turkey has started to supply butter to Russia due to a sharp shortage and price increase, 20 tons of products have already been imported
This was reported in Russian Federal Service for Veterinary and Phytosanitary Surveillance.
The Russian Agriculture Ministry said that it was… pic.twitter.com/PAJQ7vA9No
— NEXTA (@nexta_tv) October 30, 2024
“No se puede luchar al mismo tiempo en el campo de batalla y contra la inflación”
La economía rusa sigue mostrando cierta resistencia a las sanciones, pero sus fragilidades son cada vez más evidentes. A la espera de las cifras trimestrales del PIB que se publicarán el miércoles, la inflación sigue yendo a paso redoblado, por encima del 8%, con el sector agroalimentario especialmente afectado. Todo ello a pesar de un tipo de interés récord de 21% en el banco central. Un fenómeno persistente que tiene un impacto cada vez más tangible en la vida cotidiana de los rusos.
Aunque el gasto en defensa sigue impulsando el crecimiento, “no se puede luchar en el campo de batalla y combatir la inflación al mismo tiempo”, analiza la economista rusa exiliada Alexandra Prokopenko en una nota publicada en su cuenta X. Un tema especialmente delicado para un gobierno que siempre ha prometido a su población que su guerra en Ucrania no tendría repercusiones en la vida cotidiana.
Mientras tanto, otros robos menos espectaculares, pero evidentemente demasiado habituales, han obligado a algunos supermercados a tomar medidas. Incluso en la capital rusa, a veces se puede encontrar mantequilla en una nevera cerrada con llave, junto con productos como el caviar.
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