Íñigo Errejón era uno de los símbolos de la nueva izquierda española, el ideólogo de las exitosas campañas del partido Podemos que desafiaron al tradicional bipartidismo, aunque acabó abandonando la formación, enfrentado con su líder y amigo Pablo Iglesias.
En 2024, Errejón se había resarcido políticamente al ser designado portavoz parlamentario de Sumar, la coalición de izquierdas que integra el gobierno de España junto al Partido Socialista.
Pero la semana pasada, de forma sorpresiva, Errejón, de apenas 40 años, anunciaba que abandonaba la política. En una críptica carta de despedida, decía haber llegado “al límite de la contradicción entre el personaje y la persona”. Además, Errejón confesaba estar recibiendo ayuda psicológica y haber descuidado sus relaciones afectivas.
Horas después, sus compañeros de partido desdecían a Errejón: no se había marchado por su propia voluntad, en realidad había sido expulsado tras admitir que eran ciertos los rumores que circulaban por redes sociales sobre abusos sexuales y tratos vejatorios a varias mujeres. Una de ellas ya ha denunciado los hechos en un juzgado.
Terremoto en la izquierda a causa de Íñigo Errejón
El escándalo ha provocado un terremoto en la izquierda que sostiene al gobierno de Pedro Sánchez.
La vicepresidenta Yolanda Díaz, la figura más importante de este espacio político que abandera el feminismo, pidió perdón a las víctimas, pero aseguró que no se pudo actuar antes porque no había constancia de que Errejón era un agresor.
Sin embargo, una mujer ya había denunciado el año pasado en redes sociales que el político le había tocado el trasero en un concierto.