Durante el primer trimestre de 2016, cuando se presentó por primera vez el Motor Automotriz, en Miraflores se firmó un acuerdo por parte del presidente Nicolás Maduro, el entonces Ministro de Industria y Comercio, Miguel Pérez Abad, junto a empresas públicas y privadas para la reactivación del ensamblaje de carros y motos, con la pretensión de llegar a medio millón de unidades por año, importar y abastecerse de divisas propias. Metas que, exhibieron que no pudieron contener la caída de productividad que se registra desde 2014 cuando se redujo la liquidación de divisas.
Año y medio después, el 18 de julio de 2017, el ahora titular de Economía y Finanzas Ramón Lobo, firmó un nuevo acuerdo de «reimpulso automotriz» con mucho menos empresas, casi todas de motocicletas y solo una de vehículos (Toyota) pero que no impidió que al mes siguiente tampoco se ensamblara ni una sola unidad de dos ruedas. Dentro del acuerdo se incluye a la empresa Empire Keeway, que a pesar de tener una capacidad instalada de 45 mil motos al mes en su fábrica, operativamente no puede pasar la cuota de 300 cada treinta días. Sin embargo, no se han ofrecido cifras de ensamblaje o venta después que la empresa dejó ser ser asociada de la Asociación de Industriales Fabricante de Motociclos (AIFEM) de Venezuela.
Así que hasta agosto de 2017, se han ensamblado 536 motocicletas de 7 modelos distintos, pero se han vendido solo 455 de una docena de modelos que incluyen producidas en 2016, una caída de 88% con respecto al período enero-agosto del año pasado.