La abstención en la historia democrática de Venezuela alcanzó sus puntos más bajos entre 1958 y 1973, oscilando entre 4% y 8%. El entusiasmo por elegir presidente cada cinco años se reflejaba en las urnas electorales, tras la firma del Pacto de Punto Fijo y a pesar de las denuncias de irregularidades permitidas por el voto manual.
A partir de 1978 se elevó hasta alcanzar un pico de 1989, cuando el gobierno de Carlos Andrés Pérez decidió organizar las primeras regionales del país después de El Caracazo. Entonces más de la mitad de los electores (54%) decidieron no participar. La menor participación sólo bajó con la elección presidencial en la que Hugo Chávez ganó por primera vez, 63% de los votantes inscritos participaron.
Y aunque enfrentó altas tasas de abstención para aprobar la nueva Constitución o nuevas autoridades locales, fue elegido presidente en 2006 y 2012 con tasas de participación entre 75% y 80%.
Ahora, desde la elección de Maduro y ante las críticas de la oposición, la abstención ha vuelto a remontar, incluso para la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, que según cifras oficiales, sólo convocó a poco más de 41% de los electores, con serias dudas y denuncias de la veracidad de estas cifras, alimentadas con las denuncias de la empresa Smartmatic y la falta de testigos opositores en la sala de totalización.