Mario Tascón
Fotografía principal: Mario Tascón en afuera de su agencia de comunicación "Prodigioso Volcán",Madrid,España. Foto/Prodigioso Volcán.

En marzo de 2019, durante el Congreso de la Lengua Española en Córdoba, Mario Tascón tenía programada una conferencia el mismo día que el rey Felipe VI visitaba la ciudad argentina. Yo estaba en la ciudad en representación de Fundéu Argentina, la sede local de la Fundación del Español Urgente de Madrid, un proyecto que también había sido impulsado por Tascón.

Mientras Mario disfrutaba de un ágape privado en compañía del rey y las máximas autoridades del congreso, yo me encontraba en busca de un sucucho modesto que ofreciera un auténtico bife de chorizo argentino, para compartirlo con Julio Villanueva Chang, amigo y colega fundador de la revista de periodismo narrativo Etiqueta Negra. Durante la sobremesa, mientras conversábamos sobre crónica y narrativa, recibí un mensaje de WhatsApp de Mario: «¿Dónde están, Juan?». Le proporcioné las indicaciones, la dirección y un enlace de Google Maps. Mario respondió: «Esto aquí está aburrido, en un minuto voy para allá, voy con Jaime». Jaime es Jaime Abello Banfi, el director ejecutivo de la Fundación Gabo, quien nueve años antes había convocado a Tascón para impartir un taller de emprendimientos periodísticos.

Treinta minutos después del mensaje los cuatro nos encontrábamos en un pequeño restaurante en el centro Córdoba, escuchando las historias que Jaime contaba sobre la sinuosa relación entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. La velada marcó la última vez que tuve el placer de ver a Mario. Una imagen imborrable para recordar a un maestro y amigo. Bohemia, periodismo, historias y literatura en un lugar en las márgenes del reinado.

Mario Tascón
Mario Tascón y Juan Mascardi, autor de la entrevista, en Lima, Perú, 2010. Foto/César Pincheira.

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Un pionero es una persona que inicia la exploración de nuevas tierras. También es aquella que da los primeros pasos en alguna actividad humana. Mario Tascón lo ha sido. Porque navegó por primera vez en los lábiles territorios del digitalismo en el periodismo hispanoparlante. Pensó, proyectó, planificó y creó hasta el día de su muerte. El español, nacido en Ponferrada en 1962, murió el viernes 29 de septiembre de 2023 en Buenos Aires, luego de realizar una ponencia denominada: “Oportunidades y desafíos de la inteligencia artificial y su aplicación en las redacciones”.

Tascón dejó un legado que trasciende al periodismo porque su labor creativa, empresaria, digital, social, lingüística, humana, artística y de vanguardia impregna a las sociedad en diferentes escalas. Fue un ser total, el último de los románticos.

El hombre que llegó al periodismo en 1984 de la mano del diario barrial Bierzo 7 de León, España, siempre buscó analogías para entender el presente de los medios: “Internet es como un flipper, nosotros manejamos solo dos botones. Y la bola suele quedar rebotando en los distintos rincones de juego, sin que podamos hacer demasiado”, me dijo en una entrevista que le realicé cuando lo conocí.

El maestro de escuela y estudiante de psicología que derivó en periodista, infógrafo y gerente de medios también fue músico. Fue el baterista de Menta, una banda de pop que en 1980 editó su primer disco. El grupo, originario de Ponferrada, salía de las entrañas de la comarca leonesa de El Bierzo, esa tierra serrana de buenos vinos y de míticas historias de lobizones. Las canciones del grupo eran compactas, directas, sin demasiadas metáforas y no superaban los tres minutos. Un pop-rock ágil que buscaba entretenimiento. Los integrantes tenían una estética sesentera: trajes negros, camisas blancas, corbatas finas y negras. “Alguna vez me gustaría volver a tocar la batería”, me dijo.

Lo conocí en la Lima que nunca llueve pero que igual moja en el año 2010. Era su debut como maestro de la Fundación Gabo (por aquellos años se denominaba Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano) cuando dictó el Taller de Emprendimientos Periodísticos en Internet. Éramos 14 periodistas latinoamericanos que pensábamos cómo motorizar nuestro primer sitio. Perú fue el sitio elegido por la Fundación para desarrollar el encuentro durante cinco días. La comunión alrededor de la exuberante gastronomía limeña hacía que a diario las conversaciones se escapasen de la universidad. Las ideas se mezclaban con cebiche, chifa, pisco, salsas y condimentos. Tascón nos hablaba de matemáticas, autómatas, informáticos, convergencia, divergencia, planes de negocios, usuarios, triángulos, redes, etiquetas, resortes dramáticos y la vibrante emoción de contar historias.

Mario Tascón
Mario Tascón en el taller de emprendimientos periodísticos para internet organizado por la Fundación Gabo, Lima, Perú, 2010. Foto/Juan Mascardi.

Las teorías de Mario siempre estuvieron basadas en la experiencia. En 1989, cuando internet se visualizaba a la par de la caída del Muro de Berlín, ingresó a El Mundo en la sección Infografía. La creó. Allí comenzó a desarrollar una precaria web. Entre 1991 y 1996 consiguió los máximos galardones en los premios de la Society of News Design (SND), incluyendo varias medallas de oro, menciones especiales del jurado y un Best of Show por su desarrollo digital. Desde junio de 2000 se desempeñó como director general de Contenidos de Prisacom, sociedad que gestionó las actividades digitales del Grupo Prisa. A su cargo estuvieron las webs del diario El País, Cinco Días, As, la radio Cadena Ser y la radio 40 Principales, entre otros.

Hasta que un día se aburrió un poco de los medios.

“Ya no tenía ganas de esperar a nadie. Empecé a vivir ciclos que se repetían. Cambiaban los tiempos, cambiaba la tecnología y yo sentía que avanzábamos muy despacio. Y empecé a tener la convicción de que lo que ocurría no era sólo en el medio donde estaba sino un tema general de los medios tradicionales. Otra vez se empezaba a discutir el cobro de contenidos, las redacciones integradas”.

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El otro Congreso

En 2016, durante su participación en el Congreso de la Lengua en Puerto Rico, Mario Tascón ofreció una ponencia que atrajo la atención de la directora ejecutiva de la Fundación de la Lengua Española de Rosario. Al finalizar su discurso, ella se acercó para felicitarlo por sus palabras. Tascón, con su característica amabilidad, recordó su breve visita a Rosario, la ciudad donde vivo. Dijo que había estado allí solo por un día debido a una erupción volcánica, había quedado varado en San Pablo. “Me encantaría volver”, le contó. Y así fue, un año después, Mario regresó para fundar la sede local de Fundéu en Argentina, de la cual asumo la coordinación desde el 2017.

Mario era un experto en tejer redes humanas, sus ideas traspasaron las fronteras geográficas. Siempre fue hilvanando cada una de sus ideas con diferentes proyectos que unían muchas veces los dos continentes. Tenía esa mirada sudamericana que le permitía también observar diferente su propio terruño español.

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En 2010 fundó Prodigioso Volcán, una singular agencia de comunicación. Reinventó medios, creó los propios, asesoró, capacitó y desarrolló otros. Saltó al arte contemporáneo y metió el periodismo en los museos. Montó unas oficinas con aires a Google pueblerino en los callejones de Madrid. Primero en Malasaña y luego en El Escorial 17, sobre las caballerizas de un antiguo palacio de 90 metros cuadrados y techos de tres metros de altura. Un mix entre lo artesanal y lo industrial. Un taller tecnológico. Un sistema modular de mesas de madera y pizarras que permiten configurar el espacio como aula. Los espacios que construimos hablan de nosotros.

Volvamos a Lima de 2010.

Tascón viene del mundo de la infografía, de ahí su fanatismo por visualizar sus ideas en formas geométricas. En aquel tiempo había creado el sitio La Información, una web que revolucionó en el diseño, la forma de contar historias y la agregación de contenidos automatizada. Cuando presentó la invención lo hizo con el dibujo de un triángulo. En cada uno de los vértices se hace referencia a los autores de la información: profesionales, usuarios y autómatas. En la cima, están los contenidos elaborados por los periodistas. En los ángulos opuestos, la producción que aportan los usuarios —redes sociales— y en el tercero la data que generan las máquinas –Google News, por ejemplo.

Tascón viene del mundo de la infografía, de ahí su fanatismo por visualizar sus ideas en formas geométricas. En aquel tiempo había creado el sitio La Información, una web que revolucionó en el diseño, la forma de contar historias y la agregación de contenidos automatizada

“Cuando hablamos de información generada por robots nos referimos a la agregación de contenidos, es decir, a la jerarquización y ponderación automática de noticias de diversas fuentes”, decía. “Comenzar un proyecto periodístico en internet supone, primero que todo, un cambio de visión que nos aleje de las formas tradicionales en las que funciona esta industria. Es imposible crear nuevas alternativas basados en viejos paradigmas, por eso, aunque lo esencial permanece, las nuevas dinámicas de producción y consumo de la información exigen nuevas formas de trabajar”.

Dos preguntas y dos respuestas de hace 14 años.

—Pareciera que el peor de los males de los diarios en papel se les atribuye al avance digital. Pero la caída de las compañías tiene varios orígenes…

—Hace algunos días el director de Comunicaciones de Google para Latinoamérica, Alberto Arébalos, dijo: “Lo que va a matar a los diarios no es internet, es el aburrimiento”. Y esto lo que vengo sosteniendo en mis conferencias. Cuando la escuché pensé, al fin, otro más (aplaude). Somos aburridos por varias razones, cada vez tenemos menos tareas creativas, la convergencia ha llevado a que los profesionales tengan cada vez más tareas y todo se ha gestionado de modo muy poco profesional. Por ejemplo, un tema que nadie aborda es cómo se realiza la selección de personal de un periódico, que se arrastra del siglo XIX. Por lo general llega al diario un amigo o un familiar, puede caer lo bastante simpático, se va quedando y con los años tiene un lugar preponderante.

—No existe ningún estándar sobre cómo postular en un periódico. ¿Qué habilidades y competencias se ponderan actualmente?

—No se sabe cómo se mide esto. Por lo general se cubren los huecos. Pero esos huecos hay que planificarlos. Otro ejemplo concreto es el uso de los presupuestos. Cada secretario de redacción maneja una especie de microempresa: salarios, colaboraciones, viajes, materiales. Y lo que debe preguntarse es: ¿En mano de quién está ese presupuesto? Y no digo que se necesitan diplomas financieros, lo que falta es sentido común. Las funciones de estos roles se han modificado un poco. Hay una función —que a los periodistas no nos gusta mucho el nombre— que es la de product manager. Es un equivalente de redactor jefe, pero es un jefe moderno. Posee las funciones de redactor jefe convencional pero además gestiona productos. La relación con los proveedores, las elecciones de agencias, la relación con otros colectivos sociales —incluyendo a los periodistas. Si observamos otros oficios u otras profesiones, no son tan endogámicos. Y a nosotros se nos supone abiertos, curiosos, viajados… Y al fin somos de lo más conservadores. La resistencia al cambio es propia de la humanidad, pero en algunas profesiones como la nuestra es curioso que se sostenga.

La llegada de Tascón en 2010 a la Fundación Gabo cimentó su mirada latinoamericana de la vida. Era como una especie de Marco Polo con ansias de conocer cada rincón, cada cultura, cada bar, cada librería.

Charla de Mario Tascón: ¿Los periódicos de mañana se llamarán periódicos? en el ISIL Campus San Isidro, Perú, 2010. Foto/ César Pincheira.

Un año después, cien millones de toneladas de cenizas, arena y piedra pómez fueron expulsadas tras la erupción del complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle en la patagonia de Chile. La erupción trajo consigo problemas económicos para el Cono Sur, tanto turísticos como ganaderos, además de cancelaciones aéreas en el hemisferio sur. Mario viajaba hacia Rosario, la ciudad en donde vivo, para participar en el Foro de Periodismo Digital. Pero quedó varado en Brasil. Con humor, dijo que ese era un signo por haber fundado su “prodigioso volcán”. Al fin pudo llegar el último día del Foro, el 16 de junio de 2011 y presentó su conferencia: “El hilo de Ariadna: Cómo pueden salir los medios del laberinto en el que se encuentran”. Mario estuvo menos de 24 horas en Argentina, se quedó con más ganas de conocer la ciudad y eso fortaleció su lazo con el país.

La llegada de Tascón en 2010 a la Fundación Gabo cimentó su mirada latinoamericana de la vida. Era como una especie de Marco Polo con ansias de conocer cada rincón, cada cultura, cada bar, cada librería.

A Mario le interesaba la lengua en español y el lenguaje claro. Fueron dos de sus pasiones. Fue presidente de la Fundéu y escribió el manual Escribir en Internet: guía para los nuevos medios y las redes sociales. Junto a Mar Abad escribieron Twittergrafía: el arte de la nueva escritura en una época de emoticones fabricados con combinaciones de letras y símbolos. También fue novelista: junto a Fernando Tascón publicaron La Biblia bastarda. En el ámbito del arte presentó Fake news. La fábrica de mentiras en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid.

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La distancias y los mensajes

Estamos en Bajada España de la ciudad de Rosario, un restaurante especializado en pescados a la parrilla frente al río Paraná. Mario llegó a Argentina con la finalidad de dar forma a Fundéu Argentina. Es noviembre de 2017. Después de recorrer el río, visitar la Feria de las Colectividades, un clásico de Rosario, y dedicar tiempo a debatir y reflexionar sobre los aforismos, nos disponemos a cenar. Con mucho pudor, le pregunto cómo hace para equiparar su trabajo con tantos viajes, cómo equilibra las relaciones familiares y cómo sostiene y disfruta de la relación con su hija. En la pregunta, están mis propias dudas sobre mis propios viajes. Mario me mira, se ríe y me responde de un modo muy sencillo. «Cada vez que viajo, trato de jugar y de plantear un juego. Entonces, cuando llamo a mi hija, le cuento sobre la diferencia horaria, le hablo de la naturaleza, le menciono las particularidades de la comida”.

De esa manera, gracias a la narrativa, Mario pintaba y dibujaba otros universos mientras viajaba. Era también un modo de compartir. Por ello hoy, en esta despedida, en este obituario que nunca imaginé escribir, quiero recordarlo con esa historia tan simple, sencilla e íntima. Y así fue como este español con aire sudamericano narraba en la intimidad cada uno de sus pequeños y grandes descubrimientos.

 


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