Recuerdo la impresión que me causó Midsommar (2019) y su cautivante protagonista, una desconocida por entonces llamada Florence Pugh. Midsommar era la historia de una pareja que viajaba a Suecia para experimentar un ritual pagano que ocurre una vez cada 90 años. De más de dos horas de duración, el filme aumentaba sus tensiones en cada secuencia y su laberinto surrealista aprisionaba tus sentidos del mismo modo en que Dani (Pugh) perdía todo entendimiento de los violentos hechos alrededor de sí. El lenguaje del director, Ari Aster, no era solo el de un artífice de un terror intelectual; el efecto final en el espectador era el de una ácida incomodidad.
Con solo cinco cortos –siendo el más notable Lo extraño de los Johnsons–, este es el tercer largometraje después de Midsommar, una verdadero tour de force para los seguidores del culto Aster.
Beau tiene miedo (Beau Is Afraid) presenta a Joaquin Phoenix como Beau Wasserman, un tipo solitario hijo de una familia adinerada pero que vive empobrecido en una ciudad que luce como Nueva York. Es ansioso, está pobre. Y la zona en la que vive, su edificio, su cuadra, sus vecinos, todos son seres muy podridos. Todos lo agreden. Hay un cadáver casi momificado en medio de la calle al cual nadie recoge. Un día, Beau recibe la noticia de que su madre ha muerto, y pese a tener miedo a solamente estar fuera de su departamento, no tendrá más remedio que emprender el viaje para buscarla.
Serán tres horas extenuantes para el espectador –una vez más, el sello Aster–, donde estarán de nuevo presentes las características de su cine: limpieza visual en los encuadres, ausencia de “sustos repentinos”, quietud narrativa, inducción a la incomodidad psicológica con atmósferas irreales. Confabulado con su cinematógrafo de siempre, el canadiense Pawel Pogorzelski, esta vez Aster se acerca a la sofisticación simétrica de un Wes Anderson, con una paleta colores contiguos al pastel que aumentan la irrealidad de lo que vemos en pantallas. Phoenix está increíble, siguiendo puntual los mandatos de Aster.
Este sufrimiento, no obstante, no tiene límites ni escapatorias, y así Beau tiene miedo se convierte en una experiencia exasperante. “Terror psicológico” dicen las etiquetas oficiales pero me queda la duda de si es que en realidad hay una historia. Hay muchas narrativas, muchos géneros incluso, pero el hilo conductor se termina perdiendo y retomando a destiempos. Más allá de la búsqueda de la madre, no hay mucho más que una divagación surrealista de sensaciones tortuosas; a Aster pareciera no importarle hacer que su espectador disfrute de forma alguna lo que está viendo, sean momentos de animación o toda una secuencia con Nathan Lane haciendo del cabeza de una familia que acoge temporalmente a Beau.
Beau tiene miedo pierde buena parte de su encanto tras la primera hora y media, llevándonos a desear que se acabe de una maldita vez. Su experimentación narrativa no es para cualquiera, menos para los amantes del terror-terror que esperan sorpresas, muertes, sangre… ¡algo! Cada vez más lejano de lo concreto que eran Lo extraño de los Johnsons o El legado del Diablo, Aster cae en la trampa de creerse un auteur y ha urdido un monumental homenaje a su ego. Beau tiene miedo es una de las grandes decepciones del año por el nivel de su cineasta, y que no nos vengan con que no la hemos comprendido porque se la comprende bien, solo que no se la soporta. Faltaron productores con los cojones o los ovarios bien puestos para decirle a Aster “corta que te estás pasando”, para hacerle entrar en razón. Pero claro, después nos saldrían con que le cambiaron la visión del autor.
Tres horas de una película que comienza interesante y se hace infumable. Seguro que para cortar había bastante.
FICHA TÉCNICA
Película: Beau tiene miedo
País: Estados Unidos
Año: 2023
Director: Ari Aster
Protagonistas: Joaquin Phoenix, Nathan Lane, Amy Ryan, Patti LuPone
Disponible en: Cines y Google Play
Calificación: 2/5