En San Cristóbal, estado Táchira, se ha vuelto común recibir el peso colombiano como forma de pago de algún bien o servicio. En las calles, frente a establecimientos, se exhiben carteles en los que se ofrecen operaciones en la divisa del vecino país. Debido a la escasez de bolívares ya es «normal» tener pesos colombianos en la cartera.
«Me resulta conveniente recibir el pago en pesos porque se revaloriza cada día y me sirve de colchón a la hora de comprar alimentos para venderlos en el negocio», dijo un bodeguero en el sector de Pueblo Nuevo.
En el comercio, que es atendido por una de las ventanas de su casa, ofrece productos nacionales, o comprados en Colombia, entre dos y tres veces más que el precio marcado en los empaques. No tiene punto electrónico de venta «porque el banco pide muchos requisitos». Es discreto, no tiene avisos y solo a los conocidos les recibe el pago en pesos.
Aldo Contreras, economista y académico, explicó que en las economías hiperinflacionarias como la venezolana, cuando la moneda empieza a perder valor sustancialmente, automáticamente se va al respaldo en otra moneda.
«Habitualmente esto sucede con el dólar estadounidense. Los agentes económicos buscan protegerse de la devaluación de su moneda haciendo uso de una más fuerte. En el caso de Táchira, por estar en la frontera, los agentes económicos buscan el peso colombiano para proteger los bolívares de manera de no descapitalizarse», señaló Contreras.
En el centro de San Cristóbal, en las inmediaciones del Centro Cívico con Plaza Bolívar, establecimientos dedicados a la venta de accesorios de vestir o reparación de teléfonos móviles, muestran letreros que dicen: «Se reciben pesos».
«La mayoría de los negocios que están recibiendo pesos no lo hacen a la tasa del mercado colombiano, y claramente es ilegal porque desde febrero de 2003 existe un control cambiario que prohíbe a los agentes económicos en Venezuela utilizar una moneda distinta al bolívar, ya sea para comprar bienes y servicios o cualquier transacción», agregó Contreras.
El alquiler de inmuebles también se transa en pesos.
«Debo desocupar el apartamento en el que estoy y ando buscando otro. Ayer me pidieron 100.000 pesos (equivale a 5.000.000 de bolívares al cambio actual de 0.020 centavos de peso por bolívar) Está en una buena zona, pero no tiene estacionamiento», contó Celina Marín. También le pidieron por un apartamento en el sector Las Vegas del municipio Cárdenas, a 8,5 kilómetros de San Cristóbal, 70 dólares o su equivalente en pesos.
Cambistas urbanos. En el terminal de pasajeros de San Cristóbal se observan con regularidad letreros en kioscos de venta de chucherías y lotería en los que indican que aceptan pesos colombianos.
Contrastan con los avisos de algunos locales que advierten que no reciben billetes ni de 10 ni de 20 bolívares.
Cuando no están los letreros a la vista, por razones que algunos de los consultados no quisieron explicar, personas que están ubicadas en los diferentes pasillos que dan hacia los parqueaderos de las líneas que hacen rutas a San Antonio del Táchira, y que se confunden entre viajeros y vendedores ambulantes, ofrecen comprar pesos. Tampoco dan información sobre la tasación que tienen, a menos que el interesado diga por adelantado cuánto dinero colombiano pretende cambiar.
«En Táchira existe la posibilidad de comprar pesos colombianos con bolívares a través de una casa de cambio, cuya tasa no es en realidad la del mercado. En las economías hiperinflacionarias esto suele suceder, pero cuando los establecimiento comerciales deciden recibir o transar con pesos están violando el convenio cambiario y la Ley del Banco Central de Venezuela», advirtió Contreras.
A las afueras del principal terminal terrestre de Táchira, en carretillas de hortalizas hay letreros guindando de las sombrillas que cubren del sol y la lluvia a los cambistas, que también dicen que se recibe y cambia la moneda colombiana.
El cambio libre en la frontera la semana pasada fue de 0,020 centavos de peso por bolívar. «Por cada 100 pesos le damos 40.000 bolívares en efectivo», ofrece un hombre que maneja un puesto de venta de verduras en el terminal.
El dinero del cambio es con billetes del nuevo y del viejo cono.
«Lo podemos conversar. Ahí vemos», dijo el hombre con acento central al ser consultado sobre la denominación de los billetes. Esto ocurrió a menos de 20 metros de un carro oficial de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que estaba estacionado en el terminal.
«El comerciante que en San Cristóbal decide recibir pesos lo hace a una tasa de cambio mucho mayor con la finalidad de obtener más pesos para ganar cinco o diez puntos al momento de transar estos pesos en Cúcuta», explicó Contreras.