Kevin Rojas y José Saldivia decidieron protestar en la sede de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) en Maracay. Sabían que corrían riesgos al estar allí en esos meses de manifestaciones antigubernamentales y represión.
El 2 de julio protegieron, junto a 25 estudiantes, las instalaciones del centro educativo, que fue asediado en varias ocasiones por sujetos armados y funcionarios policiales. A las 6:00 am, justo en el cambio de guardia, un grupo de hombres, vestidos de negro, encapuchados y fuertemente armados violaron la autonomía universitaria. De forma arbitraria y a golpes se llevaron a los 27 jóvenes que defendían la casa de estudios.
Los estudiantes fueron trasladados inmediatamente al Comando de Policía del estado Aragua, en San Jacinto. La audiencia de presentación duró toda la noche. A pesar de ser civiles, fueron juzgados en tribunal militar e imputados por delitos como instigación a la rebelión, sustracción de efectos pertenecientes a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), destrucción de fortaleza y violación de zona de seguridad.
Kevin Rojas tuvo la terrible suerte de ser uno de los seleccionados para ser recluido en la cárcel El Dorado, ubicada en el estado Bolívar. En el penal, su salud desmejoró considerablemente, pues contrajo paludismo mixto, uno de los tipos más agresivos de la enfermedad.
Rojas fue uno de los cinco jóvenes que han presentado síntomas de paludismo desde que pasaron por las celdas del recinto, localizado al lado del río Cuyuni, cerca de la frontera con Guyana.
Su novia, Katherine Aray, explicó que los compañeros de celda de Kevin lo encontraron en una terrible situación. Se arrastraba en el piso lleno de excremento y vómito y también deliraba producto de los síntomas.
El estado crítico de Rojas no conmovió a las autoridades. Permaneció detenido en el centro penitenciario hasta el 14 de septiembre, cuando fue trasladado -junto a sus compañeros- al Centro de Formación para el Hombre Nuevo, dentro de la cárcel Tocuyito (estado Carabobo) y no a un hospital, como lo amerita su estado de salud.
Luego de las denuncias por violación de los derechos humanos que realizaron sus familiares, una comisión de la Defensoría del Pueblo fue hasta El Dorado para constatar su estado. No obstante, no hubo una acción concreta para mejorar su situación.
Debido a que no le permitieron el traslado a un hospital para que fuera debidamente atendido, la familia recolectó fondos a través de la venta de sopas para pagar el tratamiento de Kevin. Su novia informó a El Nacional Web que le llevaron las medicinas a la cárcel, pero desconoce si se las administraron, pues lleva más de un mes sin verlo. A su madre sí le permitieron sostener una conversación telefónica con él, en la que el recluido le dijo que se encontraba “un poco estable”, pero que le dolía la cabeza.
“Un castigo ejemplar”
José Saldivia tuvo una de las más infames experiencias entre todos los aprehendidos de ese domingo: ser el primero en padecer paludismo dentro de la cárcel El Dorado.
Su hermano, Abel Saldivia, señaló en exclusiva para El Nacional Web que, a pesar de que José tenía los síntomas que caracterizan la enfermedad (fiebre, sudoración y escalofríos) su familia tardó 15 días en enterarse de su estado de salud. Cuando pudieron visitarlo en el penal, le llevaron 14 días de tratamiento. Sin embargo, José solo pudo cumplir 12, porque el resto de las dosis desapareció en la enfermería de El Dorado y ninguna autoridad respondió por ellas.
En Tocuyito, las condiciones de reclusión de José han mejorado un poco. Abel comentó que tienen derecho a llamar una vez a la semana y solo por dos minutos. Les proporcionaron colchonetas y la comida es “un poco mejor”.
“Ellos van a pasar un mes sin recibir visitas. Todo el tiempo van a estar completamente aislados y no los vamos a poder ver”, aseguró.
Abel Saldivia agregó que el caso de los jóvenes es político. “El juez aseveró que se trataba de un castigo ejemplar. Con esto, la ciudadanía se da cuenta de lo deteriorado que está el sistema. Se valen de la fuerza para doblegar a quien exige libertad”, añadió.
Un nuevo caso de paludismo
El 25 de septiembre, representantes de la ONG Foro Penal Venezolano, que ha llevado el caso desde el principio, informaron sobre un quinto joven que había contraído la enfermedad. Fue identificado como Richard Suárez.
Los familiares de los jóvenes han introducido peticiones para que se les realicen exámenes médicos, sean trasladados a un hospital o sean liberados inmediatamente.
«Todos merecen la libertad inmediata. Pero sobre todo esos cinco que presentaron paludismo. De los 10 que estuvieron detenidos en El Dorado, ya van cinco, entonces, ¿Qué espera el juez?», cuestionó Dimas Rivas, coordinador del FPV en el estado Aragua.
Los jóvenes llevan más de 20 días aislados en Tocuyito. Los representantes del Foro Penal Venezolano aseguran que el caso de los estudiantes de la UPEL ya ha sido presentado ante instancias internacionales. “Ellos están incluidos en el informe mensual que le enviamos al secretario general de la OEA, Luis Almagro”, aseveró Rivas.
Tanto Saldivia como Rojas, al igual que otros 20, deberían ser liberados durante la audiencia preliminar de este 27 de septiembre, debido a que una fiscal militar solicitó el sobreseimiento del caso el pasado 31 de agosto.
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