Por LEÓN SARCOS

A la familia Lombardi Boscán

Es el poeta Hölderlin quien con palabras mágicas en su lírica, con una de sus metáforas explosivas, quizás recoja en un sentido suspiro la tierna e intensa vida de Lilia Boscán de Lombardi: Benditos seáis, sueños de la infancia, me ocultábais la miseria de la vida; pero ella se desdobla e insiste en el poder redentor de lo onírico, de la imaginación y de la palabra.

Sola, ella llegó a su estación. El polvo del camino deshizo su esperanza y liquidó su sueño, para que su poesía fuera vino de vieja y distinguida cepa guardado en celosa piel de antiguos odres. No en vano cultivó la crítica literaria con brillante destreza, sabía escudriñar en el verso antiguo, en la épica, en el poema y en la prosa —más allá de la justa y estética oración—, la intención última de las notas musicales del alma de los creadores.

Docente, ensayista, crítica y poeta

De sus atributos como ensayista y crítica dice el Diccionario General del Zulia: De rigurosidad metodológica, ha demostrado la imaginación y la agudeza de un lector sensible frente a la obra objeto de estudio o como dice Henry James, criticar es adueñarse de tomar posesión intelectual, en resumen, establecer una relación con lo que se critica y hacerla parte de uno, y estas premisas ella las ha seguido a cabalidad. 

En su primer trabajo, editado en 1978, Aproximaciones críticas a la narrativa de Ernesto Sábato, cuando analiza El túnel, ya destacan sus facultades de sensible crítica que, aunque con cierto prisma ideológico, sabe colocar con certero juicio precisiones conceptuales adelantadas a su tiempo:

Juan Pablo Castel —el protagonista de El túnel—, un pintor neurótico, es el prototipo de nuestras sociedades en crisis del siglo XX, es la expresión del espíritu del tiempo; de estas sociedades tecnificadas que al convertir al hombre en cosa y amontonarlo en las grandes ciudades acentuó su soledad; la incomunicación y la inseguridad se hacen patológicas y deviene el gran drama interior de una búsqueda angustiosa en un mundo de locura y caos. 

La dama de la ternura, la proclamé una tarde, impregnado de la exquisita fragancia de sus visiones y sus sentires en la penumbra de la paloma, como llaman los hebreos a la iniciación del atardecer; un día encantado en que el olor a lluvia me hacía evocar, disfrutando su poesía, la figura sagrada de mi madre.

Es la propia Lilia quien nos habla en su Paisaje Interior: Si pudiera liberarme / de los hilos diminutos / que me oprimen / si pudiera liberarme / de los árboles del bosque / que me cierran la salida. / Confundida, / con la vida apretada / en las dos manos, / ansío la paz del agua / en la laguna.

La escritora argentina Graciela Maturo comentará de su obra poética, en el prólogo de la antología Puerto de Sombras: La poesía de Lilia Boscán es un canto solitario que se contrapone al ruido del mundo; una ofrenda que incendia las palabras para transformar el dolor en belleza. Podríamos decirlo con una de sus bellas imágenes: Un bosque / navegando a la intemperie.

Nace una mujer para las letras

Una mañana andina de eterna primavera, de esas que encadenan a los enamorados del sol, nació en Valera esta zuliana inolvidable, Lilia Josefina Boscán Viloria, el 30 de marzo de 1942. Hija del matrimonio del zuliano Marcos Boscán Urribarri y de la andina Sofía Viloria. Graduada de bachiller, se vendría a los 17 a Maracaibo bajo los cuidados de su madre, donde conocería al después historiador Ángel Lombardi Lombardi

Su temperamento apacible y contemplativo, pero de alma inquieta e inteligencia encendida, la hicieron exigente consigo misma y desde muy niña ese comportamiento la llevaría a ser una excelente estudiante y a cosechar, cuando terminó la licenciatura en Letras, la mención honorífica Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia, en el año 1965, mención Letras Hispánicas.

Lilian y Ángel eran vecinos, después se hicieron novios y un día de julio, el 30 de 1966, decidieron unirse en matrimonio para criar una hermosa y numerosa familia levantada con una gran disciplina y valores cristianos, cuya esmerada educación merece reconocimiento ciudadano, porque tuvo que ser estimulada y supervisada, simultáneamente, con el estudio y las exigencias académicas de sus padres, lo que los llevaría a ser figuras destacadas del mundo académico universitario.

De esa unión nacieron Ángel Rafael, Lilia Carolina (+), Jesús Gabriel, Marco Adriano, María de la Esperanza de la Paz, José Javier, Jorge Eduardo, Diego Emmanuel, Juan Pablo y Lilia Sofia Lombardi Boscán, todos graduados universitarios, todos distinguidos en el estudio y en el desempeño de su profesión.

Luego vendría el doctorado en Letras Españolas e Hispanoamericanas en la Universidad Central de Madrid y otros cursos de postgrado en París (Literatura Infantil, La Nueva Literatura Hispanoamericana y Metodología de la Crítica Literaria).

Se gesta una gran poeta

Me atrevo a afirmar que Lilia Boscán de Lombardi fue en sus inicios una atenta investigadora, una destacada docente que llegaría fruto de su abnegada dedicación académica, a ser una buena ensayista y crítica literaria, y solo después, a partir de mediados de los 90, se revelaría como una gran poeta de sublime acento lírico.

La poesía, dice su compañero de vida, fue su escritura secreta. Criaba una numerosa familia, daba clases, era investigadora constante, escribía de otros géneros de forma permanente y compartía en feliz matrimonio su responsabilidad de madre y esposa.

En simultáneo, deshojaba sus recuerdos de infancia en su querida Valera y acariciaba con dulzura las imágenes y la vida infantil al lado de sus padres amados; sus dolores de madre cuando la alcanza el infortunio y pierde su segunda hija, y como a todo poeta, le obsesionaba el tiempo y la muerte. Sabía que su paso por la vida era efímero y ella iba guardando sus poemas en el cofre sagrado de su alma.

En 1987 se nota un calificado avance en su trabajo de ensayista y crítica cuando escribe un magnífico ensayo titulado Huellas en el Tiempo, donde analiza la poesía del español Miguel Hernández:

Amante de la vida, su poesía está amasada en el amor; rica de vitalidad se nutre de la naturaleza y a ella le devuelve el canto poético poblado de tierra… Por eso es profundamente vitalista, porque es humana, expresando al hombre en toda su complejidad: ser para la vida y ser para la muerte, ser para el amor y ser para el odio, hombre libre y prisionero, debatiéndose entre la luz y la sombra, entre la alegría y el sufrimiento.

Aparecen los primeros signos de su oculta vocación (1989-1995)

Escritos entre 1989 y 1995, aparecen sus primeros poemas en Voces de la Memoria, donde evoca con un dejo de melancolía momentos de su infancia y la figura de sus padres: Pasan los sueños de niña / como el agua en el molino, / como los trigos dorados, / de la última estación.

Hoy te quisiera ver / para que hablaras conmigo / de cuentos de aparecidos, / de los pasos de la abuela, / de los naranjos en flor. / Hoy te quisiera ver / con tu traje de maestra / y tu firme caminar. / Hoy siento dolor de ausencia, / hoy siento la soledad.

Dice Graciela Maturo en la presentación de Puerto de sombras, su antología poética: La soledad, signo de la vida anterior, acompaña a Lilia Boscán desde el inicio de su escritura poética… 

De la primera a la última página se presume la presencia de un yo en vigilia, consciente de sí, tratando de dominar su afectividad doliente. Un yo que asume una actitud estoica sumando su dolor al dolor del mundo… Solo reconfortado con los sueños, la imaginación, la gracia y el poder de las palabras.

Lilia Boscán de Lombardi, en 1993, vuelve con un nuevo ensayo: Sobre Arte y Literatura, donde en artículos muy cortos, reseña libros, autores, acontecimientos y sucesos de gran significado acaecidos en Venezuela y el mundo. En estos breves ensayos logra, de forma amena, informar y dar impresiones sólidas al gran público sobre distintas manifestaciones del arte, especialmente sobre literatura y teatro. 

Al siguiente año logrará producir uno de los trabajos más completos que se han hecho, en Venezuela y en América Latina, sobre Federico García Lorca; ensayo crítico muy bien fundamentado, titulado El fracaso de la libertad: García Lorca y la tragedia griega, donde comenta:

El estilo de García Lorca es único y expresa su temperamento poético, su personal visión del mundo, pero el patrimonio cultural heredado, antiguo y moderno, no resbala inocentemente sobre la piel del escritor, sino que se funde con su sangre, con su espíritu y de allí brota la poesía nueva como una voz mágica en la que resuenan ecos del pasado y llamas del más cercano presente.

Aparece Surco de Origen (1996-2000)

Misterio del toro / en la piedra eterna / misterio del hombre / semilla esencial / surco de origen.

Para mí, es Surco de Origen (1996-2000) el poemario que la consagra como una poetisa de alto canto, el que reúne la diversidad más infinita de sentires, dolores, ansiedades, soledades y silencios. Es donde las reflexiones sobre el ser y sus enigmas son mejor registradas y las heridas del alma son más sutiles, el tiempo más acucioso y la muerte está más presente y más distante. Del surco germinan las semillas, del surco se hace la madre, por el surco corre el agua que hará parir la tierra:

Origen / Antiguos sacrificios / el hilo desplegado / une los fragmentos / y encuentra el origen.

Enigma / Los alacranes regresan / sin resolver el enigma. / Pájaros nocturnos. / agua del origen.

Amor / Palabras / grabadas sobre mi piel, / mirada fugaz, / siembra de espigas / campo de sueños.

Vivir un nuevo instante / en las orillas / de tanta soledad, / de tanta espuma, / de tanta muerte grabada / en las piedras, en el agua.

Nazco entre tus manos / Reinvento mi rostro / cada día, / nazco entre tus manos / muchas veces, / camino con mi sombra / distinta y la misma, / siempre a tientas.

Se derrama tu cuerpo / con brillo de relámpagos, / como galope de centauros, / crines de fuego / en el abismo.

Nadie sabe el camino de los muertos / Raíces del enigma / en la memoria del árbol del santuario, / el tiempo se deshoja inexorable / y nadie sabe el camino de los muertos / ni el destino de la vida que se acaba. 

En el corazón del vértigo (2000-2002)

Es donde más se percibe un alma asediada por un mal recuerdo y en cada estrofa brota el dolor entre espinas que sangran y no terminan de hacerlo, sino cuando termina la vida. Da la impresión de que los poemas fueran sutilezas o avances de su último poemario La Letra Herida, donde definitivamente registra y pone al desnudo las huellas de una tragedia que siempre llevó a flor de piel y la cual aceptó su razón, pero nunca su espíritu, porque su pérdida se llevó una parte de él que ella continúo buscando desconsoladamente en otra estación.

En la intemperie del delirio / el vuelo eterno de los astros, / el derrumbe oscuro de la vida.

Y yo / un náufrago / en medio de la nada.

El viento se detuvo en la ventana, / el faro de la noche / guía tu mirada / a mis ojos / en penumbra.

Respiro como nunca la nostalgia / y como nunca tengo la certeza / de tu ausencia.

Tus días terminaron / hace tiempo / mi dolor es apenas / un comienzo.

Como bien lo expresa el profesor de la Universidad An-Najah, Moncho Iglesias, en el prólogo a este poemario: El habitáculo que la autora ha creado en El corazón del vértigo me ha recordado a la Frida Kahlo (1907-1954) que se desdobla para encontrarse, o para sanarse, o para huir de sí misma; me ha recordado a la escritora Alejandra Pizarnik (1936-1972), que busca a su psicoanalista para hallarse entre las sombras de las palabras no pronunciadas.

Se inmola la vida / en altares de hierba, / el viento transita / túneles de sombra.

para llorar los muertos / me visto de silencio.

Me llamo, /

              me nombro, / 

abrazo mi dolor /

de semilla desterrada, /

sin agua, /

            sin orilla.

Desvía el viento / las palabras al abismo / y como hojas de otoño / caen muertas / derrotadas.

Desde el signo que me nombra (2002-2008).

En palabras de su prologuista Camilo Balza Donati, el signo que me nombra es la ubicuidad del ser, el punto álgido o sublime donde la cotidianidad nos conduce hacia la conformidad o el asombro…

Lilia abre este libro con una impresión muy precisa del drama que nos agobia como naturaleza humana, la agonía cósmica donde estamos sumergidos todos, sin atisbos aparentes de salvavidas. Sin actitudes ni iniciativas de quienes dirigen para proteger a la naturaleza y garantizar larga vida a las especies que la habitan; sin visualizar, como lo afirma Balza Donati, alguna isla futura, pues también los islarios se sumergen bajo las cenizas ecuménicas de un resplandor… 

Lilia Boscán de Lombardi es una poetisa de su tiempo, como debe ser toda expresión vital del espíritu. Somos la voz de cada hora que pasa a nuestro lado. Ella escucha, desde lejos, la soledad de los tumultos. ´Más allá de la distancia’ permanece solitaria y observa por la ventana su corazón en llamas.

Rayos de angustia / se cruzan en la mente, / la duda se agiganta, / un tren avanza / en la niebla de la noche / como un sonámbulo perdido / en las redes del destino.

Máscara de salitre / escindida / entre dos fuegos, / subterránea / demolición de las quimeras, sueños que se ensartan / en silente mansedumbre / sin atisbos / de señales desmedidas, / sin asomo de ternura / en las manos dolientes, / hambrientas de infinito.

Una vuelta al ensayo y a la crítica

En el año 2006, en la colección concebida como homenaje a Juan Murena, publicada por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica), aparece en un libro titulado Las trampas del amor, la más y mejor trabajada colección de ensayos sobre hombres de letras de distintas regiones del país y el mundo.

El recordado y querido profesor Enrique Arenas nos dice en su presentación: La autora revela sus gustos y preferencias, al lado de su aventura de conocimiento de la obra, su contexto y su entorno vital, a ratos, persecución biográfica, ecológica o visional. Trabajo crítico que apuesta por una relación íntima y necesaria por la obra, su autor; por texto y contexto, por creatividad y referencia.

En esta edición, con su rigurosa lectura, interpretación y valoración crítica de sus obras, sobresalen los ensayos sobre María Calcaño, Alexis Fernández y José Francisco Ortiz, y los trabajos sobre Cervantes, titulado El sueño de Don Quijote y el de Rimbaud, Confesiones de un desesperado.

Con el título Identidad y literatura venezolana, aparece en la Revista de Arte y Humanidades de la Unica, en el número enero-abril de 2008, uno de los ensayos más completos y a su vez ágil, preciso y objetivo, de los nombres que dieron vida a la palabra y a las letras en Venezuela y en el Zulia. De obligada lectura para todo aquel interesado —especialmente los estudiantes de letras—, en conocer la historia de nuestra literatura, partiendo del concepto de identidad y explicando los antecedentes en Latinoamérica.

Investigadora, académica y promotora cultural

Lilia Boscán de Lombardi fue una heroína por la multiplicidad de tareas que pudo compartir, realizándolas todas de manera ejemplar: fue madre abnegada de 10 hijos, a quienes dispensó amor y ternura, y una esposa de impecable tacha, una muy buena hija, una destacada docente, investigadora, poeta, ensayista, crítica, editora y promotora cultural.

Fue profesora titular de la Universidad del Zulia, directora del Centro de Estudios Literarios, miembro del Consejo Técnico del Centro de Estudios de Postgrado, y miembro de la Comisión Humanística del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la misma universidad.

Presidenta de la Fundación Teatro Baralt, donde tuvo un papel destacado para lograr su reapertura en 1998. Miembro del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. Miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas. Miembro de la Asociación de Escritores (AEV) Seccional Zulia.

Integrante del consejo editorial de la Revista de Literatura Hispanoamericana de la Universidad del Zulia y Directora de la Revista Unica. Ponente en congresos de literatura nacionales e internacionales. Premio Regional de Literatura Jesús Enrique Lossada (2000).

La letra herida (2008-2009). A Lilia Carolina (+)

En mi memoria te guardo / como una brisa de otoño, / como un sol recién nacido, / y en el último silencio / tus manos me llevaran / y seré una madre eterna / con un bebe entre los brazos.

Será el último de sus poemarios en aparecer y quizás el primero en ser escrito. Es el registro de la más alta nota de dolor, es la confesión no revelada que necesita ver la luz.

Es la simiente de todos sus dolores, es lo que la hace creadora genuina, artista única, dama de la ternura; una ternura que no se cansa de practicar y dar para mitigar el dolor de ausencia que nunca supera.

Es el alma a la intemperie de una mujer que hizo de la maternidad un oficio sagrado y que los avatares del destino pretendieron truncar, y que ella, como un terco junco supo mantener y transmutar en belleza a través de la palabra, el arco y la lira.

Una foto en familia

El mejor retrato humano de Lilia Boscán de Lombardi, debo dejarlo a dos de sus familiares más queridos quienes, con el conocimiento de existencia lograda a través de los años, pueden dejar una bella semblanza de la investidura de su alma:

Cedo la pluma al mayor de los Lombardi Boscán, Ángel Rafel para que él mismo escriba: Mi madre amaba las reuniones familiares porque eran celebraciones donde se hacían fiestas a la felicidad, aunque bajo las pieles de todos los celebrantes cundieran las más grandes imperfecciones humanas.

Luego del ritual de amor y cariño manifiestos entre padres, hijos y nietos, casi siempre alrededor de una mesa de comer y compartir, tendríamos otro ritual con las fotografías, para arrebatar al tiempo su paso inexorable.

La sesión de fotos era una forma de disipar la decadencia y vivir con la ilusión poética de hacer eterno lo hermoso, espantando los fantasmas del pasado y las pesadumbres de los dolores.

Ángel Lombardi Lombardi, su compañero, amante y amigo de toda la vida, la despedirá haciendo una muy sentida silueta sobre su personalidad:

Todo, Todo y Nada fue el grito agónico de su propio y personal vía-crucis, pero sin perder nunca su fe salvífica de eternidad en la gloria de su Creador. Amor y ternura. Casi me atrevería a afirmar que era esencialidad humana. Nunca le escuché una palabra de queja o de odio.

Rechazaba todo acto hostil o de violencia, todo en ella y para ella era hermoso, la belleza era un don que descubrió en todo y en todos. Imaginaba un búcaro, rodeado de flores, mariposas y pájaros y a la sombra del árbol sagrado de la vida; su familia, sus ancestros, sus seres queridos, y a todos ofrendaba su sonrisa eterna.

Lilia Boscán de Lombardi, nos dejó un importante legado personal, académico y literario que estamos obligados a preservar y difundir. Esta zuliana inolvidable partió al encuentro del Señor la noche del 26 de noviembre del 2019.


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