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Zulianos inolvidables: César Casas Rincón

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Por LEÓN SARCOS

A Thais Inés Casas Torres

La expresión de Henry Ford reunirse es un comienzo. Mantenerse juntos es un progreso. Trabajar juntos es el éxito viene a ser punto de partida en la idea de que los negocios y la empresa tenía uno de los empresarios nuestros que con mayor devoción y abnegación defendió y promocionó los intereses del Zulia en el país: César Evangelista Casas Rincón. En su enorme poder de convocatoria está una de las claves de su ganado liderazgo.

Ni el tiempo ni la distancia separan a Casas Rincón del ideal de las nuevas promociones que incluye a Elon Musk, para quien el empresario está obligado a pensar constantemente en hacerlo cada día mejor. Sabía también, al igual que Mr. Ford, que un negocio que solo busque dinero es un negocio pobre.

Un zuliano de excepción

Él fue uno de los pocos zulianos que, a decir del expresidente Ramón J. Velásquez en el prólogo de su libro El Zulia… Siempre el Zulia, se movían en Caracas sin temor reverencial frente a la oligarquía capitalina y los gobiernos centralistas.

Casas Rincón, antes de recibir su título profesional, tenía decidido su camino y el escenario en el que iba a poner a prueba su capacidad profesional y su voluntad de servir al país. Era la confirmación del tradicional empeño del zuliano de servir a Venezuela, dedicando sus esfuerzos y pasión al desarrollo integral de su tierra nativa…

Por ello, cuando evaluamos su desempeño por más de cincuenta años como profesional del derecho, líder empresarial, luchador social y servidor público, la primera reflexión que viene a mi mente es: ¿cómo se las ingenió a lo largo de su dilatada vida de ciudadano a tiempo completo para hacer tanto por el Zulia y su gente y quedar bien con todos, sin fallar a su integridad y su ética?

Solo la disciplina, la organización, el tesón, la honestidad, la inteligencia y la vocación de servicio, junto a un amor entrañable por su terruño y su gente, pueden explicar la enorme resistencia, la fortaleza de carácter y la fuerza moral de este recordado Zuliano Inolvidable. En un subcontinente donde la mayoría de los políticos desdicen del empresariado, intoxicados de razones ideológicas mezquinas, obligados estamos a buscar allí una más de las claves de todos los ensayos económicos fallidos.

Buena parte de los políticos latinoamericanos erróneamente han visto siempre en el Estado un instrumento más eficaz para producir riqueza y distribuirla, que en la vocación y la voluntad del sector empresarial. Son pocos los tramos de la historia de los países latinoamericanos en que los gobiernos democráticos han hecho conjunción con el sector empresarial, para llevar adelante políticas públicas de desarrollo que disminuyan las grandes desigualdades en cada una de las sociedades.

A partir de 1958, en Venezuela se comenzó a vivir un momento estelar en que la conducción política integró mancomunadamente al sector empresarial como soporte fundamental de las políticas de desarrollo. Y esa política, durante los primeros veinte años de democracia, hizo de Venezuela uno de los países más prósperos y estables institucionalmente de América Latina.

Casas Rincón, uno de los pilares del sector empresarial en el estado, ya venía respaldado de una larga experiencia como profesional del derecho desde agosto de 1944, año de su graduación como doctor en Ciencias Políticas, Summa Cum Laude, en la Universidad Central de Venezuela, profesor universitario en la materia Obligaciones en la Facultad de Derecho de la Universidad del Zulia (LUZ) y juez de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del estado Zulia.

César Casas había recorrido una parte de su juventud en una destacada carrera como intachable ciudadano y consultor jurídico de la Cámara de Comercio desde 1946 —durante la presidencia de Carlos Julio D’Empaire—, dedicado a servir a su región para integrarse a tiempo completo, a partir de febrero de 1959, en el proyecto de construir la Venezuela democrática que tantas satisfacciones brindó a la mayoría.

Nace un gran líder social y empresarial

César Casas Rincón, Zuliano Inolvidable, nació en Maracaibo el 12 de abril de 1918. Era el segundo de tres hermanos: el mayor, médico, Vinicio, nacido en 1917, y el menor, Guillermo, bioanalista, nacido en 1920. Crecieron en Encontrados, municipio Colón. Regresaron a Maracaibo para cursar estudios en la Escuela Federal de Varones.

Conoce a Margot Torres en 1948, dama de la sociedad marabina nacida en Nueva York, con quien contrae nupcias el 27 de febrero de 1949 y de cuya unión procrearon seis hijos: Carmen Josefina, nacida el 3 de enero de 1950; Thais Inés, el 6 de febrero de 1951; César Augusto, el 26 de julio de 1952; Humberto Rafael, el 17 de enero de 1956; Marinés, el 22 de enero de 1957, y Carlos Alberto Casas Torres, que nace un 8 de mayo de 1958.

De su larga y productiva trayectoria y de su visión de futuro, de la globalización y la revolución tecnológica, nos hablará su hoja de vida y lo expresará con gran afecto y admiración uno de sus nietos más cercanos, Leonardo Delgado:

Mi abuelo era un visionario… con sus defectos y virtudes como todos los seres humanos, pero con la clara intención de siempre dar lo mejor de sí en todos los aspectos de su vida, tanto personal como profesional; en tal sentido, siempre estuvo claro que el mundo ya no se dividiría en lugares, ciudades o países, sino en dimensiones; donde el producto de los esfuerzos y sacrificios sería el paso a otras dimensiones

Entiendo que esas dimensiones no eran otras que las globales y las digitales, con todas las implicaciones de cambio permanente y estrepitoso que ellas han representado. En agosto de 1961 fundó el Escritorio Jurídico Casas Rincón González Rubio & Asociados, el cual todavía funciona y ha sido escuela de formación importante de varios profesionales del derecho.

Desde entonces y desde allí y como gerente de la Cámara de Comercio, sus opiniones serán de tanta importancia para la toma de decisiones a nivel político, como las del arzobispo de la ciudad de Maracaibo y el presidente de Corpozulia, cuando sea creada esta institución el 26 de julio de 1969, primero para la regionalización del desarrollo y después como la corporación de más trascendencia en la lucha por la descentralización en Venezuela.

Una lucha sin reposo por el Zulia de sus desvelos

El Dr. César Casas Rincón se anotará como uno de los aportes más importantes a la tradición del pueblo zuliano, el hecho histórico, de ser el artífice de la Feria Internacional Nuestra Señora de la Chiquinquirá.

Es este insigne zuliano quien presenta el proyecto de lo que será la fiesta cultural y religiosa más emblemática de la zulianidad, al entonces gobernador del estado Octavio Andrade Delgado, quien aprueba la propuesta para que se realice la primera Feria de La Chinita en noviembre de 1966. Desde ese año, con variaciones en sus alcances, se celebra esta fiesta en la que destacan las áreas religiosa, social, cultural, turística y deportiva.

En 1964, cuando Ramón J. Velásquez asume la dirección de El Nacional, abre una ventana a un grupo de venezolanos para que el periódico sirva de vocero a la totalidad del país, que fue uno de los propósitos de sus fundadores.

Intentaba lograr que, junto a las noticias de los corresponsales, se uniera la opinión calificada de algunas personalidades representativas de las regiones. Uno de los convocados sería el Dr. César Casas Rincón, quien respondió con la responsabilidad, la puntualidad y la constancia con la que sabía cumplir con los compromisos contraídos. Casas, en palabras del propio Velásquez, hizo una tribuna permanente de lo que otros hicieron pasajero ejercicio.

Sus opiniones, desde entonces y hasta el final de sus días, encontraron difusión en ese diario y sirvieron de referencia para que la opinión pública nacional conociera la problemática de la región zuliana, desde las fallas de infraestructura y los servicios y la contaminación del lago, pasando por las limitaciones del proceso educativo y las carencias del sector salud.

Pero también su voz era la expresión autorizada del sector empresarial, de sus proyectos y programas para ayudar al desarrollo armónico de la región; de las aspiraciones de los distintos sectores sociales, y el eco de las grandes preocupaciones de la dirigencia política y eclesiástica. No había problema en el Zulia sobre el que el Dr. Casas Rincón no tuviera una sólida opinión como ciudadano íntegro, dirigente empresarial ejemplar y profesional del derecho altamente calificado.

El Dr. Casas sobresalió desde muy joven por su natural inteligencia, su indeclinable voluntad y su gran poder de convocatoria. Esas virtudes, las luchas libradas con persistencia y sin descanso y el respaldo recibido por todas las juntas directivas de la Cámara de Comercio, le brindaron la satisfacción de ver consolidado el Frente Pro Desarrollo del Zulia en los primeros años de la década del 60, organismo pionero en la defensa del Zulia contra el centralismo e impulsor de los principales programas y proyectos de desarrollo de la región.

Igual tendría un papel sobresaliente en la fundación y constitución de Promozulia, institución creada para promover el desarrollo y, con ello, muchas otras obras de trascendencia para la región, en cuya realización jugó un rol protagónico, entre las que se cuentan: la carretera Machiques-Colón, la Falcón-Zulia, la Lara-Zulia, la petroquímica de El Tablazo, la industrialización del carbón y la Fundación Cámara de Comercio.

La Educación, una prioridad para la democracia y el desarrollo

Atención especial merece la contribución del Dr. Casas Rincón en el impulso a la educación, a la cultura y a la ciencia, sobre todo por la alta valoración que siempre dio al componente juvenil como cuerpo esencial que expresa los niveles de bienestar material y salud espiritual de una sociedad, porque es solo a partir de la garantía de una educación de calidad donde se le garantiza a las nuevas generaciones un sano y seguro porvenir.

Su participación en la promoción de la Universidad Rafael Urdaneta sería decisiva en la fundación de esa casa de estudios, que inició sus actividades académico-docentes el 8 de septiembre de 1976, un año después de constituirse legalmente. El Dr. Casas Rincón había escrito en 1973, en el discurso pronunciado en el acto de juramentación del Directorio de la Fundación Rafael Urdaneta:

Tengo fe en que ella, como parte de la riqueza cultural y científica del Zulia, alcanzará sus metas de cultura y desarrollo como instrumento de progreso del país nacional y de la región zuliana. Y afirmó con la convicción que da la sabiduría de la madurez humana y profesional:

La juventud… Este sector mayoritario de la población conoce las posibilidades de nuestro tiempo, siente sus limitaciones para realizarlas, se rebela contra ellas… Con toda su gravedad, pienso que casi todas las manifestaciones de esa rebeldía: las drogas, la violencia incluso, no son manifestaciones sustantivas del problema de la juventud. Lo verdaderamente esencial es nuestra capacidad para hacer frente a los requerimientos educacionales de la juventud.

Un demócrata enamorado de la descentralización

Al cumplirse los primeros treinta años de democracia, escribe un hermoso ensayo que debe ser recordado por la sociedad venezolana en estos años duros y oscuros de autoritarismo militarista, donde rinde culto a la democracia representativa y al honorable papel del sector empresarial venezolano en la noble tarea de crear riqueza para todos y promover el desarrollo. De ese emotivo y sólido ensayo extraigo algunos pasajes resaltantes.

En primer lugar, hace un inventario donde exalta la relevancia económica de la región en 1988, que a cualquier zuliano, al compararlo con la situación actual, tiene que provocarle un profundo malestar emocional:

La significación económica de la región zuliana podemos concretarla en las siguientes cifras: más del 75% de la producción petrolera. El 80% de la leche y el 70% de la carne que se consumen en el país. Primer productor de plátanos, yuca y uva del país. Segundo productor de aves, huevos de consumo y huevos fértiles. Tercer productor de caprinos y también tercero en la producción pesquera nacional. 

Todo forjado en los últimos treinta años gracias a la generosidad de la tierra y a el esfuerzo, trabajo y espíritu de sacrificio de la mancomunidad de empresarios, trabajadores y todas las fuerzas vivas de la región.

Luego de exaltar las virtudes del Zulia y su gente, aclara: Uno de los hechos que ha afectado más gravemente la vida de la región zuliana en los 30 años de democracia ha sido el centralismo. Este hecho ha constituido una orientación de la vida venezolana, tanto en el orden público como en el privado. Más que una política o fruto de una política, el centralismo ha sido como un movimiento, una actitud que no ha tropezado con una política firme, capaz de detenerlo y hacerlo retroceder.

El Dr. Casas Rincón se convertiría en uno de los líderes regionales que tendría un papel protagónico en la Reforma del Estado —y con ella la elección directa de gobernadores y alcaldes llevada adelante en 1989—, junto a un grupo de zulianos insignes, fervientes defensores de la descentralización, como Fernando Chumaceiro, Oswaldo Álvarez Paz, Jorge Sánchez Meleán, Fernando Álvarez Paz, Julio Portillo, Ángel Lombardi y muchos otros.

Concluye el Dr. Casas con esta emotiva exaltación de la democracia y del sector empresarial: Venezuela es hoy diferente a la de ayer, en su realidad social, en su vida económica, política e institucional. Y en esta realidad actual el sector privado continúa constituyendo la columna vertebral del sistema democrático venezolano, caracterizado por el respeto a la libertad y a los derechos humanos… Durante las tres décadas transcurridas, los empresarios podemos haber disentido en cuanto a la acción y comportamiento de la empresa privada frente a los grandes problemas nacionales… Pero nunca, en esos 30 años, hemos disentido en cuanto al reconocimiento de la empresa privada venezolana como esencia de la vida que hemos considerado más ajustada a las exigencias del desarrollo del país y a la conveniencia de nuestras comunidades. 

En su camino al desarrollo, Venezuela tiene una estructura democrática pluralista. Una estructura que es expresión de la voluntad mayoritaria de su pueblo, manifestada una y otra vez durante las últimas tres décadas, en los comicios electorales.

Esta democracia pluralista, con todos sus defectos y limitaciones es, sin duda, el mejor camino para el logro de un auténtico desarrollo, entendiendo como desarrollo la conquista del bienestar de la colectividad, sin mengua de la libertad individual, dentro del marco de las leyes vigentes en el país.

Merecido homenaje

En marzo de 2012, la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Maracaibo rindió homenaje al Dr. César Casas Rincón. En esa ocasión, durante la presidencia del Arq. Jesús Lombardi Boscán, el Lic. David González, tuvo estas emotivas palabras para recordar al único presidente Honorario Vitalicio de la cámara —cuyo salón de conferencias lleva su nombre—, aprobado por unanimidad de su directiva, según acta N.º 24-91 de fecha 22/10/1991:

Desde que César se incorporó a la cámara hasta el 30 de junio de 1991 —cuatro años antes de su fallecimiento—, fecha en la que consigna su renuncia, transcurrieron 45 años. Una vida entregada con amor y abnegación al servicio del organismo que apoyó sus sueños en busca de un Zulia mejor.

Aún recuerdo el dolor que me causó su renuncia. Fue impactante para los dos… Era la separación de un miembro importante, mentor de la cámara, era el consecuente amigo, el excepcional gerente consultor jurídico, quien después de escribir una página de oro en esta institución, se vio obligado a decir: hasta aquí.

Ese casi medio siglo de trabajo, sin pausa y con mucho decoro, había tenido sus recompensas en honores alcanzados, condecoraciones recibidas, reconocimientos públicos y la admiración y agradecimiento de un pueblo con vocación democrática que lo respaldó en todas sus nobles empresas como ciudadano, líder social y empresarial de talla universal.

Gracias a sus estudios, trabajos profesionales y batallas libradas al lado de su Zulia amado, le merecieron: Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Wisconsin, USA; Miembro de Honor de las Universidades de Michigan y Milwaukee; Doctorado Honoris Causa, Universidad Rafael Urdaneta; Orden al Mérito al Trabajo en su Primera, Segunda y Tercera Clase; Orden Francisco de Miranda y Andrés Bello, en su Primera y Segunda Clase; Orden del Libertador en su grado de Gran Oficial y de Gran Comendador; Condecoración 27 de Junio, otorgadas por el gobierno nacional.

Botón institucional otorgado por Fedecámaras; Condecoración institucional entregada por la Cámara de Comercio de Valencia; Orden Rafael María Baralt, entregada por la Asamblea Legislativa del estado Zulia; Orden Sol de Carabobo, otorgada por la Gobernación del estado Carabobo; Condecoración al Buen Ciudadano, otorgada por la Fiscalía General de la República; Condecoración al Mérito Profesional, otorgada por el Colegio de Abogados del estado Zulia.

Si alguna virtud manejaba con naturalidad el Dr. Casas Rincón, era la cordialidad, la serena solicitud para atender al prójimo con auténtico amor cristiano. Tenía alma de diplomático, hubiese sido un distinguido embajador a cualquier parte del mundo donde lo hubiesen enviado los distintos gobiernos democráticos. Sabía combinar la suavidad del modo con la fuerza de carácter y la autoridad moral.

Fue un gran ser humano, maestro, consejero, abnegado padre y esposo, e inolvidable amigo. Su retiro fue prematuro, a los 70. Al cumplirlos, cuando apenas comenzaba a vivir y más sueños tenía en las alforjas de su mente, le dijo a un periodista:

En las cosas trascendentes de mi vida no tengo de qué arrepentirme. He conseguido el trípode de la felicidad: levantar una gran familia, ser un respetado ciudadano y un profesional, y ser un buen hijo. Nadie puede imputarme una acción deshonesta. Yo he vivido y quiero seguir viviendo. Si el rey-almanaque se descuida y mi cuerpo no me traiciona, quiero llegar como un catirito al año dos mil.

Ese ser humano siempre joven que tarareaba enamorado de doña Margot, Extraños en la noche, y que dijo alguna vez a su nieto, más cercano: Leito, la naturaleza no da saltos… quizás como una frase premonitoria de una revolución en ciernes que cambiaría la vida de todos a partir de 1998, contrariando la evolución natural de la sociedad, no pudo cumplir sus deseos.

El señor todopoderoso, que todo lo ordena y a quien el Dr. Casas escribió un ensayo en 1964, después de un retiro espiritual, pleno de sensibilidad cristiana, titulado El Proceso de Jesús, decidió, que este zuliano inolvidable tenía que partir a su encuentro, el nueve de marzo de 1995. El Dr. Cesar Casas Rincón dejó escrita una honorable página de ciudadanía, para la historia del Zulia y de Venezuela.

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