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Zulianos de primera línea: entrevista a Fergus Walshe Belloso

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Por LEÓN SARCOS

Fergus, háblame de tus orígenes, de tus ancestros, tus padres y por qué eligieron Maracaibo para residenciarse. ¿Qué vieron en esta ciudad tan calurosa para asentarse definitivamente aquí y ayudar a su crecimiento y desarrollo institucional?

Te cuento que mi padre, irlandés, de Dublín, era oficial de la Armada Británica. Estando destacado en Omán, otros ingenieros de la industria petrolera lo alientan a formar parte del equipo para las nuevas comunicaciones que necesitaba esa industria. Así fue que, para mediados de los años 50, llega a Venezuela para ayudar en esta tarea. Se hospedaba en el Hotel del Lago y allí conoció a mi madre. Mi hermosa madre, oriunda del estado Zulia, es hija del prominente empresario Mario Belloso Villasmil y de la poeta, dramaturga, traductora y promotora cultural Mercedes B. de Belloso. Para 1960 se casan y llegan a cumplir 50 años de casados. Nuestros padres fueron un gran apoyo para mí, mi hermano y mi hermana mayor en todos nuestros proyectos. Tuvimos la fortuna de crecer en la enorme casa de mis abuelos, por eso siempre digo que crecí con dos padres y dos madres. Y mi padre tuvo en mi abuelo a ese padre que dejó en Dublín. 

Como venezolano, me siento muy identificado con mi país, tanto así que supe de un curso para ser oficial de reserva del ejército. En el proceso se abrió lo que se llamó Reserva y logré entrar y ser parte de la fundación del Batallón de Infantería Combate de Maracaibo. Algo que también  me forjó en carácter, fue pertenecer a la Academia de Karate Budokan, del gran sensei Marcelo Boldrini, quien me certificó como cinturón negro. Ese arte me ayudó a conseguir niveles de control y seguridad elementales para otras actividades como el ejercicio del derecho y la gerencia empresarial. Mi bisabuelo y mi abuela impulsaron arte y la educación en la ciudad. En aquellos años 40 no había ni bibliotecas ni centros de arte, por lo que mi abuela, contando con el apoyo de mi abuelo y don Manuel Belloso, poco a poco impulsaron para la siguiente década la Biblioteca Baralt, la cual pude conocer y después el Centro de Bellas Artes de Maracaibo que luego llegó a tener el primer teatro privado con fosa para músicos y aire acondicionado de la ciudad. Todas estas cosas son las que todos los sucesores de Manuel Belloso Nava, llevamos en la sangre. Ese compromiso con la ciudad, nuestro gran estado Zulia y por supuesto, con el país

Perteneces a una de las familias de más tradición comercial en el Zulia, propietarios de Cobeca, que ya cumplió 115 años y que después de cinco generaciones sigue creciendo, teniendo logros y especialmente realizando una labor filantrópica digna de reconocimiento, en un país asediado por una crisis sostenida que ha hecho emigrar a más de ocho millones de venezolanos.

Oye sí. Eso implica un peso para todos nosotros y gran orgullo por ser parte de esa maravillosa obra iniciada por Manuel Belloso Nava y su esposa Blanca Villasmil de Belloso. Es casi un decálogo para los miembros de la familia, ver por otros y participar en proyectos sociales creados por mi bisabuelo. Esa es la empresa familiar creada por él, no solo una compañía de paredes y techos; es una empresa familiar que quiere velar por una mejor sociedad. Mi abuelo era el hijo mayor de esa segunda generación de hombres y mujeres maravillosas. Te puedo contar tantas cosas iniciadas por el bisabuelo. Puedo resumir así: administrador del leprocomio, fundó la primera casa para niñas huérfanas, inició una ayuda para entregar leche a los niños del hospital de niños de Maracaibo llamada La Gota de Leche; ayudó de forma enorme a la consecución del hogar para ancianos Hogar Santa Cruz. Estas y otras obras más nos hacen comprometernos con la sociedad de Maracaibo, del Zulia y de Venezuela. Por parte de mi abuelo, expresidente de la Cámara de Comercio de Maracaibo, participó en una visita oficial a los Estados Unidos para tratar, y así lo consiguieron, de eliminar un impuesto con el que se había gravado el petróleo venezolano. También es fundador e ideólogo del Hotel del Lago de Maracaibo, primer hotel en Venezuela con aire acondicionado. 

Venezuela recibió por muchos años todo tipo de nacionalidades; de hecho, desde la época de la independencia.  Gente de diversas procedencias formó parte del contingente patriota. Como consecuencia de la estupidez nazi y el estado de hambruna en Europa, y de la explotación petrolera, casi en treinta años, recibimos miles de europeos y latinoamericanos. Hoy, como consecuencia del éxito de otras naciones y nuestro mal manejo de políticas públicas, nos toca emigrar. Son ciclos de la vida, pero pronto tengo confianza que muchos volverán a sus raíces.

¿Cuáles piensas tú son las claves del éxito empresarial de los patriarcas Manuel y Samuel, para mantener en pie y en pujante crecimiento una empresa por más de un siglo en un país donde su signo más evidente lo constituye la falta de continuidad y la debilidad institucional?

Eso no es cualquier cosa. Era una época donde estaba mucho por hacer en la ciudad y en el país. Eran cuatro hermanos. Manuel y Samuel se destacaron en la promoción de la empresa: Manuel Belloso & Hermano. Sin embargo, los otros dos hermanos formaron parte para ayudar a su crecimiento. Destacan en aquella sociedad como personas tenaces, aferrados al trabajo y su honradez dentro del comercio, sobre todo en la incipiente industria farmacéutica de la época. De allí sí te digo que ha sido un deber de cada uno de los que formamos filas de la compañía, que debíamos ser honestos a toda prueba y dedicarnos 24 horas a nuestro trabajo. Ser ejemplo de honradez, compromiso, tenacidad y orgullo por lo que haces. Lo más cierto es que la constancia en una tarea trae los verdaderos frutos. Eso es lo que siempre nos enseñaban. Contaba don Manuel Belloso como anécdota a nosotros sus sucesores, que su día de trabajo empezaba muy temprano y terminaba muy entrada la noche. La innovación también era y es un deber de quienes llevan la empresa. Quedarte en un mismo modelo te va a hacer fracasar en una línea de tiempo. No te debes quedar quieto y pensar que a la gente le gusta lo que haces sin mirar el entorno que te rodea y lo cambiante del mundo. Siempre me ha llamado la atención que hubo proyectos hermosos en Venezuela donde se juntaron personas con capital que le permitieron a otros con menor capacidad formar parte de ellos. Eso era con la idea positiva de generar integración de una sociedad hacia ese proyecto. Ese camino debería retomarse.

Fuiste líder empresarial y te tocó presidir la Cámara de Comercio de Maracaibo. ¿Cómo era la situación económica del Zulia entonces, cuando no se había hecho tan evidente la crisis y en qué se diferencia de la actual?

Veamos. La Directiva de la Cámara de Comercio nos visitó en el 2008 para notificarnos que nos honraban con un reconocimiento por los 100 años de la empresa. Los amigos de la Junta me invitaron a formar parte de la Cámara y para el 2018 tuve la oportunidad de presidirla. Ha habido días duros para la patria y para la Cámara de Comercio, pero ambas han logrado mantenerse y seguir presentando proyectos, como lo han hecho y como lo deberán hacer a futuro. Durante mi presidencia no fue nada fácil y no había espacio para presentarle a nadie algún plan. Continuamos con un modelo de estadísticas de consumo y variación de precios para darle a la ciudad números de lo que sucedía. Aunque seguimos en momentos muy difíciles, a veces surgen espacios positivos de nuevo. Ahora bien, solo la tenacidad de los empresarios ha salvado las economías en el mundo y ha logrado hacer prosperar a las sociedades. La nuestra será un digno ejemplo, con todos los empresarios que forman parte de la Cámara de Comercio. Insisto en que de la mano de la empresa privada es que los países pueden salir adelante. Dejar de pensar que el Estado es el gran empleador y soltar esas empresas que hoy son mediocres, pero con grandes posibilidades, dejando que la empresa privada genere más PIB y sobre todo, aproveche el potencial de las tierras del país, que son maravillosas para producir excedentes para la exportación.

Fuiste uno de los pocos, dentro de la familia Belloso, que heredaron la buena pluma de tu abuela Mercedes: también has incursionado en la escritura.

Pero bueno, León, ¿cómo crees que puedo responder eso? Sí te puedo decir que de muy joven me sentaba con mi abuela y le mostré los pocos cuentos que escribí. Son cortos, profundos y de varios temas. Luego pasé a conversar con ella sobre mis ideas de artículos de prensa. Logré, por tenaz, sacar algunos en aquellos periódicos La Columna y Crítica. También pude publicar algunos en el famoso Panorama y luego, por la identificación política y de libertad, fui articulista del diario La Verdad de Maracaibo por unos cuantos años. Cada vez que podía, mi abuela los leía y opinaba. También te puedo mencionar dos pequeños libros publicados: Pinceladas de la historia zuliana (2007), el cual trata de una recopilación de mis artículos sobre la historia del estado Zulia y luego Documentos de un cofre (2010), donde transcribo una serie de documentos antiguos inéditos y hago una sinopsis del personaje que los firma y el momento histórico en el cual transcurre el país al momento de esa carta o documento. Estos pequeños aportes me valieron para ser convidado a formar parte de la Academia de la Historia del Estado Zulia en calidad de miembro correspondiente.

¿Cómo ves el desarrollo de la cultura regional? ¿La sientes estancada o ha mejorado en los últimos años? Con toda la crisis generalizada, ¿cómo ves la gestión del actual gobierno regional? ¿Crees que la gente la siente diferente o la asocia con lo que pasa en el país, donde la máxima expresión de la gestión cultural se traduce en traer grupos musicales a muy alto costo, que se presentan y no dejan nada, solo la emoción de la noche a los que pueden pagar altas sumas por las entradas?

Te puedo decir que desde la perspectiva de la presidencia del Centro de Bellas Artes, Ateneo de Maracaibo, la pandemia del Covid trastornó muy duro, por casi tres años, el arte y espectáculo de Venezuela. Sin embargo, nuestro Centro, donde también están las manos de mi bisabuelo y sobre todo de mi abuela y un tío, el artista Oscar d’Empare Belloso, fue el centro de arte que no cerró sus puertas en toda Venezuela. Nuestro Centro está cumpliendo 70 años de creado. Pero sí, es increíble la cantidad de talentos que tienen nuestra ciudad y nuestro estado. Hay talento muy bueno, excepcional. La situación económica del país ha afectado a todos los centros de arte a nivel nacional. Es duro saber, escuchar, de museos y otros ateneos que han perdido todo, que han sido vandalizados. Es necesario entender que no hay centro de arte ni museo en el mundo que viva de sus proyectos propios y venta de entradas a un concierto. Eso ayuda y te mantiene los gastos menores; pero es la sociedad la que debería tener incentivos fiscales para apoyar estos centros y, por supuesto, el apoyo de los gobiernos locales y nacionales. Tuvimos muy buen apoyo de varios gobernadores y alcaldes en el pasado. Y recientemente del alcalde de Maracaibo. 

Como presidente del Centro de Bellas Artes, ¿cuáles crees son las actividades más importantes de estos últimos años y cuáles tus logros personales como presidente?

Me perdonas, pero yo no tengo logros personales dentro de la presidencia del Centro. Allí ha habido un grupo de personas que entregan visiones personales, ideas de crecimiento y participan en las mejores decisiones para la mejor administración del Centro. Sí hemos puesto mucho énfasis en que el Centro sea rentable; que se evalúe el costo de operación de sus áreas y en lograr la integración de equipos de trabajo. La directora ejecutiva y los empleados han sido una fortaleza para el continuo éxito. Hemos tenido actividades maravillosas, de danzas, teatro y conciertos de todo tipo de música. Todos han sido maravillosos.

Qué te puedo contar… En un momento la Orquesta Sinfónica de Maracaibo tocaba todos los jueves y estaba compuesta por más de 50 músicos venezolanos y de otras nacionalidades. Llegaron a viajar hasta el Carnegie Hall en Nueva York. Recibimos al famoso pianista Arthur Rubinstein, los ballets rusos, al bailarín Mijaíl Baryshnikov. Óperas, exposiciones de Soto, de Carlos Cruz Diez. Tenemos el tapiz guajiro más grande del mundo como telón de entrada del teatro, creado por el artista Luis Montiel. Para mí y para quienes hemos sucedido a Oscar d’Empaire, es un honor llevar adelante este Centro.

¿Cómo ves el futuro del Zulia? ¿Eres optimista o pesimista?

Me pones en una posición difícil, pues estamos en un problema social-económico-político-moral de una sociedad que quiere cambiar de modelo. Todas las sociedades, desde los griegos y el Imperio Romano, han pasado por momentos estelares y momentos difíciles y hay modelos como el comunismo soviético que llego un momento en que se agotó y la misma sociedad se vio en la necesidad de cambiarlo. En el caso venezolano, sí, veo con optimismo que Venezuela va a cambiar. Mientras tanto, nos toca hacer lo que hicieron nuestros padres y abuelos: sembrar valores y moral para que un día se impongan en otro modelo. Al Zulia siempre lo veré potencialmente enorme. Muy a pesar de haber tenido que tener las morocotas de canto, siempre será un diamante por tallar. Ecoturismo, zonas de siembra y ganadería. Lo que quieras aparte del petróleo.

¿Qué crees que va a pasar en Venezuela después de julio de este año? ¿Avizoras o no el fin de la crisis?

Me reservo una respuesta por lo extenso e imponderable que puede ser. Creo, sí, que es necesario seguir labrando sobre moral, principios y valores para que ese día llegue. Eso sí, te puedo decir y ratificar según terminaba mis artículos de opinión: participa para generar la diferencia. Es necesario involucrarse más en las decisiones que afectan el área productiva del país. Insistiré en sembrar más principios democráticos y valores morales. De allí, jamás tendremos que volver a pasar por pesadillas dictatoriales o autocráticas del pasado. La sociedad va avanzando y exigiendo más y más cosas positivas y no restrictivas.

Tus tres propuestas para sacar a Venezuela adelante.

En primer lugar, creo en los gremios trabajando para presentar propuestas de negocios para mejorar la calidad del comercio e industria. Es la empresa privada quien ha edificado a los países, haciéndolos grandes y fuertes. A los gobiernos, regularlos, pero no limitarlos o castrarlos. En los mejores modelos de país ves a la empresa privada fuerte y construyendo, y pagando buenos salarios. Al Estado, velar porque las normas de trabajo se cumplan y por una seguridad social eficiente. El modelo de país, para mí, es de capitalismo consciente; vela por tu empresa, por tus empleados y por el ambiente que los rodea. Desde hace más de 20 años que no ves escuelas nuevas, solo adecuación de las actuales y con muy poco esfuerzo. 

Segundo, creo en la inversión enorme que se debe hacer en la educación primaria y secundaria. Creo que esto es un elemento imprescindible para una sociedad educada, y la convierte en consciente; además, genera empleos. Si me permites meterme en aguas profundas, la educación sí debe ser pública y gratuita, pero para quien demuestre que la necesita gratuita. Quienes tienen, deben pagar por ella. Es fácil generar un esquema de quién paga y cuánto pagar. Siempre pongo mi experiencia en la Universidad del Zulia, donde el año costaba quinientos bolívares. Eso no pagaba nada del costo de la educación. El flujo de caja debe alimentarse mejor con mensualidades según el estatus económico permita.

La última y gran solución es la generación de empleos con gasto público, pero a través de empresas privadas. Proyectos que el Estado sabe que necesita el país, pero ejecutados por empresas privadas, estrictamente supervisados. Nuestros países le temen al endeudamiento para gasto en infraestructura, pero esa es la palanca para que crezca cualquier sociedad. Estos tres tópicos se deben ampliar mucho más, pero uno debe ir de la mano de la otra. León, no puedo dejar por fuera el sistema judicial sólido, que incluye cambios profundos con personal calificado y seleccionados por concurso en el Ministerio Público, tribunales, jueces; modernización del sistema penitenciario y preparación y profesionalización de los cuerpos policiales para devolverle la confianza y la seguridad a las calles, a los empresarios y a la ciudadanía. Una sociedad que se siente segura, se atreve a realizar proyectos que hoy no se pueden dar dada la inseguridad imperante.

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