Por VICTORIA DE STEFANO
Toda forma de expresión, todo arte trata con la mortalidad de forma íntima, tan íntima y al desnudo como con la enfermedad, que es su antesala, como con la vida corpórea de cuya santidad tanto como de su voluptuosidad es cabal testimonio. La forma de lidiar con la condición finita de lo existente humano pasa por el reconocimiento y aceptación de aquello que aparece como entorno inmediato, espacio, tiempo presente y todos los objetos de la cotidianidad hogareña en su pautado y confortante orden. En su base está el deseo, la sensualidad, el erotismo y la tangibilidad inesquivables del ser concreto hecho dinámica del mundo: la oscuridad, el viento libre de la luz del día, el encuentro, el desencuentro, tensión y conflicto con el otro, lo Otro, ante el que el sí mismo se resiste, pero con el que aun así comparte y ahonda la diferencia. Una forma que se enfrenta al caos y los desastres inclinándose, volcándose sobre el papel al ritmo y vibración de la voz de quien habla y se escucha, que adopta, algo que está en su naturaleza, muchas variantes, variantes que son su riqueza: la irónica moderna de nuestro tiempo, la trágica optimista de la tradición de los griegos que reivindica Nietzsche, la órfica, que tanto canta como se lamenta, la enaltecedora de la vida, cuya energía por momentos alcanza la cima de la exaltación y se enfrenta al vacío, al vacío, al infinito, como un salirle al paso por momentos a su destino perecedero.
La poesía no solo canta, la poesía narra, la poesía pone en escena, la poesía medita, reflexiona, de ese reflexionar por contraste y contraposición, que es otro recurso de dramatización, surge la poesía de rasgos aforísticos. En la medida en que el poeta reflexiona hace del silencio el punto de partida de una interlocución más concisa, nítida y contundente. La poesía de Dimitriades está muy alejada de cualquier tentación de hermetismo. Tampoco es lírica en el sentido de la complacencia y el deleite puesto en juego por las imágenes y las metáforas, aunque sin duda las hay, sobre todo en Todos los bordes y Hablo una lengua, o por los rizos verbosos del lenguaje. En cualquier caso, antes que las imágenes, que los lugares de la naturaleza, es el tono de las emociones el que irrumpe y atraviesa verso a verso el corte del poema o la sobria contención de la prosa. En el origen de su inspiración, que va de los dos libros antes mencionados a Voz de fondo, donde a mi parecer consiguen su resolución dialogante, está el imperativo de ir tras las palabras que lo concentren todo, en optar por el despojamiento que le da cabida a la idea conductora para mostrarse por entero y llegar, sin sombras ni veladuras, a su coda conclusiva.
Poemas de Christiane Dimitriades
Aparece mi yo
lo mismo que la porción de arena
cuando la ola regresa al mar
y nos deja perplejos
con esa sensación de incertidumbre
acerca del rigor de todos los bordes
Y luego mi yo desaparece
lentamente
Y vuelve a sumergirse
durante tanto tiempo
que solo es posible
presentirlo allí
en esa cresta
apenas insinuada
entre las palabras
y el silencio
Oculto en ese intersticio
regresa esporádicamente
como los eclipses
causando una transitoria
pero honda
ceguera
***
Estar condenada
a una extraña viudez
fidelidad absoluta al desconocido
cuya imperativa voz obliga
Y me reclino
siempre obediente
sobre la blanca página
de papel
***
Lector
toma este poema
repítelo en alta voz
Lo sé
su inventor
llegó a ser arrogante
y hostil
No temas
se ha vuelto humilde
y hasta ruega por ti
porque no abandones
su bestia dócil
a punto de morir
***
Nunca frecuenté esos círculos
de escritores y de críticos literarios
Me mantuve desinformada acerca de las
polémicas y de las modas
Ocupada en trivialidades de mi propia existencia
o en algún libro extemporáneo
y no por asumir una pose excéntrica
sino porque soy distraída y lenta
Me perdí de ociosas veladas y discusiones
alrededor de innumerables temas y querellas
Elegí a mis amigos
como a las palabras
por su simple sonido
Reconozco que nunca he tenido el talento
de establecer jerarquías
***
No iré hacia ti
Me quedaré aquí
Observando mis gestos
Y los tuyos
Escrutaré cada palabra
Y cada mirada
Evitaré cometer un paso en falso
Impediré que lo cometas
Entenderé el profundo sentido de este deseo
Adivinaré también el tuyo
Analizaré lo dicho y lo que no se dijo
Calcularé cada centímetro de la proximidad
y la distancia entre los dos
Seré tan cautelosa
que habré cometido el más grave error
*Los poemas aquí ofrecidos pertenecen al libro Voz de fondo (Oscar Todmann editores, Venezuela, 2019).