Por ADOLFO CASTAÑÓN
Advertencia
Las cartas y mensajes intercambiados entre Alfonso Reyes y Emilio Uranga entre 1954 y 1956 son 34. Se conservan 14 de Reyes y 20 de Uranga. Este último había sido discípulo de Joaquín Xirau y pronunció unas palabras con motivo de su muerte en 1951 (1). El joven estudiante se hizo naturalmente discípulo de José Gaos y sostuvo con este una relación tensa y apasionada que se ha documentado en la recopilación Algo más sobre José Gaos (2). La cercanía con el maestro español llevó a que este le sugiriera al joven pensador viajar a Alemania, específicamente a Friburgo, a estudiar bajo la tutela del filósofo Martin Heidegger sobre cuya obra Ser y tiempo Gaos conducía un seminario. Ese viaje sería decisivo en la vida de Emilio Uranga, pero solamente se podía hacer con el apoyo de varias becas. Uranga las tuvo tanto de la Secretaría de Educación Pública como de El Colegio de México y una discreta ayuda de Ferrocarriles Mexicanos gracias a su amistad con José Luis Martínez (3). Otro apoyo importante fue el que le brindó El Colegio de México. Alfonso Reyes, presidente de la antigua Casa de España en México y amigo muy cercano de José Gaos, no dudó en aceptar que Emilio Uranga, ya conocido por su Análisis del ser del mexicano (1952) fuese becado por El Colegio de México para apoyar su estancia en Alemania. A Gaos le interesaba particularmente que la formación de sus discípulos se consolidara con estudios de posgrado en el extranjero (principalmente en Francia y Alemania), y así apoyó los viajes y becas, ya fuesen desde El Colegio de México, la UNAM, de varios discípulos suyos como Luis Villoro, Fernando Salmerón, Vera Yamuni, Alejandro Rossi y el propio Emilio Uranga, entre otros.
Esta carta forma parte del libro Años de Alemania (1952-1956) de Emilio Uranga que será publicado por Bonilla y Artigas, el Instituto de Investigaciones Filosóficas y la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Guanajuato. En el libro se recogen además cartas de Uranga a Luis Villoro.
De Alfonso Reyes a Emilio Uranga
“[…] la nostalgia es un demonio proteiforme”
Alfonso Reyes comparte y confirma la sensación del que se sabe olvidado, reconoce que su “verdadero plano de fondo” no coincide necesariamente con el momento actual de México. Alguna vez se le ocurrió escribir esos consejos al joven que viaja. Da consejos para luchar contra la nostalgia. Transmite saludos de amigos de El Colegio de México.
México, D. F., 17 de febrero de 1954.
Sr. don Emilio Uranga,
Freiburg im Breisgau,
Klarastrasse 18,
DEUSCHLAND
Amigo mío:
Acaba de darme su carta Leopoldo Zea (4). Por mi anterior (escueta y oficial) vería usted que, en efecto, arreglamos ese pequeño incidente de su beca, de que mucho me felicito. Sé por propia experiencia lo que es sentirse olvidado en el extranjero, como yo viví por muchos años.
Su carta me conmueve. Tal vez, allá de lejos, se sienta usted más cerca de mí. Eso ha sucedido a algunos amigos. Hay que echarse un poco atrás para ver las cosas en conjunto, y tal vez mi verdadero plano de fondo no esté en el hoy y el aquí de la ciudad de México. Me dice usted que me siente humanamente en consorcio con la tierra europea. Lo mismo creo yo que me sentiría en consorcio con Sudamérica, si fuera usted por allá. ¿El secreto? ¿No será simplemente el carpe diem de Horacio (5), el acoger “pánicamente” la precipitación de las realidades que nos caen encima?
¡Singular idea la suya! Es muy curioso que más de una vez se me haya ocurrido también eso de los consejos al joven viajero mexicano. Por lo pronto, y a propósito de la nostalgia, recuerde usted que la nostalgia es un demonio proteiforme, nos ataca (como en los cuentos de hadas) bajo muchas formas y apariencias: el color del día, el tiempo que hace, el ruido importuno, la cara de un fulano o la manera algo rara de su acogida… Nada de eso es verdad en sí: todo es disfraz de la nostalgia. ¿Y el exorcismo? Al fantasma se lo mata con su nombre. En cuanto se ve descubierto, huye. “¡Te llamas nostalgia, no me asustas!”. Eso es todo (5).
Lo saludo por sus amigos del Colegio y de México, y –pidiéndole me cuente sus experiencias y trabajos– lo abrazo cordialmente.
[Firma]
Alfonso Reyes
Av. Industria 122,
México 11, D. F.
NOTAS
- In memoriam Joaquín Xirau, 1951 (Los Epígrafes, 5).
2. Algo más sobre José Gaos de Emilio Uranga, advertencia y selección de Adolfo Castañón, México, El Colegio de México (Col. Testimonios), 2016.
3. Véase la nota correspondiente en la carta 8 del 3 de marzo de 1955 de EU a Luis Villoro.
4. En el apunte del lunes 15 de febrero de 1954 de su Diario, Alfonso Reyes consigna: “Visita de Leopoldo Zea con carta de Uranga”, Diario VII, Ed. Curiel y B. Clark, p. 216. Gracias a José Gaos, Leopoldo Zea fue becario e investigador de El Colegio de México desde 1942. Ahí publicó en forma de libro su tesis sobre “El positivismo en México” en 1943. Zea fundó en 1952 la colección “México y lo mexicano” cuyo primer título sería La X en la frente de Alfonso Reyes y Él análisis del ser del mexicano de Emilio Uranga. Cabe anotar que el título del libro de Reyes no corresponde a ningún título de artículo. Proviene de unas líneas del ensayo titulado “La interrogación nacional” recogido en ese libro.
5. “Carpe diem” significa “cosecha los frutos del día”. Alfonso Reyes era un buen conocedor de la obra del poeta latino Horacio. Prueba de ello es que en la revista Todo de México publicó una serie de 17 artículos dedicados a este autor entre septiembre de 1948 a enero de 1949 que lamentablemente no han sido recogidos en libro. Esta presencia de Horacio en las Obras completas de Alfonso Reyes se puede documentar en decenas de lugares.
6. Llamará la atención del lector de este epistolario que dos años después, el 3 de mayo de 1956 de las cartas enviadas a Villoro, Reyes vuelva a referirse a ese demonio de la nostalgia.
*Adolfo Castañón (México, 1952). Narrador, ensayista, traductor y poeta. Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Fue gerente editorial del Fondo de Cultura Económica. Ha sido investigador de El Colegio de México. Entre sus publicaciones: Viaje a México. Ensayos, crónicas y retratos (2008); Alfonso Reyes en una nuez (2018) y Visión de México (dos tomos, 2018).
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