Ocean Vuong (Saigón, 1988) es un poeta, editor y académico norteamericano de origen vietnamita. Es autor de los libros de poesía Night Sky With Exit Wounds (2016) y Time Is a Mother (2022), de los folletos No (2013) y Burnings (2010); así como de la novela On Earth We’re Briefly Gorgeous (2019). Su obra ha recibido innumerables reconocimientos, entre ellos el premio T.S. Eliot en 2017. Sobre su trabajo ha comentado: “Pienso que los poemas más poderosos se dan el lujo de desplomarse por completo mucho antes de sugerir una resurrección o un cierre, y la manipulación de la forma puede agregar otra dimensión a ese colapso”. El poema aquí seleccionado pertenece a su libro Time is a mother.
Hermoso perdedor bajito
No se me atraviesen, soy un perdedor en medio de una racha de buena suerte.
Me puse tu vestido al revés y toco una guitarra imaginaria por las calles.
Trago mi saliva más que nada y es una bendición.
Lo más normal que tengo son mis hombros. Ya lo sabes.
Soy de un lugar donde sólo es media noche por un segundo y los árboles parecen abuelos riéndose bajo la lluvia.
Desde que puedo recordar he preferido los cuerpos mediocres, incluyendo este.
¿Cómo es que el tiempo pasado siempre es más largo?
¿Es la memoria de una canción la sombra de un sonido o eso es decir demasiado?
A veces, cuando no puedo dormir, me imagino a Van Gogh cantando el Aleluya de Leonard Cohen en su oreja cortada y sintiéndose en paz.
Voces verdes en la lluvia, lluvia verde en las voces.
Oh, no. La tristeza se acentúa. Qué falta de tacto.
¡Epa! [me golpea la cabeza como quien toca una puerta] ¿podemos regresar a casa ya?
Esa vez que Jaxson se desmayó en Denny’s frente a una torre de panquecas después de una operación delicada.
No puedo creer que haya perdido mis tetas, dijo un minuto antes, sonriendo entre lágrimas.
Esta noche su tristeza se termina dentro de mí.
¡Se termina esta noche!, le grité al policía que nos detuvo por soñar.
No estoy drogado, señor agente, lo que pasa es que no creo en el tiempo.
Mañana estará parcialmente nublado con posibilidades.
Ya me cansé se hablar, señor, le digo lo que siento.
Dentro de mi cabeza, la guerra lo abarca todo.
Estoy al borde de mi propio ser y estas no son alas, son futuros.
Desde que tengo memoria mi cuerpo ha sido la pesadilla de las autoridades.
Ahora soy un hermoso perdedor bajito bailando en lo verde.
¿Crees que a ese lugar al que vamos será necesario llevar un arma?
¿Puedes creer que mi tío trabajó en la fábrica Colt por quince años para usar al final nada más un cinturón?
Hablando de disciplina. Hablando del buen señor.
Tal vez se dio cuenta de que una cosa pequeña que se mueve dentro de una cosa más grande se parece más a un pájaro en una jaula que a una palabra en la boca.
Nadie llega a ser libre sin antes partirse en dos.
No estoy triste, me dijo una vez, sonriendo, es solo que estoy siempre aquí.
¿Se da cuenta, señor agente? La magia es real: todos desaparecemos.
¿Por qué no te estabas riendo?
No, no la belleza, sino tú y yo sobreviviéndola. Que es mucho más que eso.
De algún modo, me sostuve por varios días. Sostuve esta luz tardía en el patio de atrás, dejando mi sangre en la cerca
-color hueso. Este escándalo de la primavera que contenemos para quedarnos un poco más y de verdad sentirlo. Fui sincero cuando te dije que soy más que todo masculino. Que me acuerdo de cada folículo de fracaso en el modo como se va a recordar a dios más allá de la religión: solo, imposible y bueno.
Yo sé. Yo sé que el cuarto cerrado en el que has estado llorando se llama América.
Y sé que todavía no han inventado la puerta.
Finalmente, después de tantos años, puedo decir que soy un perdedor profesional.
Soy un triunfador cuando se trata de perder. Estoy limpiando el piso que Jaxson ensució con el líquido de sus bolsas de drenaje antes de irse a acostar.
Ya me cansé se hablar, señor agente, estoy bailando bajo la lluvia con un traje de novia y es de lo más lógico.
Porque mi tío decidió dejar este mundo, intacto.
Porque ese pedazo que le quitaron al cuerpo de mi amigo lo hizo más completo.
Porque soy de un lugar donde los árboles parecen familiares que se ríen en mi cabeza.
Porque soy el último de mi estirpe al principio de la esperanza.
Porque lo que hice con mi única, breve, hermosa vida fue perderla
en una racha de buena suerte.