Simple. Obras de KK Bicalho

Por KATHERINE CHACÓN

«Siempre es lo simple lo que produce lo maravilloso»

Amelia Barr

Escritora inglesa

El dinamismo del mundo contemporáneo nos impone un ruido ―sonoro, visual y mental― constante. A través de nuestros dispositivos tecnológicos, por ejemplo, estamos sometidos a un permanente bombardeo de imágenes y sonidos, y a una sobrecarga inusitada de información. Sin embargo, los síntomas de los malestares existenciales de hoy en día se manifiestan aquí y allá, develando cómo todo este exceso parece habernos alejado de nosotros mismos.

La exposición Simple reunió veinte obras de la artista brasilera KK Bicalho (Belo Horizonte, 1989), cuya práctica y lenguaje apuntan a una simplicidad casi radical que busca propiciar una reconexión con la belleza sencilla del mundo y de nuestras propias emociones.

El compromiso de Bicalho con lo simple parte de las técnicas y materiales que utiliza. El papel y las tijeras constituyen la base de su trabajo plástico, del que surgen figuras diminutas delicadamente recortadas que protagonizan situaciones cotidianas. La artista dispone estas figuras en ensamblajes compuestos a partir de marcos de madera. Estos dispositivos actúan como fragmentos de un universo particular que no sólo se ve, sino que también interviene en el mundo real del espectador. Insertando planos de color hechos con papel y jugando con la ubicación de las figuras dentro de los cantos internos de los marcos, Bicalho establece diversos niveles de profundidad; también integra los bordes externos, e incluso, las paredes adyacentes.

De este modo, la artista logra contar una historia en la que las figuras parecen cobrar vida. Ese juego entre realidades visuales y simulaciones plásticas alude juguetonamente a las estrategias representativas, y al mismo tiempo, hace emerger la poderosa magia que se oculta en la llaneza de lo común.

La exposición reunió trabajos recientes relativos a los elementos expresivos y a los materiales usados en las artes visuales. Está conformada por cuatro conjuntos que tratan temas sobre la pintura, la línea, el papel y el vacío.

En las obras sobre la pintura, por ejemplo, las diminutas figuras de Bicalho ponen de relieve que no existe diferencia entre la pintura artística y la de «brocha gorda», y que las maravillas que surgen de un plano al que se aplica color son válidas para cualquier formato. Bicalho también juega con la plasticidad líquida del pigmento, haciendo que manchas de color hechas con papel recortado, parezcan derramarse o extenderse fuera de los límites del cuadro.

Para la exhibición la artista realizó ensamblajes tridimensionales utilizando cajas de acrílico transparente, lo que le permitió contar historias donde la viscosidad del pigmento ―lograda utilizando yeso― cobra relevancia: un pintor que cae de cabeza dentro de una masa de color, o una niña que trata de agarrar un poco de pintura que cae, utilizando un pequeño tobo.

Por otra parte, Bicalho utiliza pliegos de papel en los que una figurita levanta una de las esquinas para narrar situaciones cargadas de sutil poesía. Asimismo, los planos de papel o madera ―que ante sus diminutas figuras se hacen inmensos― le sirven para expresar el vacío y el silencio, en representaciones en las que la soledad pasa a ser un espacio de encuentro fructífero con nosotros mismos. También la artista explora la expresividad de la línea, subrayando su poder dinámico direccional y la elocuencia que su gramática mínima logra en la creación de espacios y dimensiones.

La obra de KK Bicalho encanta y conmueve no sólo por la maestría artesanal de sus acabados, su inteligente compresión de lo representativo, o el equilibrio que logra entre lo poético y lo reflexivo, sino por sus contenidos cargados de optimismo que nos conectan con la gracia sencilla e infinita de la experiencia humana de habitar el mundo.

OBRA DE KK BICALHO, SIN TÍTULO, 2023