Papel Literario

Seis poemas de Carmen Verde Arocha

por El Nacional El Nacional

Tú me estás viendo

[Primera versión]

Revisas unas hojas de papel

(tu mano derecha descansa en la barbilla)

Tal vez sea el examen de un alumno

Quizás el boceto de un poema

Siento el ruido de papel apretado en el puño

Y la historia de un dolor tu dolor

acallado con el tiempo

No puedo sostenerte la mirada si te hablo

Ni tampoco cuando te quedas en mis ojos

como si estuvieras suplicándome

que te deje entrar

y quedarte el tiempo necesario

para hacer una plegaria juntos

interrumpida porque esa sensación

de frío en las piernas

se hace tibia y te pide

que salgas erguido a recorrer los bosques

aunque prefieras el mar

Piensas que tomas mis manos

queriendo que yo responda tus dudas

Crees

el silencio es absoluto

Pero este poema ha de ser palpable y mudo

como vuelo de pájaros

Veo las montañas pasar de un lado a otro

Un coro anuncia

cómo tu deseo viene a cerrarme con tu aliento

Tú estás del lado norte del río

En esta ciudad que nombran

desde hace años Caracas

un lugar que ha perdido hasta los huesos

Tus pies muy blancos ¿dónde están?

¿Se volverían frágiles por tanta caricia mía?

Deseo ocultarme dentro de esta miel

huir del silencio de los carros

o de la súplica del amolador

anunciando la primavera

Aunque estemos juntos un día o un siglo

insistimos en avivar el fuego blanco

Y el apetito apenas despierta

en nuestros cuerpos

**

Tú me estás viendo

[Segunda versión]

Tú me estás viendo

amarte muy adentro

Quiero que veas

los árboles de Acacia

la Cañafístola

las flores de Amapola

en los meses de marzo abril y mayo

Quiero que veas

el brillo de oro que atraviesa

una vez en nuestras vidas

Tu cabeza de guerrero      Tu linaje de rey

Tú me estás viendo

Me deseas y todo pasa

**

El carruaje

                         Parece una vieja capilla

                         quebrada

                                                                     a punto de caerse

                         ―Cuidado te cortas

Dijo el hombre adentro del espejo o del carruaje

                         La muchacha ve una gota caer

Amar siempre es una ofrenda

**

Halagos

La Madera con sabor a miel canta:

―Definir el carácter o no hay boda

Bordados artesanales del gusto

la madre y la suegra lo piden

La desposada con matices

de champagne en las mejillas

pinceladas de duraznos en los labios

Cordeles trenzados en hilos de plata

halagos al futuro marido

Las formas las líneas y el horror

por cuenta de la novia

Nadie pregunta por el corte sirena del vestido

Ni tampoco cómo se siente

Ni por qué llora tan sola

Hace siglos llegaron las mujeres al Castillo

¿Cómo devolverlas a la tierra?

Aun predominan aplicaciones

broches bordados en plata

La seda el tul la muselina

para el escote

Oraciones a Nefertiti a la Virgen María

a Cleopatra y Afrodita

hacen las pequeñas ignorantes

que quieren ir al Castillo

Mi sugerencia      vayamos todas al Castillo

aunque sea una vez en nuestras vidas

**

Halagos

[Variación]

El cielo se arrodilla

No conocemos otro lugar a dónde ir

¿O sí?

Mujeres guerreras disfrazadas de hombres

escapan de los barcos

Las embarazadas

creen van a parir hijos de reyes

En el Castillo con los brazos abiertos

¿quiénes esperan a las mujeres?

Van de primero

la noche los reyes el viento

hasta el hierro hace su esfuerzo y entra

Una vez que llega la novia

                                         las puertas se cierran

**

La concubina

[Segunda versión]

―El amor

Siempre lo sueño

con un pájaro en los dientes

y el aire eleva

una a una sus plumas

                             Esto ocurre en el alma

_____________________________________________________________________________

Canción gótica

Carmen Verde Arocha

Gisela Cappellin Ediciones

Caracas, 2017