Stefania Mosca (Caracas, 1957 – 2009)
En su obra abordó el ensayo, la crónica, el cuento y la novela. La memoria y el olvido (1986), Seres cotidianos (1990), Banales (1993), Mi pequeño mundo (1996), El Circo de Ferdinand (2006), Mediáticos (2005) y El suplicio de los tiempos (1999) se encuentran entre sus libros más reconocidos.
Escogemos nueve textos de Mediáticos, dos de Seres cotidianos y una de El suplico de los tiempos, para así tomar cuenta de esta escritora con rebordes de “prosista poética” femenina, tropical-europea, plena de irónica trascendencia.
-Caribbean Hotel
No pueden mirar el guaguancó ni el sabor de la piña ni el viento y el sol saturando colores en mi retina débil de origen mediterráneo.
Nada saben de sentimientos ni de la muerte ni de San Juan.
No recuerdan haber padecido una historia de galeones y piratas y exterminio.
Queda una perla, dos. Pero eso tampoco demuestra nada aquí, in the Caribbean Hotel.
-Estrella Polar
No puedo creerlo. Parece mentira: El Norte, tampoco el norte es la dicha.
-Destino
Supe mi destino anticipadamente y no pude alcanzarlo. Saber lo que somos no da ni quita nada. Finalmente solo podemos vivir lo que vivimos. Cada espacio de materia requiere al menos el doble de su misma cantidad en vacío. Ni puedo distinguir si el pasajero del último vagón requiere nuevos indicios. Yo solamente busco mi pasado allí, con esas versiones de lo que aconteció. Juego a tener una vida propia, a hilar la historia de los sentidos. Una historia, un argumento y sus consecuencias.
¿Y el cielo? ¿Acaso el color del cielo no es importante?
-Abeja Reina
HACER MIEL. ALGO TAN DULCE, no puede hacerle daño a nadie. Y, sin embargo, la opresión, la servidumbre, el yugo, la tiranía, todo por la perfección del panal, por la dulce sustancia que nutre y embellece el desayuno de los hombres.
-Azalea
EXPANSIVA INERCIA DE LO VIVO. Ella sigue floreciendo. Indiferente a tanta muerte, también floreciendo.
-Sin título
POCO PIENSA UNA MUJER ANTE EL ESPEJO. Solo desea. Hacia el vacío.
-Día siguiente
VUELVE LA DICHA de haberlo olvidado todo.
-Regresión
QUIEN SOY YO ALLÍ. Una mujer sola. ¿Existe? Nadie me nota. No valgo, soy huérfana: no tengo padre ni marido.
Un trago, por favor. Y que no sea en el Lee Hamilton. Ahí no dejan sentarse a las mujeres en la barra.
-Indiana Jones
-MIRA ESTA TIERRA-le dije-, el principio eterno. Es el mundo como siempre ha sido. El jardín. El mundo sin nombre.
-No- me respondió hierático-, solo es Kenia.
-Altísimo
Subo a la cima. Ellos suben tras de mí, las alcanzo la cuerda, les doy ánimo, invento símbolos, una forma de fe. Es pesado el camino en la punta.
(Aunque) los rezagados, los desertores que suben por el atajo, también tienen razón. Subamos, pues, sin los brazos, con aliento de peces, por lo subyacente; como topos insignes que perdieran sus modales, su licenciosa manera de desvanecerse.
-No maten a los gatos
La gata está bien. Ha tenido buen embarazo. Bastante largo además de inconveniente. Ahora los gaticos, las pulgas, la campaña pro-venta de los gaticos… Todo un Calvario.
Lo más fácil sería sacrificarlos, uno a uno como piedras contra el barranco. Pero son grises y tienen unas rayitas blancas en las patas. Son mulliditos… Así se mantiene la decencia en nuestros días.
-Borde 2
Si eres mujer estás fuera. Si has nacido en el tercer mundo estás afuera. Si vives “por debajo del paralelo treinta y cinco” estás afuera.
Pero he allí los dolores que proporciona vivir en la imagen, no puedo sino percibir al todo. Al planeta. Y es cosa harto sabida que desde Irene Sáez, todas las Miss Universo han sido venezolanas.
El mundo existe y lo veo desde el borde. Pertenezco a una periferia. Una periferia como la nuestra que tiene la cruel particularidad de no verse a sí misma. Ni apreciarse ni protegerse. Cuidar es querer decía la campaña famosa de Petróleos de Venezuela abriendo la puerta de los ochenta. Cuidar es querer. Y cuidar es apreciar, respetar, valorar, ver. El que mira tiene el atributo de totalizar la conciencia del cuerpo.
Y el cuerpo es el primer territorio que debemos ocupar.