Por ELÍAS CANETTI
Dios mismo le mandó la serpiente a Adán y Eva, y todo dependía de que no lo delatara. Este animal venenoso le ha sido fiel a Dios hasta el día de hoy (1942).
Siempre que se mira fijamente un animal, pareciera que hay un humano adentro burlándose de uno (1942).
Los animales no imaginan que les ponemos nombres. O sí se lo imaginan, y es por eso que nos temen (1942).
…que empezamos a ser humanos desde que domesticamos perros, … lo que nos otorga un sordo saber… (1942).
Es impensable lo peligroso que será el mundo sin animales (1943).
Si se pudiera descomponer a cada ser humano en todos sus animales, tranquilizarlos a todos y ponerse de acuerdo con ellos (1943).
Cuando sepamos más de los animales nos serán más cercanos. Cuando nos sean tan cercanos como en los mitos más antiguos ya no habrá casi animales (1943).
Schadenfreude al imaginar que los animales nos podrían sobrevivir (1945).
…la escritura más antigua que el humano leyó son las huellas, son anotaciones rítmicas… (1946).
¿Tienen menos miedo los animales porque viven sin palabras? (1949).
Un sueño es como un animal, pero uno desconocido, y no se distinguen todos sus miembros. La interpretación es una jaula, pero el sueño nunca está adentro (1951).
La estatua más hermosa del ser humano sería la de un caballo cuando ha tumbado a su jinete (1955).
Desde que he visto caminar a un guepardo he sucumbido a la embriaguez del caminar. Todo lo bello corporal se experimenta primero ante animales. Si no existieran animales, nadie sería hermoso (1956).
Solo los San sienten la gacela ausente cuando piensan en ella, saben lo que es pensar en un ser que no es ellos (1956-57).
P.A. Talbott cuenta de un caracol que grita y de otro que brinca (1957-59).
Los pensamientos pensados primero en un idioma vuelan como aves rapaces en el original, traducidos al idioma nuevo lo hacen como murciélagos (1962).
Las serpientes como guías del camino (1962).
Allí tienen las serpientes como ancestros y mueren por su mordedura (el mordisco de los ancestros es mortal) (1962).
La oscura mujer caballar… siente las palabras como piedras en la cara… no siente un amor propio demasiado exagerado, pero puede estar sola con los caballos (1963).
Mudos lo maldicen los animales con los que adorna sus pensamientos. (1965) Animal feroz de dolor y tristeza, el ser humano (1966).
Los animales son más curiosos y raros que nosotros porque viven la misma cantidad de experiencias pero no las pueden decir. Un animal que habla es un humano (1966).
Los nuevos descubrimientos sobre animales son posibles porque hemos perdido la soberbia de creernos los supremos ante Dios. Más bien resulta que somos los ínfimos de Dios, somos los verdugos de su mundo (1966).
Somos más dependientes de los animales que ellos de nosotros: ellos son nuestra historia, nosotros su muerte. Cuando ya no existan los reinventaremos con mucho esfuerzo a partir de nuestros recuerdos (1966).
Un ser humano que conoce todos los animales que es él mismo (1967).
Lo que más tienen en común animales y humanos es el amor.
La muerte se volvió otra cosa con el humano, quien se ha apropiado de ella y por eso carga con ella. La relación de la muerte con el amor es estética. Que por ello se ha llegado a valorar la muerte es el pecado, uno de los peores, del amor e inexpiable (1968).
Un dios que fuese como todos los animales pero nunca como un humano (1969).
Culpa como karma es soberbia humana para con los animales …
Los animales no quieren el alma humana, les espanta, es inflada y fea. Prefieren su propia y grácil pobreza y antes que ser devorados por humanos escogerían ser presa de otros animales (1971).
… las tempranas experiencias con animales sin las que no vale la pena vivir una infancia (1974).
Estás obsesionado con los animales. ¿Por qué? ¿Porque ya no son inagotables? ¿Porque los hemos agotado? (1974).
La palabra “animal” —toda la insuficiencia del humano en esta sola palabra— (1978).
En mil años: algunos contados animales de muy pocas especies, raros y adulados como dioses (1980).
Las formas de animales como formas de pensar. Las formas de los animales constituyen el pensar. No conoce su sentido. Excitado pasea por el zoológico y busca sus formas constitutivas (1980).
Poetas, como gaviotas vistas en vuelo, y como gaviotas atroces entre sí. (1980) ¿Qué se acabará primero: los animales o las historias? (1980).
Quien pudiera sentir el miedo del animal más grácil (1981).
Un animal que salva la humanidad de ruina y extinción —Un animal, y qué recuerdos de la humanidad extinta guardaría— (1982).
(El cuello cortado del ganso —el grito ahogado de Soutine ante la sonrisa del carnicero— el cuadro del cadáver del buey —el grito permanece—) (1982).
Para torturar serpientes los niños las meten en un saco con cal viva y agregan agua; el siseo de las serpientes mientras sufren el suplicio de la incineración los niños lo llaman “la risa de las serpientes” (1983).
Debe conservarse y alimentarse la esperanza que toda alma tenga valor no solo por sí misma sino, y de una forma imprevisible, también para otros, y quizás hasta para todas las demás…
La migración de las almas, si está asociada a un karma, tiene algo determinado, ninguna de las transformaciones que vienen es libre, es una continua imposición fragmentada hacia el futuro. Pero lo maravilloso para el ser humano, lo imperdible de la verdadera transformación, es su libertad. Como una transformación, una metamorfosis hacia todo, y en toda dirección, es posible, no puede prevenirse cuál se dará realmente. Se está en una encrucijada que se abre a miles de direcciones y nunca se sabe —y es lo importante— cuál se escogerá.
La naturaleza planificadora del ser humano es tardía y forzada que viola su propia naturaleza que es metamórfica (1983).
La riqueza de todos estos animales ¿y un solo principio? (1983).
¡Animales, animales! ¿De dónde los conoces? De todo lo que no eres y quisieras intentar ser (1984).
No tienes ni un solo amigo entre animales, ¿y llamas vida a eso? (1984).
Lo “humano” ya no es un milagro para él. El milagro es lo “animal” (1985).
Un animal con memoria completa —el más precioso de los animales— (1985).
Una alondra-idea (1985).
(Werfel lo llama imitador de voces animales y Canetti le da la razón porque quiere traducir la diferencia y diversidad de los animales al mundo de las voces) (1985).
Las aves bailan cuando vuelan juntas al África, sus ritmos más finos y plenos que los nuestros provienen del golpe de alas. No patean el suelo, golpean el aire que les quiere bien. A nosotros nos odia la tierra (1992).
En nuestro pensamiento los animales deben volver a ser poderosos, como en los tiempos antes de su sumisión y avasallamiento (1992).
Siempre espera que del aliento de los animales se formen palabras nuevas, inauditas. (1992) Piensa en animales como otros en conceptos (1992).
Las voces paganas de los pájaros (1992).
El pensar se aclara cuando se familiariza con las formas de los animales (1992).
Del hecho que los vencejos duermen volando de noche a grandes alturas me conmovió que aún coincidan vuelo y sueño (1992).
Daría años de mi vida si pudiera ser un animal por un corto tiempo (1992).
Ese baile de las grullas —cómo se atreven los humanos a dar un solo paso— (1992).
Utilizar otros corazones, en vez de los de las hienas, los de los caballos. (1992)
Todos los animales extintos. Cuando ya no puedan ver animales, ¿se parecerán más los humanos entre sí? (1992)
La prosperidad del mundo depende de mantener con vida una mayor cantidad de animales. Pero los más importantes son los que no tienen utilidad práctica. Toda especie animal que muere hace menos probable que nosotros vivamos. Solo ante sus figuras y voces podemos seguir siendo humanos. Nuestras transformaciones se desgastan cuando se extingue su origen animal (1992).
Algunos podrán tener un ángel guardián, él un ave guardiana (1992).
Hay algo en los animales que lo tranquiliza, sobre todo en aquellos que lo estimulan a enmudecer (1992).
Los sonidos de las ballenas. En el fondo siento vergüenza al oír los pacíficos sonidos de criaturas que no se pueden defender de nosotros. No solo nos hemos apropiado de su cuerpo, sino también de sus sentimientos para con los suyos, pero como castigo no los comprendemos (1992).
Ciertamente existen animales que se parecen a humanos por su apatía y estupidez. Pero uno tiene la impresión que la apatía de los animales no es realmente tal, y en todo caso es más inocente que la nuestra (1992).
He visto una cabeza de caballo en un cuadro de Munch. Lo salvaje y lo esclavo en uno, por fin sé por que amo tan dolorosamente los caballos (1992).
Lo inalcanzable en animales: como nos ven ellos (1992).
La fuerza de soñar, opina él, esta vinculada a las múltiples figuras de los animales. Con su extinción se avizora el agotamiento y desaparición de los sueños (1992).
Quien habla mucho de los animales se avergüenza de los humanos (1992).
En vez de tener animales se atiene a sus formas. Al menos esas no son asesinadas (1992). Los sentimientos inútiles, como los de los animales antes de morir en el matadero (1992).
Animales, dices. ¿Qué quieres decir? Quieres decir todo lo vivo que amas, porque no lo comprendes (1993).
Una crueldad en ti que siempre has subestimado. Es la crueldad de tu conciencia de la muerte (1993).
Ardilla, mordisqueando y royendo nombres (1993).
Animales domésticos —esperanza bien educada y comportada de metamorfosis— (1993).
Son las formas de los animales, siempre otras, las que uno anhela. Todas las que nunca fueron animales totémicos. Y ya no podrán serlo. Los tiempos de la sacralización de los animales han pasado. Ahora solo podremos ocuparnos de su protección. Es todo, es poco, y sin embargo lo más (1993).
A más que nos separa de los animales, más valiosos, preciosos son (1993).
Conocer el miedo de un animal como si se hubiera sentido de adentro. Quizás es ese el mismo miedo (1993).
¿Y si al final los animales lograran librarse de nosotros? (1993).