Por MIGUEL MARCOTRIGIANO
No escuches
No golpees dentro
El llanto no es real
La verdad se ausenta del poema
Toda la vida llora
en la profundidad del latido
Cada golpe de sangre
reposa en las sienes
No debe ser el corazón
quien diga
escucha lo de más adentro
lo que resuena sin sonido
camina por la sequía
cuando entres al quirófano
que arda la vida
aunque no sople la llama
No digas
No escribas
***
Quita las capas
Des-escama el pez que tienes por corazón
Retira el resto de la piel
verás que no es de plata
que la recubre un metal menos noble
hunde el cuchillo
destripa aparta las vísceras
total
sus ojos ya no brillan
no hay verdad en su mirada
ni en su palabra
Oculta lo que piensas cierto
Ese monstruo es tu reflejo
Imagina para qué sirve ese pez ciego de lo abisal
De tanto nadar en la oscuridad
le da igual lo que vea
cualquier objeto lo piensa profundo y verídico
tanto soñar nubla lo real
y lo real tampoco es
***
Los rezos
Las letanías
En latín la de la voz guía
en español vulgar los seguidores sumisos
en una extraña lengua ancestral
casi humana
(en paralelo)
la de las sombras
Continúa resonando lo oculto
lo que tapa la verdad
lo que evita la develación
No nos fiemos de los poetas
esos que juegan al creador
Les están vedadas las palabras ciertas certeras razonables
pues la mentira es su reino
Los falsos profetas son más comunes de lo que piensas
Abundan
Son legión
***
El cristo negro
al pie de mi cama
se encuentra íngrimo en la blanca eternidad
de la pared
se funde con la nada
deslumbrado por esa
blancura
como una única letra
sobre la página
Lucha por ser la verdad
Pero esta
precisa
de lo no dicho
lo que se arropa en la sombra
mas él es tan elocuente
tan imagen que resalta
***
Ya no recuerdo si el agua
calmaba la sed
sé que la sombra era grata
Esos días de pleno sol
mostraban los espejismos
de las palabras
¿Quién de la familia recuerda ya
al muerto de La Caranta?
¿Sus orientaciones para que el niño sanara?
Llegaba puntual a las 8 p.m.
se sentaba en la mecedora
y hablaba a los dueños de casa
El farmaceuta preguntó
¿quién recetó esa pócima?
¿a quién?
¿con qué fin?
Si administran esto tal como se indica acá
el pequeño será cautivo de las sombras
vendrán por él los duendes
y dejará de ser verdad
los vivos no soportan esta dosis de leyendas
*Miguel Marcotrigiano (1963) es poeta, ensayista, crítico literario, compilador y docente. Los poemas aquí reproducidos pertenecen a Lo oculto, libro recién publicado por la editorial Pre-Textos, España.