Por DANIELA JAIMES-BORGES
Buscando a Alicia
Buscando a Alicia
me tropecé
con un niño en el quinto piso de mi edificio,
con su gato grande que me hablaba
y se dejaba acariciar.
El gato me advirtió que todo pasado
había sido un juego de cartas,
que por mi edad,
no supe defender.
Subimos a lo más alto del edificio
y apareció otro gato,
no, no: era una liebre,
la que aleja de mí su canción
y me pareció festivo,
algo eterno en un minúsculo
paso hacia la verdad,
no me dijo nada más que
—ve, anda.
Conocí niños, muchos niños más
entonces en mi edificio,
y ninguno conocía a Alicia,
apenas me decían que Alicia no era yo,
que rompiéramos el récord
de carreras por las azoteas,
para sentir el aire que sí vuela.
Hicimos maromas,
hasta que un papagayo,
a lo lejos,
descendió al piso,
dándonos sus puntas,
sus brillos de papel vidrioso,
su hilo fino,
su llegada.
Al poco tiempo los niños se fueron.
Me quedé ahí,
frente al papagayo
que encendía una punta
que me llevaría a las estrellas
y ya no era más buscar a Alicia,
era el ascenso
y otra alegría
Desamparada
La desamparada
vive debajo de la mesa,
su familia está comiendo,
hay velitas para su cumpleaños.
La desamparada
espera el abrazo,
sólo perdona al tiempo
porque es el culpable.
La desamparada se ilusiona
cuando en casa alguien le deja pan
en el horno,
hasta que sabe que no era para ella.
La desamparada
construye su casa
en la caridad
de otros,
esa morada de papel
que puede desplomarse
en los pliegues de sus costillas.
La desamparada
está remendada
por el fino hilo de las sobras
que le pudo pelear a un perro.
La desamparada
nunca está sola,
se acompaña de un dulce
que la anestesie de su enfermedad
y de su dolorosa cura.
La desamparada
ya no sabe de fe,
porque la hiel perfuma su sangre.
La desamparada
le dice adiós a todo esto
que es algo que no existe.
Inerte
Inerte el cuerpo
las manos cerradas
como la primera vez que nací,
salivando todo
para darme cuenta
de que el dolor
es algo
que ya no deliro.
Charco
Sirvo un charco a mi lado
lloro,
me levanto,
camino,
recito,
vuelvo.
Hay
más aroma
entre más respiro.
Veo menos
y muero
cuando alguien
olvida
quererme.
*Los poemas aquí publicados pertenecen a Poemas de una niña, recién publicado por El Taller Blanco Ediciones (Colombia, 2021).
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