Por ANI MESTRE
Desvelos
Arrancarme un velo
y otro hasta llegar
al final o al origen
Soy esta
que sostiene la mirada
Hacia atrás
la que al azar remueve
capas de olvido
Soy la que suma
hacia adelante veladuras
acumulándose o cayendo
la que paga el precio por hurgar
para saber dónde va el signo
de interrogación que me persigue
Vendaval
En este silencio grande
de la casa cuando duerme
desde el sur lo oigo desbocado
se revuelca en la sombra
y engulle a ramalazos
la noche y su quietud
Agita su capa
se enrosca en ramas, en árboles
y arremete mientras ruge
Corro, cierro ventanas
aseguro trancas, puertas
la protección que puedo
La que no puedo
queda conmigo aquí
detrás de las persianas
Cansada
De eufemismos, de no llamar
por su nombre a cada cosa
de la vacuidad en las palabras
de vendas, de mordazas que enmascaran
de la falsa alegría, de los indiferentes
alarderos y arrogantes
Cansada de mí y de mis versos
de mis propios duelos y mis pérdidas
de la inevitable decadencia
de no entregarme como la tierra
a la inclemencia o a la sed
Cansada de la arbitraria
medida del tiempo
de la irremediable
fragilidad de mi esperanza
Bandadas
Poemas en archivos digitales
leo en voz alta, me sorprendo
me decepciono, corrijo
reintento fracaso salvo
Cada uno me lleva al momento
exacto en que la imagen
se hizo verso o al hallazgo
de un adjetivo que lo iluminó
Oficio que da tanto cuando
desentierra un dolor dormido
una luz olvidada un olor de infancia
A veces se enredan las palabras
y se escabullen del tema primordial
hasta que cobran cuerpo y música
Ahí está el poema, uno o varios
con sus alas sin plumas replegadas
hasta que deciden abandonar
el capullo de pantallas y teclados
y ser libres en tinta y papel
posarse en una hoja
atarse a otras, tomar un nombre
que los una, buscar un cómplice
lector que los complete
y volar en bandadas
Resta
Un rezongo lejano de rompiente
los mismos pájaros que se llaman y contestan
olor a pasto a sol a casa abierta
pueden lo que yo no puedo:
escapar al tiempo
Tanto se dice del peso de los años
Los años arrancan, vacían
yo los cuento en pérdidas
Orilla de la noche
Abro la ventana
una garganta oscura
ruge por lo bajo
como remordimiento viejo
tironea de la noche
y de su falda negra
se mete sin permiso
hasta en el sueño
y persiste como olor
a flores muertas
a salitre y algas
Turbulenta rompiente
que no puedo apagar
se adueña de los miedos
hasta que aclare
Luz de viernes
La tarde tras las cortinas
blancas de sol y sábanas
deslumbradas
La libertad de no prometerse
un lazo más fuerte aún
parecía
Nostalgia de viernes
apretada contra esta otra
ventana sin luz de atardecer
y menos clara
De pronto ya no tu pecho
sino tu espalda
Dónde está mi madre
En las cejas arqueadas de mi hermana
en un antiguo sillón solemne como ella
en una carpeta de recetas que nunca cocinó
en las cartas que le escribió a mi abuela
en una antigua colección de marfiles
sobre mi escritorio en la sonrisa de su foto
hoy, más presente porque es 30 de octubre
la fecha que la nombra
Cuando corrijo faltas de ortografía es ella quien corrige
en mis diarios de viaje es ella la que escribe
en los modales que les pido a mis nietos
en ese no saber cómo darme por vencida
Está en cada taxi libre que le pido cuando llueve
en iniciales de sus toallas de lino, en dos cuadros
que amo y ella amaba. Está todos los días conmigo
aunque duerme, ya lo he dicho, en el MoMA
entre nenúfares azules de Monet
A cuestas
A Claribel Terré Morell
Qué nos une de esta
nacionalidad, amiga mía
una insularidad natal
incomprendida aquí
donde el mar es pampa llana
y las palabras viborean
en lugar de nuestra incisiva
y desnuda flecha recta
Creciste con la nueva trova
de azules unicornios
yo con la añoranza
de Chirino y Celia
un padre a quien Cuba
se le hacía congoja
en la voz y un carraspeo
de pena en la garganta
Para el tuyo, un sueño
en balas de revolución
y en común, poco más
que el son y una bandera
Cuando tú soñabas con irte
yo soñaba con volver
Ya la esperanza carcomida
hoy seguimos las dos
con nuestra Cuba a cuestas
Caminos
No parpadea el sol aquí en el norte
en estos resecos caminos piedra y polvo
Mira fijo, no duda, arremete a pura sed
se vuelve más perpendicular más despiadado
De la curva asoman dos mujeres
traen caballos de las riendas
¿Adónde van? Buscamos pasto
y al detener el paso los matungos
todo hueso, crines sucias, devoran
hojas secas como astillas de madera
Tres horas cuesta abajo cada día
y al regreso serán cuatro
subir se hace más duro —usté sabe—
No, no sé
Agosto
Nada de cantar la primavera
nada de mariposas bobas bailoteando al sol
ni hablar de prados estúpidamente verdes
Estamos en un invierno rapaz
las veredas invadidas
de vagabundos envueltos en cartón
atrincherados en el sueño
que regala el alcohol barato
Huelen a ropa vieja y grasa
a rata, a pis, a sucio
y la única esperanza
es que se vaya el frío
Quién va a ocuparse de lavarles
la indignidad de la calle
adherida al cuerpo
Buenos Aires
Te hubiera elegido
a pesar de junio,
tus descolores
a pesar de la niebla y el invierno
de tus mendigos nuevos
tus cartoneros, tu desorden
tus veredas desparejas, tu entrevero
de edificios desiguales
Pero me dueles
Me dueles con tu país a cuestas
por tanta frustración
tu prepotencia, tu hoy
¿Te hubiera elegido?
no sé si entonces
—era tan niña—
Pero te elegiría ahora
por tus noviembres jacarandosos
por tus febreros de flores rosas
tus tilos de diciembre
te elegiría ahora por tu gente
porque es también mi gente
que ha hecho mi historia
Porque me abriste a los poetas
porque es aquí donde escribo
donde vivo, amo, añoro
porque me gusta tu cemento
porque te entiendo aunque seas
tan contradictoria
porque te pertenezco
Te elegiría una vez y otras
por las cosas pequeñas
que te hacen mía
*Ani Mestre nació en Cuba. A los 9 años, con sus padres, se inició su exilió en Argentina. Ha hecho estudios de Humanidades y Periodismo, y se ha desempeñado como productora en distintos ámbitos. Los poemas aquí seleccionados pertenecen a su más reciente libro, Desvelos (2023, con ilustraciones de Eduardo Stupía (Editorial Islandia, Argentina). Ha publicado previamente otros tres poemarios: 44 poemas (2004), Entrevoces (2009) y Dormir en el medio (2015).