Por CÉSAR ALEJANDRO CARRILLO
A finales de 1962 Rafael Suárez tuvo la feliz idea de reunirse con cuatro talentosos cantantes para constituir una de las más trascendentales empresas artísticas que se hayan gestado en Venezuela: el Quinteto Contrapunto.
Mucho se ha escrito sobre el Quinteto Contrapunto y sus integrantes, indiscutibles artistas en la historia musical venezolana. Pero poco se ha escrito sobre el impacto de la obra de Rafael Suárez, artífice de tan legendario conjunto vocal fundado hace ya 59 años.
Rafael Suárez y Domingo Mendoza se conocieron en 1956. Ambos se encontraban en Roma por motivos diferentes. Suárez cursaba estudios de composición y dirección orquestal en la Academia Santa Cecilia. De ese encuentro surgió una relación de amistad, sazonada con frecuentes reuniones en las que improvisaban a dos voces sobre canciones orientales venezolanas. Ese mismo año, a la muerte de su padre, Suárez regresa a Venezuela, truncando por un tiempo la relación con Mendoza.
1962
En Cuentos y recuerdos, Mendoza relata que, en 1958, al regresar a Venezuela, decide concretar una vieja idea: la creación de un grupo de cinco voces. Se reúne nuevamente con Suárez, aunque no será sino en 1962 cuando le proponga la creación de un quinteto: Contrapunto.
Los demás integrantes serían Aída Navarro, Morella Muñoz y Jesús Sevillano, provenientes del Orfeón Universitario de la UCV; con una carrera como solista, en el caso de Muñoz. Suárez provenía de la Coral Venezuela, de la cual era subdirector. Aída Navarro sería sustituida por Marina Auristela Guanche, hasta los últimos días del Quinteto; al igual que Sevillano quien, en 1967, emprendió carrera como solista.
1963
En diciembre lanzan su primer disco, Música popular y folklórica de Venezuela. Participaron Aída Navarro, Morella Muñoz, Jesús Sevillano, Rafael Suárez y Domingo Mendoza. Gloris López sustituyó a Muñoz en tres temas: “Maracaibera”, “Flor de loto” y “Amalia Rosa”, participando también en los primeros conciertos y en algunos recorridos de la primera gira por el interior del país.
Un hecho importante ha escapado a la lupa musicológica en Venezuela: todas las fuentes consultadas dan fechas erróneas para los discos; excepto el último, publicado en 1970. Para el primero dan como fecha 1962; pero, según Mendoza, fue a finales de 1963. Esto fue refrendado por López, en entrevista para este artículo:
“Comencé en septiembre de 1963. Aída, gran amiga y compañera del Orfeón Universitario, me invitó a ir a un ensayo. Estaban ensayando Pájaro Tilín. Me quedé muda, no podía creer lo que oía. Me citaron. Fucho [Rafael Suárez] me probó y comenzamos los ensayos. Morella viajó unos cuantos días después. Ya habían grabado casi todo el primer disco y faltaban tres canciones”.
Otro testimonio es el de Sevillano, en un micro televisivo de la serie Encuentro con…, muy popular en los 90:
“El Quinteto Contrapunto fue una obra que causó un hito en la música popular, no solamente en Venezuela sino en toda la América Latina. Lo fundamos conjuntamente con uno de los grandes músicos y extraordinarios hombres que yo he conocido en mi vida como fue Rafael Suárez. Contrapunto se fundó más o menos en el año 62, finalizando, y 63”.
Una investigación mostró que el diario El Nacional publicó, el 15 de diciembre de 1963, un breve artículo (sin firma): “Quinteto Contrapunto grabó selectos aires folklóricos”. En el primer párrafo se lee: “El Quinteto Contrapunto, integrado por voces privilegiadas, acaba de grabar un disco que contiene doce canciones típicas venezolanas”.
Al Quinteto le habría bastado con este único disco para entrar al Olimpo de los dioses. Por fortuna, logró realizar cuatro discos más. A los novedosos arreglos de Suárez, se sumaba la amalgama de sus integrantes. La música venezolana nunca había tenido un tratamiento como el que Suárez le imprimió en sus arreglos; por primera vez, se vestía de pantalones largos y accedía a escenarios que antes le eran ajenos.
Ese disco y las presentaciones en público produjeron un verdadero terremoto en el mundo musical venezolano de entonces. ¡Incluso “Maracaibera” llegó a desfilar por el Hit Parade! El conjunto alcanzó una popularidad comparable solo a la de los grupos de música pop.
1964
A propósito de su primera presentación, cuenta Mendoza:
“El primer contacto real que tuvo el Quinteto Contrapunto con su compromiso fue el domingo 20 de enero de 1964, cuando se presentó en un hervidero de dos mil personas en La Casa del Maestro, en el Barrio Sucre de Barcelona175”.
Es probable que cuando Mendoza dice “el primer contacto real” se refiera a su primer concierto propiamente dicho, de contacto con el gran público, porque El Nacional, el 16 de diciembre de 1963, reseña un recital en el Museo de Bellas Artes, en el marco de la VI Feria de Navidad que organizaba la Sociedad de Amigos del Museo de Bellas Artes: “Magnífica la interpretación del conjunto vocal, para deleite de la gran cantidad de público que colmó el salón de la Feria de Navidad”. En la foto se puede apreciar al conjunto: Aída Navarro, Gloris López, Jesús Sevillano, Domingo Mendoza y Rafael Suárez. Según testimonio de López, esta fue la primera presentación pública de Contrapunto.
Precedidos del éxito de su primer disco, realizan esta presentación en Barcelona, enmarcada en una gira nacional, a fin de ir generando expectativas en Caracas, donde el conjunto culminaría su periplo. Cuenta Mendoza:
“Finalmente, cantamos en el Aula Magna de la Universidad Central el 26 de junio de ese mismo año, […] habíamos repasado el país de arriba abajo y de este a oeste con más de cien presentaciones, […]. Las crónicas de prensa de esa época de cruzadas registran el entusiasmo con que el país nos recibió en cada una de esas fiestas de intercambio de emociones y compenetración mutuas”.
También verificamos, no solo la fecha de ese concierto, sino también la de los posteriores discos. El 25 de junio de 1964, un día antes del concierto, El Nacional titula: “Nuevas grabaciones folklóricas del Quinteto Contrapunto”. “El brillante conjunto vocal-instrumental ha editado el segundo disco y ofrecerá mañana un recital en el Aula Magna”. Música popular y folklórica de Venezuela, Vol. 2 también fue fechado erróneamente como de 1963. Su fecha correcta es junio de 1964. Reseña El Nacional:
“Uno de los fenómenos más importantes que dentro de la creación musical venezolana se ha producido en estos últimos años ha sido la aparición del Quinteto Contrapunto […]. El Quinteto Contrapunto ofrecerá mañana un concierto en el Aula Magna […]”.
A finales de ese mismo año, el 4 de diciembre, se encuentra en las páginas de El Nacional un aviso comercial:
Era el tercer disco de Contrapunto —Aguinaldos— fechado erróneamente en 1965. El lanzamiento debió haber sido en noviembre de 1964, dada la fecha de publicación del aviso. Entre diciembre de 1963 y diciembre de 1964, el Quinteto había logrado grabar y publicar tres discos.
Debido al éxito, la empresa Polydor también hizo ese año una edición, en un solo álbum, de sus dos primeros discos. Por ello en el aviso se ofrece un “Album de lujo stéreo”. Ningún artista venezolano había logrado, en menos de un año, reeditar sus discos gracias a su popularidad.
En diciembre de ese año fueron merecedores del Guaicaipuro de Oro, como Conjunto del año. La prensa que cubría la fuente de espectáculos otorgaba este galardón a lo más destacado de la televisión y la radio. Ese mismo año, el primer disco obtuvo el galardón La Estrella de Oro por volúmenes de venta.
1965
14 de junio, El Nacional: “Gira por Europa hará Contrapunto”. La reseña también da cuenta de lo siguiente: “Anuncian que su tercer [sic] long play saldrá al mercado a fines de julio… El disco contendrá, entre otras composiciones: ‘Mare mare’, ‘María Tolete’, ‘Fulía de Cumaná’, ‘La Bella, etcétera”. En realidad, era el cuarto disco, titulado como los anteriores: Música popular y folklórica de Venezuela. Este volumen fue erróneamente fechado como de 1966. La fecha correcta es julio de 1965.
El 26 de julio El Nacional titula: “Contratan en Alemania al Quinteto Contrapunto. El 6 de agosto se presentará en el Aula Magna”. En un párrafo se constata el impacto que el Quinteto había producido en el escenario musical venezolano:
“El Quinteto Contrapunto es el fenómeno musical más valioso […], que ha aparecido desde hace algunos años en nuestro país. Toda una revalorización de las canciones folklóricas nacionales, ha sido realizada con un gran sentido del efecto y de la creación. […] nos ofrecen visiones ‘nuevas’ de viejas canciones. El éxito de estos artistas es internacional”.
Europa les abre sus puertas. Según Mendoza, gracias a un intercambio cultural entre Italia y Venezuela, son seleccionados para representar al país en el viejo continente, extendiendo la gira a otras ciudades: Roma, Hamburgo, Londres, Berlín, Praga y Varsovia.
Algunos juicios críticos de la época testimonian la calidad y la impronta del Quinteto Contrapunto:
- “Excelente” (Vicente Emilio Sojo).
- “Lo mejor que se ha hecho con nuestra música folklórica” (Juan Bautista Plaza).
- “Un grupo cuya afinación, perfección rítmica y talento interpretativo lo coloca en lugar especial dentro del ambiente musical venezolano” (José Antonio Calcaño).
- “La cursilería y el aventurerismo musical están de duelo desde que apareció el Quinteto Contrapunto” (Alí Brett Rodríguez, revista Momento).
- “Al comenzar los primeros compases se detienen todas las conversaciones para escuchar el disco más extraordinario de los que hayamos escuchado” (diario El Mundo).
- “La perfección, el talento y el entusiasmo del Quinteto Contrapunto me han conmovido, desde ya me considero su más rendido admirador” (Edouard van Remoortel, director de la Orquesta Sinfónica de Chicago).
- “Lo considero una excelente concepción de la interpretación de la música folklórica” (Eugene Jochum, director de la Orquesta Sinfónica de Berlín).
1966-1970
Mendoza cuenta que, en 1966, con la salida de Morella Muñoz, ingresó Mariela Valladares. Según testimonio de Gloris López, Elvira Yajure también participó como contralto del Quinteto para ese año.
Luego hay un vacío de más de cuatro años, como testimonian las notas al quinto y último disco, publicado en 1970. “Después de un prolongado silencio de más de 4 años, retorna Contrapunto. La reaparición trae consigo toda la inquietud acumulada en la dilatada ausencia, y este nuevo disco es el modesto saludo del regreso”. Participaron Marina Auristela Guanche, Otilia Rodríguez como contralto, Jesús Sevillano, Domingo Mendoza y Rafael Suárez. Efraín Arteaga, bajo, ingresó en julio de 1970 en sustitución de Domingo Mendoza, y participó en su primer concierto con el Quinteto a las dos semanas de haberse incorporado: “Cuando ingresé a Contrapunto ya había salido Mendoza y el Quinteto había estado inactivo antes de mi llegada”. Quedará para otros investigadores identificar las causas por las cuales el conjunto mantuvo tan “prolongado silencio” y tan “dilatada ausencia”.
1971
Arteaga: “Contrapunto cesó cuando falleció Fucho en septiembre de 1971”. Suárez fallece el 30 de ese mes sin haber cumplido los 42 años.
A la disolución de Contrapunto emergen otros conjuntos: Quinto Criollo, Serenata Guayanesa y, muy especialmente, el Quinteto Cantaclaro, con tres excelentes arreglistas entre sus integrantes: Efraín Arteaga, Felipe Izcaray y Federico Ruiz, su director. Pero como Suárez, no ha habido otro arreglista que haya tratado la música venezolana de raíz tradicional de la manera como él lo hizo, en calidad y cantidad. Muchas canciones de su repertorio se escuchaban por primera vez fuera del contexto donde se originaron, y, de no ser por la labor de rescate y difusión que Suárez y Mendoza asumieron desde el comienzo, probablemente hubiesen caído en el olvido.
La discografía de Contrapunto constituye una cátedra sonora en el tratamiento de los diferentes y numerosos géneros musicales venezolanos que Suárez tuvo a bien arreglar. Sin proponérselo, llevó el oficio de arreglista a un grado de perfección similar al de un compositor serio y cabal. Su obra es referencia obligada para quien desee convertirse en buen arreglista. Muchos aprendimos los primeros arcanos del oficio escuchando sus arreglos.
A la desaparición de Suárez, sus arreglos comenzaron a circular en el ámbito de los coros aficionados de manera casi clandestina. Un repertorio nada complaciente —elaborado para un conjunto dotado de las cualidades y habilidades para abordarlo— comenzó a engrosar los programas de concierto de nuestros coros —signo evidente de su paulatino crecimiento musical—, cuyo interés por trabajar y difundir el legado de Suárez, lo ha salvado de dormir el sueño polvoriento de las gavetas.
Actualmente, la discografía de Contrapunto es de muy difícil adquisición. Por fortuna, en 1999, la Fundación Vicente Emilio Sojo (ahora extinta) inauguró su Colección de Autores Latinoamericanos y publicó, en el Volumen I, la integridad de los arreglos corales de Rafael Suárez.
Hace tiempo Contrapunto no solo debió haber sido declarado Patrimonio Musical de Venezuela, sino que su discografía debería estar a la disposición de todo el público interesado. La memoria de nuestro país es muy frágil. Contrapunto es más que un patrimonio: es un monumento insoslayable de la música venezolana.
El último párrafo del libro de Mendoza es lapidario: “La muerte de Rafael Suárez interrumpió ese sueño, pero en nuestras manos y nuestro espíritu vivirá el privilegio de la gloriosa obra de sus arreglos, verdadero tesoro musical. Paz a su genio creador”.
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